Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | La parte por el todo
Óscar Arce Ruiz

El día que me nacieron

|

Existen fundamentalmente dos maneras de vivir la fe. Algunos las han querido llamar ‘fe creencia’ y ‘fe confianza’. ¿Cuál es la diferencia más notable entre las dos tendencias? Creo que la principal residiría en la manera de encarar la relación con lo absolutamente otro.

Cuando uno cree en un orden superior, entra en un terreno de entrega gratuita. Gratuita con respecto al camino que ha de llevar a un reconocimiento de lo trascendente. Éste es el camino de la religión, tanto en su expresión reglada-jerárquica como en su amplia representación popular.

En cambio, la ‘fe confianza’ supone una senda que incorpora, ya de principio, la necesidad de hacer uso de dos medios para alcanzar el fin. Los instrumentos son la voluntad y la disposición.

Para comprender (elemento esencial para asumir la confianza) es necesario tener primero la voluntad de conocer. Pero el camino no puede limitarse a esto. Si así fuese, la técnica lo sería todo. Es entonces cuando entra en juego la disposición. En este caso el objetivo es abandonar todo objetivo de búsqueda manteniendo la propia búsqueda.

Podría decirse que es similar a encontrar una fuente en la montaña: nadie asegura que el solo hecho de caminar por la montaña sea requisito suficiente para hallar una fuente, pero lo que me atrevo a asegurar yo mismo es que si no se camina por la montaña es claro que no puede encontrarse.

La ‘fe confianza’ es la que profesan las corrientes místicas. Cuando se llega a la fuente, el místico, el asceta, se sabe atravesado por algo infinitamente superior, trascendente y al mismo tiempo parte de este mundo. En ello no es necesario creer, pues sería tan absurdo como creer en la respiración.

En este nivel tan extremadamente sutil de espiritualidad es solamente posible entregarse con confianza absoluta al proceso. Asumiendo que las características genéticas, sociales, accidentales y relacionales no agotan todo lo que es una persona se llega a comprender que uno no nace, sino más bien “le” nacen.

Sólo así se llega a una conclusión que está al alcance de muy pocos: no soy yo quien respira voluntariamente; es la vida quien me respira.

El día que me nacieron

Óscar Arce Ruiz
Óscar Arce
domingo, 27 de abril de 2008, 12:31 h (CET)
Existen fundamentalmente dos maneras de vivir la fe. Algunos las han querido llamar ‘fe creencia’ y ‘fe confianza’. ¿Cuál es la diferencia más notable entre las dos tendencias? Creo que la principal residiría en la manera de encarar la relación con lo absolutamente otro.

Cuando uno cree en un orden superior, entra en un terreno de entrega gratuita. Gratuita con respecto al camino que ha de llevar a un reconocimiento de lo trascendente. Éste es el camino de la religión, tanto en su expresión reglada-jerárquica como en su amplia representación popular.

En cambio, la ‘fe confianza’ supone una senda que incorpora, ya de principio, la necesidad de hacer uso de dos medios para alcanzar el fin. Los instrumentos son la voluntad y la disposición.

Para comprender (elemento esencial para asumir la confianza) es necesario tener primero la voluntad de conocer. Pero el camino no puede limitarse a esto. Si así fuese, la técnica lo sería todo. Es entonces cuando entra en juego la disposición. En este caso el objetivo es abandonar todo objetivo de búsqueda manteniendo la propia búsqueda.

Podría decirse que es similar a encontrar una fuente en la montaña: nadie asegura que el solo hecho de caminar por la montaña sea requisito suficiente para hallar una fuente, pero lo que me atrevo a asegurar yo mismo es que si no se camina por la montaña es claro que no puede encontrarse.

La ‘fe confianza’ es la que profesan las corrientes místicas. Cuando se llega a la fuente, el místico, el asceta, se sabe atravesado por algo infinitamente superior, trascendente y al mismo tiempo parte de este mundo. En ello no es necesario creer, pues sería tan absurdo como creer en la respiración.

En este nivel tan extremadamente sutil de espiritualidad es solamente posible entregarse con confianza absoluta al proceso. Asumiendo que las características genéticas, sociales, accidentales y relacionales no agotan todo lo que es una persona se llega a comprender que uno no nace, sino más bien “le” nacen.

Sólo así se llega a una conclusión que está al alcance de muy pocos: no soy yo quien respira voluntariamente; es la vida quien me respira.

Noticias relacionadas

Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de los que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.

Acaba de fallecer Joe Lieberman, con 82 años, senador estadounidense por Connecticut durante cuatro mandatos antes de ser compañero de Al Gore en el año 2000. Desde que se retiró en 2013 retomó su desempeño en la abogacía en American Enterprise Institute y se encontraba estrechamente vinculado al grupo político No Label (https://www.nolabels.org/ ) y que se ha destacado por impulsar políticas independientes y centristas.

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto