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«Seremos la cuarta potencia europea, y Europa estará orgullosa de tener, por fin, un Estado civilizado en el sur del continente...». A.Mas (enero 2011)

Catalunya empeñada en construir su propio Telón de Acero

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Han sido muchos los personajes que, a través de los siglos, han embarcado a sus naciones en aventuras sin ninguna posibilidad de que consiguieran el éxito que se había prometido. Recientemente, en España, se han dado casos que, por desgracia, han llegado a convertirse en verdaderas amenazas para la vida de los propios españoles; como fue el de Sabino Arana, en el país Vasco, responsable directo de los crímenes cometidos por la banda abertzale ETA (casi 900), que causaron la pesadumbre y desconsuelo de sus familias, sin que nadie medianamente sensato pudiera comprender que, una aspiración de tipo política, fruto de la imaginación calenturienta de un orate, fuera capaz de arrastrar tras su estela, a una parte considerable del pueblo vasco; hasta el punto de que encontrara justificación a los crímenes cometidos en nombre de una causa nacionalista tan absurda.

Fue en el Westminster College de Fulton, Missouri, el 5 de marzo de 1946, donde el político británico Wiston Churchill, pronunció un discurso que produjo una verdadera conmoción política y que es considerado como uno de los momentos clave en el desencadenamiento de la guerra fría, cuando afirmó solemnemente: "Desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente un telón de acero."Todos los pueblos que tuvieron la fatalidad de quedar al lado este de aquella imaginaria línea que separaba las naciones libres de las que estaban bajo el domino comunista, sometidos a los caprichos de la Rusia soviética, bajo el yugo de la policía política, la KGB en Rusia y la Stasi en Alemania Oriental; supieron lo que era vivir en un régimen totalitario, sin libertades individuales, sometidos a la vigilancia continua de los poderes públicos y obligados a soportar una economía dirigida desde las instituciones estatales; con todos los problemas burocráticos y defectos intrínsecos de un régimen socializado, donde los trabajadores carecían de estímulos para producir más y mejor, con salarios bajos y mandos, más preocupados en limitarse a cumplir las órdenes que recibían de los políticos, que de conseguir producciones más altas y de mejor calidad, capaces de competir con las de sus rivales de los países libres de más allá del Telón de Acero.

Catalunya parece dispuesta a dar el salto que han venido preparando durante años. Intenta construir su propio Telón de Acero que la separe de España. Desde las escuelas se han llevado a cabo los lavados de cerebro de la juventud, imbuyéndoles tenazmente que España era la causa de todos los males que afectaban al pueblo catalán; que, desde el gobierno Central, se robaba a la autonomía más industrializada del país; que desde Madrid no se soportaba a los catalanes y que la financiación que recibían del reparto estatal, era muy perjudicial para los intereses de la Generalitat, porque se les exigía que colaborasen en la redistribución de la riqueza, para favorecer a aquellas autonomías más pobres y con menos posibilidades de desarrollo; algo en lo que no estaban conformes ya que, según ellos, los obligaba a recibir menos de lo que ellos aportaban. De ahí que pensaban que, si se separaban de España y asumían su propia administración, saldrían ganando y, como decía el propio señor Mas en enero del 2011: «Seremos la cuarta potencia europea, y Europa estará orgullosa de tener, por fin, un Estado civilizado en el sur del continente...».

Desgraciadamente, quienes tenían la obligación de pararles los pies desde el principio; de aplicar los preceptos de la Constitución recogidos en su Título 8º, no han estado a la altura de las circunstancias ni han sabido medir los tiempos adecuadamente, lo que ha motivado que el último acelerón del nacionalismo catalán les haya pillado a pocos meses de las elecciones legislativas, apenas sin tiempo de poder intentar remedar el error cometido y con la perspectiva de que, a la cuestión soberanista, se le ha superpuesto el factor de la reaparición de un comunismo procedente del sorprendente éxito inicial de unos profesores bolivarianos que supieron tocar la fibra de muchos españoles disgustados por los efectos de la crisis. Aunque el señor Pablo Iglesias y sus simpatizantes parece que ya han entrado en un bache del que les va a ser difícil salir, lo cierto es que en Catalunya y, en especial, en Barcelona, ya han conseguido hacerse con la Alcaldía lo que significa clavar una lanza en pleno territorio de CDC, que no se esperaba que ello sucediera.

El error de A.Mas, pretendiendo quitarle protagonismo al señor Junquera, de preparar una candidatura “Junts pel Si”, en la que han participado varios partidos de distinta ideología política, ahora lo sitúa ante el problema de tener que bregar con sus compañeros de candidatura y, como las elecciones autonómicas catalanas, por mucho que quieran negarlo, fueron un fracaso debido a que el número de catalanes que votaron por el “si” fueron menos que los que votaron por el “no” y los escaños conseguidos por su candidatura no ha alcanzado la mayoría absoluta, tiene que bregar con las diferentes sensibilidades políticas de su lista electoral, donde todos quieren su parte del botín y, al mismo tiempo, tiene que buscar el apoyo del único partido al que puede pedírselo, el CUP, una formación de tipo ácrata que lo primero que exigen es que rompa con el resto de España y con el Gobierno de Madrid, pasándose por alto las leyes españolas y actuando como si ya hubiesen obtenido la independencia.

El muro de acero ya ha empezado a erigirse y el señor Mas, partidario de dar tiempo al tiempo, se ve ante el dilema de: 1º) que sea otro el investido, 2º) aceptar las peticiones de la CUB, en contra de lo que piensan la mayoría de los de CDC, 3º) pretender gobernar en minoría con el apoyo de ERC, pero sin la mayoría absoluta o 4º) Convocar nuevas elecciones autonómicas, lo que supondría tanto como un suicidio político para él o, posiblemente, que se retrase sine díe la investidura del nuevo honorable para intentar llegar al 20 de diciembre ( fecha de las generales) para aprovecharse de la coyuntura, para tomar la decisión que más le favorezca. ¿Puede, en el estado actual del problema catalán, permitirse estar sin gobierno dos meses más? Probablemente se crearía una situación insostenible, que todavía enrarecería más el ambiente, algo que ya está empezando a resultar irrespirable, al menos, para los españoles que vivimos en estas tierras.

Entre tanto, cada día surgen, en Catalunya, nuevas voces que anuncian un cataclismo si se sigue por el camino de la independencia. Hoy ha sido S&P, la agencia de calificación de la deuda, la que ha rebajado la BB (deuda basura) añadiéndole la – de tendencia negativa. Esto pone en serios aprietos a los que afirman que no necesitan a España para atender las necesidades de los catalanes, empezando por el pago de las pensiones, el sostenimiento de la sanidad pública, el pago a los funcionarios y a los proveedores (que les pregunten a las farmacias el tiempo que las han tenido esperando para cobrar las medicinas expedidas por cuenta de la Sanidad pública). Empresarios, banqueros, industriales ya están tomando medidas para el caso de que la amenaza cobrara cuerpo y se llegara a cometer la locura anunciada desde la cúpula de CDC, ERC y todos los partidos que han formado coalición con ellos.

Una cuestión que no acabamos de entender, ¿tiene previsto el gobierno del señor Rajoy la reacción que va a tener el Gobierno que preside y los medios de que se va a valer para impedir que lo que se viene anunciando por los nacionalistas pueda acabar ocurriendo? Más vale que sea así. En todo caso ya han sido muchas las empresas que han abandonado Catalunya por miedo a lo que pueda venir.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, contemplamos entre perplejos y desconcertados como cada día se van cumpliendo etapas que parece que van confirmando que, lo de la independencia de los catalanes, tiene visos de ir en serio. Y, ante esta evidencia, al menos para los que residimos en la autonomía catalana, no tenemos la percepción de lo que está pensando el señor Rajoy al respeto, si es que piensa en ello alguna vez. Es posible que, en lugar de andarse con tantas pamplinas y disimulos, fuera mucho mejor que ya anunciase lo que haría el Estado español en el caso de que, la amenaza catalana, se materializara. Sería muy saludable para muchos catalanes, que ya dicen que no va a pasar nada si declaran la independencia… y para los que pensamos que sí, pudiera ocurrir que pasara.

Catalunya empeñada en construir su propio Telón de Acero

«Seremos la cuarta potencia europea, y Europa estará orgullosa de tener, por fin, un Estado civilizado en el sur del continente...». A.Mas (enero 2011)
Miguel Massanet
domingo, 11 de octubre de 2015, 11:40 h (CET)
Han sido muchos los personajes que, a través de los siglos, han embarcado a sus naciones en aventuras sin ninguna posibilidad de que consiguieran el éxito que se había prometido. Recientemente, en España, se han dado casos que, por desgracia, han llegado a convertirse en verdaderas amenazas para la vida de los propios españoles; como fue el de Sabino Arana, en el país Vasco, responsable directo de los crímenes cometidos por la banda abertzale ETA (casi 900), que causaron la pesadumbre y desconsuelo de sus familias, sin que nadie medianamente sensato pudiera comprender que, una aspiración de tipo política, fruto de la imaginación calenturienta de un orate, fuera capaz de arrastrar tras su estela, a una parte considerable del pueblo vasco; hasta el punto de que encontrara justificación a los crímenes cometidos en nombre de una causa nacionalista tan absurda.

Fue en el Westminster College de Fulton, Missouri, el 5 de marzo de 1946, donde el político británico Wiston Churchill, pronunció un discurso que produjo una verdadera conmoción política y que es considerado como uno de los momentos clave en el desencadenamiento de la guerra fría, cuando afirmó solemnemente: "Desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente un telón de acero."Todos los pueblos que tuvieron la fatalidad de quedar al lado este de aquella imaginaria línea que separaba las naciones libres de las que estaban bajo el domino comunista, sometidos a los caprichos de la Rusia soviética, bajo el yugo de la policía política, la KGB en Rusia y la Stasi en Alemania Oriental; supieron lo que era vivir en un régimen totalitario, sin libertades individuales, sometidos a la vigilancia continua de los poderes públicos y obligados a soportar una economía dirigida desde las instituciones estatales; con todos los problemas burocráticos y defectos intrínsecos de un régimen socializado, donde los trabajadores carecían de estímulos para producir más y mejor, con salarios bajos y mandos, más preocupados en limitarse a cumplir las órdenes que recibían de los políticos, que de conseguir producciones más altas y de mejor calidad, capaces de competir con las de sus rivales de los países libres de más allá del Telón de Acero.

Catalunya parece dispuesta a dar el salto que han venido preparando durante años. Intenta construir su propio Telón de Acero que la separe de España. Desde las escuelas se han llevado a cabo los lavados de cerebro de la juventud, imbuyéndoles tenazmente que España era la causa de todos los males que afectaban al pueblo catalán; que, desde el gobierno Central, se robaba a la autonomía más industrializada del país; que desde Madrid no se soportaba a los catalanes y que la financiación que recibían del reparto estatal, era muy perjudicial para los intereses de la Generalitat, porque se les exigía que colaborasen en la redistribución de la riqueza, para favorecer a aquellas autonomías más pobres y con menos posibilidades de desarrollo; algo en lo que no estaban conformes ya que, según ellos, los obligaba a recibir menos de lo que ellos aportaban. De ahí que pensaban que, si se separaban de España y asumían su propia administración, saldrían ganando y, como decía el propio señor Mas en enero del 2011: «Seremos la cuarta potencia europea, y Europa estará orgullosa de tener, por fin, un Estado civilizado en el sur del continente...».

Desgraciadamente, quienes tenían la obligación de pararles los pies desde el principio; de aplicar los preceptos de la Constitución recogidos en su Título 8º, no han estado a la altura de las circunstancias ni han sabido medir los tiempos adecuadamente, lo que ha motivado que el último acelerón del nacionalismo catalán les haya pillado a pocos meses de las elecciones legislativas, apenas sin tiempo de poder intentar remedar el error cometido y con la perspectiva de que, a la cuestión soberanista, se le ha superpuesto el factor de la reaparición de un comunismo procedente del sorprendente éxito inicial de unos profesores bolivarianos que supieron tocar la fibra de muchos españoles disgustados por los efectos de la crisis. Aunque el señor Pablo Iglesias y sus simpatizantes parece que ya han entrado en un bache del que les va a ser difícil salir, lo cierto es que en Catalunya y, en especial, en Barcelona, ya han conseguido hacerse con la Alcaldía lo que significa clavar una lanza en pleno territorio de CDC, que no se esperaba que ello sucediera.

El error de A.Mas, pretendiendo quitarle protagonismo al señor Junquera, de preparar una candidatura “Junts pel Si”, en la que han participado varios partidos de distinta ideología política, ahora lo sitúa ante el problema de tener que bregar con sus compañeros de candidatura y, como las elecciones autonómicas catalanas, por mucho que quieran negarlo, fueron un fracaso debido a que el número de catalanes que votaron por el “si” fueron menos que los que votaron por el “no” y los escaños conseguidos por su candidatura no ha alcanzado la mayoría absoluta, tiene que bregar con las diferentes sensibilidades políticas de su lista electoral, donde todos quieren su parte del botín y, al mismo tiempo, tiene que buscar el apoyo del único partido al que puede pedírselo, el CUP, una formación de tipo ácrata que lo primero que exigen es que rompa con el resto de España y con el Gobierno de Madrid, pasándose por alto las leyes españolas y actuando como si ya hubiesen obtenido la independencia.

El muro de acero ya ha empezado a erigirse y el señor Mas, partidario de dar tiempo al tiempo, se ve ante el dilema de: 1º) que sea otro el investido, 2º) aceptar las peticiones de la CUB, en contra de lo que piensan la mayoría de los de CDC, 3º) pretender gobernar en minoría con el apoyo de ERC, pero sin la mayoría absoluta o 4º) Convocar nuevas elecciones autonómicas, lo que supondría tanto como un suicidio político para él o, posiblemente, que se retrase sine díe la investidura del nuevo honorable para intentar llegar al 20 de diciembre ( fecha de las generales) para aprovecharse de la coyuntura, para tomar la decisión que más le favorezca. ¿Puede, en el estado actual del problema catalán, permitirse estar sin gobierno dos meses más? Probablemente se crearía una situación insostenible, que todavía enrarecería más el ambiente, algo que ya está empezando a resultar irrespirable, al menos, para los españoles que vivimos en estas tierras.

Entre tanto, cada día surgen, en Catalunya, nuevas voces que anuncian un cataclismo si se sigue por el camino de la independencia. Hoy ha sido S&P, la agencia de calificación de la deuda, la que ha rebajado la BB (deuda basura) añadiéndole la – de tendencia negativa. Esto pone en serios aprietos a los que afirman que no necesitan a España para atender las necesidades de los catalanes, empezando por el pago de las pensiones, el sostenimiento de la sanidad pública, el pago a los funcionarios y a los proveedores (que les pregunten a las farmacias el tiempo que las han tenido esperando para cobrar las medicinas expedidas por cuenta de la Sanidad pública). Empresarios, banqueros, industriales ya están tomando medidas para el caso de que la amenaza cobrara cuerpo y se llegara a cometer la locura anunciada desde la cúpula de CDC, ERC y todos los partidos que han formado coalición con ellos.

Una cuestión que no acabamos de entender, ¿tiene previsto el gobierno del señor Rajoy la reacción que va a tener el Gobierno que preside y los medios de que se va a valer para impedir que lo que se viene anunciando por los nacionalistas pueda acabar ocurriendo? Más vale que sea así. En todo caso ya han sido muchas las empresas que han abandonado Catalunya por miedo a lo que pueda venir.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, contemplamos entre perplejos y desconcertados como cada día se van cumpliendo etapas que parece que van confirmando que, lo de la independencia de los catalanes, tiene visos de ir en serio. Y, ante esta evidencia, al menos para los que residimos en la autonomía catalana, no tenemos la percepción de lo que está pensando el señor Rajoy al respeto, si es que piensa en ello alguna vez. Es posible que, en lugar de andarse con tantas pamplinas y disimulos, fuera mucho mejor que ya anunciase lo que haría el Estado español en el caso de que, la amenaza catalana, se materializara. Sería muy saludable para muchos catalanes, que ya dicen que no va a pasar nada si declaran la independencia… y para los que pensamos que sí, pudiera ocurrir que pasara.

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