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Creemos que las personas cambian, pero no siempre

Las personas no cambian, ¿o sí?

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¡Qué curiosos somos los seres humanos! y qué difíciles a veces. Es posible que algunas veces hayas pensado aquello de “Seguro que va a cambiar”. Lo hacemos muy a menudo. Hoy te hablaré de un pequeño detalle que te habrá costado más de un disgusto profesional y personal: las personas no cambian… ¿o sí?

¿Cómo estás? Es jueves y espero que lleves bien esta mitad de la semana. Yo acabo de aterrizar de un viaje por Palma de Mallorca trabajando un par de días con directivos internacionales de Meliá. Palma es una ciudad que me encanta, por muchos motivos, entre otros porque siempre que estoy por aquí me traigo mi equipaje de running para salir a correr disfrutando las magníficas vistas que te ofrece esta ciudad. Esta mañana, antes de tomar mi vuelo de vuelta a casa, me desperté con esa dicotomía entre si las personas cambian o no, y quería escribir sobre ello.

Creemos que las personas cambian, pero no siempre
No quiero decir que no cambiemos nada, todo lo contrario, cambiamos mucho a lo largo de los años. Nuestros conocimientos, habilidades y actitudes pueden cambiar con el tiempo y nuestro cerebro es plástico y, por lo tanto, adaptable al entorno y al aprendizaje.

Pero la esencia es la esencia. Y en muchas ocasiones lo que queremos cambiar es la esencia. Y eso no cambia.

Tengo pruebas, unas cuantas. He conocido a muchas personas queriendo cambiarlas, queriendo que sean diferentes, que se adapten a lo que yo esperaba de ellas, y eso no ha ocurrido. Seguramente te habrá ocurrido igual a ti. Con una pareja, con un empleado que has contratado, etcétera.

He visto a demasiadas personas que querían cambiar a otras, y se quedaron con las ganas.

Los seres humanos tenemos una gran intuición, muy grande. Y sin embargo la utilizamos muy poco, es decir que buscamos razonamientos que nos den la razón para lo que queremos hacer, en lugar de hacer caso a nuestra maravillosa capacidad intuitiva.

En lo que se refiere a tu intuición ¿porqué no le hiciste caso la primera vez?, ¿Porqué te esperaste a que todo saliera tan mal?

La respuesta es: porque necesitabas algo.

Y cuando necesitas algo con muchas ganas, entonces te da igual lo que te diga tu intuición. Si rompes con tu pareja y buscas pareja urgentemente seguramente acabarás con la persona equivocada. Si tu empresa se queda sin director comercial y necesitas contratar a uno urgentemente, no lo harás igual de bien que si tienes tiempo para hacer este cambio. En el primer caso tendrás necesidad y esa necesidad secuestrará tu capacidad intuitiva.

Lo he visto decenas de veces, esta conversación y similares las he tenido de muchos tipos:

-Director General: Julián (el director comercial) se ha marchado a la competencia, he pensado que Mario podría asumir el puesto.
-César: ¿Qué te hace pensar que Mario lo haría bien?
-Director General: Bueno, es fiel a la compañía, está conmigo desde el comienzo, tiene buena formación…
-César: Creo que Mario no es el perfil que necesita tu empresa y no confío en que se pueda adaptar.
-Director General: Quizás, pero ahora no podemos esperar más. Seguro que en un año está teniendo el desempeño que espero de él.

Un año después Mario es democionado de su nuevo puesto de Director Comercial a su anterior puesto. No ha conseguido resultados. La intuición lo sabía pero la necesidad cegó la vista.

Las personas no cambian demasiado, lo hacen sus cualidades y sólo en algunas ocasiones (después de un esfuerzo y compromiso considerable)

Alguien muy desorganizado no se vuelve organizado en cosa de unos meses.
Una persona poco metódica podrá adquirir ciertos hábitos, pero no cambiará sin un esfuerzo titánico.
Quien es introvertido puede cultivar su faceta extrovertida, pero no puede darle la vuelta a la situación completamente.
La persona agresiva no se vuelve tierna por el hecho de ser papá o mamá.
El descuidado no será una persona atenta en poco tiempo.
El que no escucha ni se preocupa por el otro no conseguirá tener una alta sensibilidad interpersonal gracias a un curso.

Pensamos que las personas van a cambiar, pero no te equivoques, casi nunca lo hacen cuando el tema es serio. Hay una parte que va en el ADN y otra que construímos nosotros (aquí tienes la diferencia), y es realmente complicado cambiar si no existen algunos ingredientes:

Compromiso. Para cambiar tiene que haber un compromiso firme de cambio, es decir tengo que estar plenamente convencido de que me conviene el cambio.
Crisis. Aunque duela, la forma de cambiar más efectiva es a través de una crisis. Cuando uno se rompe es cuando está más susceptible de cambio. Por eso muchas crisis son bienvenidas, porque de otra forma no habría cambio.
Esfuerzo. Cambiar es como crear una nueva identidad de ti mismo. Al cambiar sentimos que dejamos de ser nosotros mismos, por eso nos cuesta tanto cambiar porque inconscientemente es como dejar de existir. Tendrás que enfrentarte a tu propio autosabotaje, a tus ganas de tirar la toalla. Pero si el esfuerzo se mantiene, al final se puede ganar la batalla.

Después de todo, no digo que cambiar no sea posible. Pero no te engañes, en la mayoría de ocasiones esa persona que quieres que cambie, no cambiará.

¿Qué te dice tu intuición? Hazle caso.

Las personas no cambian, ¿o sí?

Creemos que las personas cambian, pero no siempre
César Piqueras
miércoles, 7 de octubre de 2015, 05:38 h (CET)
¡Qué curiosos somos los seres humanos! y qué difíciles a veces. Es posible que algunas veces hayas pensado aquello de “Seguro que va a cambiar”. Lo hacemos muy a menudo. Hoy te hablaré de un pequeño detalle que te habrá costado más de un disgusto profesional y personal: las personas no cambian… ¿o sí?

¿Cómo estás? Es jueves y espero que lleves bien esta mitad de la semana. Yo acabo de aterrizar de un viaje por Palma de Mallorca trabajando un par de días con directivos internacionales de Meliá. Palma es una ciudad que me encanta, por muchos motivos, entre otros porque siempre que estoy por aquí me traigo mi equipaje de running para salir a correr disfrutando las magníficas vistas que te ofrece esta ciudad. Esta mañana, antes de tomar mi vuelo de vuelta a casa, me desperté con esa dicotomía entre si las personas cambian o no, y quería escribir sobre ello.

Creemos que las personas cambian, pero no siempre
No quiero decir que no cambiemos nada, todo lo contrario, cambiamos mucho a lo largo de los años. Nuestros conocimientos, habilidades y actitudes pueden cambiar con el tiempo y nuestro cerebro es plástico y, por lo tanto, adaptable al entorno y al aprendizaje.

Pero la esencia es la esencia. Y en muchas ocasiones lo que queremos cambiar es la esencia. Y eso no cambia.

Tengo pruebas, unas cuantas. He conocido a muchas personas queriendo cambiarlas, queriendo que sean diferentes, que se adapten a lo que yo esperaba de ellas, y eso no ha ocurrido. Seguramente te habrá ocurrido igual a ti. Con una pareja, con un empleado que has contratado, etcétera.

He visto a demasiadas personas que querían cambiar a otras, y se quedaron con las ganas.

Los seres humanos tenemos una gran intuición, muy grande. Y sin embargo la utilizamos muy poco, es decir que buscamos razonamientos que nos den la razón para lo que queremos hacer, en lugar de hacer caso a nuestra maravillosa capacidad intuitiva.

En lo que se refiere a tu intuición ¿porqué no le hiciste caso la primera vez?, ¿Porqué te esperaste a que todo saliera tan mal?

La respuesta es: porque necesitabas algo.

Y cuando necesitas algo con muchas ganas, entonces te da igual lo que te diga tu intuición. Si rompes con tu pareja y buscas pareja urgentemente seguramente acabarás con la persona equivocada. Si tu empresa se queda sin director comercial y necesitas contratar a uno urgentemente, no lo harás igual de bien que si tienes tiempo para hacer este cambio. En el primer caso tendrás necesidad y esa necesidad secuestrará tu capacidad intuitiva.

Lo he visto decenas de veces, esta conversación y similares las he tenido de muchos tipos:

-Director General: Julián (el director comercial) se ha marchado a la competencia, he pensado que Mario podría asumir el puesto.
-César: ¿Qué te hace pensar que Mario lo haría bien?
-Director General: Bueno, es fiel a la compañía, está conmigo desde el comienzo, tiene buena formación…
-César: Creo que Mario no es el perfil que necesita tu empresa y no confío en que se pueda adaptar.
-Director General: Quizás, pero ahora no podemos esperar más. Seguro que en un año está teniendo el desempeño que espero de él.

Un año después Mario es democionado de su nuevo puesto de Director Comercial a su anterior puesto. No ha conseguido resultados. La intuición lo sabía pero la necesidad cegó la vista.

Las personas no cambian demasiado, lo hacen sus cualidades y sólo en algunas ocasiones (después de un esfuerzo y compromiso considerable)

Alguien muy desorganizado no se vuelve organizado en cosa de unos meses.
Una persona poco metódica podrá adquirir ciertos hábitos, pero no cambiará sin un esfuerzo titánico.
Quien es introvertido puede cultivar su faceta extrovertida, pero no puede darle la vuelta a la situación completamente.
La persona agresiva no se vuelve tierna por el hecho de ser papá o mamá.
El descuidado no será una persona atenta en poco tiempo.
El que no escucha ni se preocupa por el otro no conseguirá tener una alta sensibilidad interpersonal gracias a un curso.

Pensamos que las personas van a cambiar, pero no te equivoques, casi nunca lo hacen cuando el tema es serio. Hay una parte que va en el ADN y otra que construímos nosotros (aquí tienes la diferencia), y es realmente complicado cambiar si no existen algunos ingredientes:

Compromiso. Para cambiar tiene que haber un compromiso firme de cambio, es decir tengo que estar plenamente convencido de que me conviene el cambio.
Crisis. Aunque duela, la forma de cambiar más efectiva es a través de una crisis. Cuando uno se rompe es cuando está más susceptible de cambio. Por eso muchas crisis son bienvenidas, porque de otra forma no habría cambio.
Esfuerzo. Cambiar es como crear una nueva identidad de ti mismo. Al cambiar sentimos que dejamos de ser nosotros mismos, por eso nos cuesta tanto cambiar porque inconscientemente es como dejar de existir. Tendrás que enfrentarte a tu propio autosabotaje, a tus ganas de tirar la toalla. Pero si el esfuerzo se mantiene, al final se puede ganar la batalla.

Después de todo, no digo que cambiar no sea posible. Pero no te engañes, en la mayoría de ocasiones esa persona que quieres que cambie, no cambiará.

¿Qué te dice tu intuición? Hazle caso.

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