Por Elisa García Escaño
Han pasado más de treinta años desde que, el doce de julio de 1984, nació Victoria Anna, el primer bebé fruto de la fecundación in vitro en España, que en aquel momento se colocó entre los mejores países del mundo junto con EEUU y Australia en el terreno de las técnicas reproductivas. En estas tres décadas, se ha normalizado la aceptación de estas técnicas, extendiéndose su uso a todos los modelos familiares existentes en la actualidad. La edad de las pacientes que se someten a la FIV también ha aumentado, en concreto un 42,8% de ellas supera los cuarenta años.
Gracias a la evolución y desarrollo de éstas técnicas, se ha multiplicado por tres su tasa de éxito, doblándose el rendimiento reproductivo natural al 20%. De hecho, según los últimos cálculos, cerca de cinco millones y medio de personas han nacido gracias a la intervención de la FIV en diferentes países del mundo. España se sigue manteniendo a la cabeza en la reproducción asistida, llegando a obtener unas tasas de embarazo de hasta el sesenta por ciento, dependiendo de las técnicas aplicadas y el perfil de las parejas. Este dato ha provocado que se haya multiplicado el número de
clínicas de fecundacion in vitro en Madrid, Barcelona y otras capitales españolas, acercando estos métodos de concepción a toda la población y convirtiéndolos en algo más accesible a todo tipo de personas.
No solo se ha registrado un aumento de la eficacia de la FIV, también el control y la seguridad son ahora mayores, reduciéndose los alumbramientos múltiples y controlándose mejor las hiperestimulaciones ováricas. Estudios como el realizado recientemente en Dinamarca con datos de más de 92.000 niños así lo corroboran, los bebés concebidos mediante técnicas de fertilización no tienen mayores tasas de parto prematuro, bajo peso al nacer u otras complicaciones que los concebidos de forma natural. Según los investigadores, los factores que han contribuido al aumento del éxito en este campo son la mejora de las habilidades técnicas en los laboratorios y también en las habilidades médicas de los especialistas, además del desarrollo de los medios de cultivo de embriones.
Aunque no hay que olvidar que se trata de técnicas médicas muy complejas que se suelen aplicar en parejas con problemas de fertilidad y no muy jóvenes, y que en España al no existir un registro nacional sobre reproducción asistida es difícil hacer estudios como el llevado a cabo en Dinamarca, la sensación general de los médicos en nuestro país es la misma que la de los especialistas europeos, la FIV es cada vez más segura tanto para las parejas como para los bebés.