En cuanto a Rajoy, pocos consejos hemos de darle, a pesar de los pésimos asesores de los que se ha rodeado. Físicamente no tiene imagen, aunque es de verbo fluido que cuando se siente firme y moderado, convence a raudales.
Le criticamos el juego tardío que se ha traído con Gallardón, pero asumimos la escasa fiabilidad política del madrileño que le ha salido el tiro por la culata con la maquiavélica cursilona millonaria, Esperanza Aguirre.
El del PP, ha sido imprudente, aunque veraz y realista, en cuanto a lo del contrato de la inmigración. Como él, piensan millones y más millones de españoles. Si yo fuera él, explicaría con claridad su oferta: queremos inmigrantes serios y trabajadores, honestos con los demás, que se integren sin cortapisas para que nuestra sociedad los acepte con los brazos abiertos de la solidaridad. Al mismo tiempo, nuestros gobernantes les ofrecerán las debidas garantías para no caer en la explotación más vergonzosa, de tanto y tantos empresarios españoles de los sectores de los servicios, construcción, industria y agricultura que sin control campean a sus anchas. Piénsese que cerca de 400.000 inmigrantes ilegales trabajan en las obras, que se hacen 484 millones de horas extras de forma irregular y que la inspección de Trabajo de nuestro país está haciendo aguas por lo que respecta al control de unas condiciones de trabajo dignas (jornada, salarios, seguridad y salud laboral, etc.) del extranjero que trabaja. Por lo demás, el contrato que propugnan los populares será papel mojado si su contenido no se ajusta a la realidad, independientemente de que se necesitarán miles de funcionarios para hacerlo efectivo. El PP, ha de ser consciente de que ya existe toda una legislación en materia de extranjeros que no viene cumpliéndose por lo que respecta a los temas de repatriación y de que si llegan al gobierno habrán de afrontar la firma de los dificultosos convenios de repatriación que muchos países eluden.
Por favor, deje a la Iglesia católica en el sitio que ella misma sabe cuidar tan bien. No apostille su defensa, en una sociedad en la que el clero está mal visto por sus abusos continuados y por vender tanto humo y nada más.
En cuanto a ETA, le damos un consejo, pase de esa organización, excepto para pactar seriamente con el Gobierno un frente común y, si un día llega a la presidencia, use para su desaparición las únicas armas que tiene el Estado de Derecho. Acepte el nacionalismo y la pluralidad de unas colectividades que están aquí y ahora. Por lo demás, si gana las elecciones, le vaticino que pronto se verá en las mesas negociando con el PNV y CIU, ya que ERC tiene poco futuro en una Catalunya a la que le está afectando el bolsillo, la marcha preocupante de las empresas y la perdida del protagonismo económico y empresarial.
Que ZP, no sea su obsesión personal. Mire usted, nadie acepta ni se cree, que todo lo que hace un Gobierno sea absolutamente negativo. La ciudadanía no lo digiere. Se está usted tirando piedras a su mismo tejado. No venda miedo, por favor.
Le rogamos, que se olvide de la Ley de Memoria Histórica. Está bien hecha. ZP, ha tenido sensibilidad para esas gentes que padecieron en demasía la ocultación. Tienen su legítimo derecho.
Poco más tenemos que decir. Quizá, incidir en lo de ¡qué lástima que unas elecciones se decidan en unos debates televisivos!
Yo, al final, votaré al más justo con su programa electoral y que prometa menos.
Y no olviden los que debaten, que no deben intentar convencer a sus votantes de siempre, sino convencer con realidades al que vota por impulso. Han de convencer para vencer.
Usando el dicho británico, suerte y buena caza a todos.