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Alicia Martínez

Ante los debates electorales en televisión (I, Zapatero)

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Es lamentable que unas elecciones políticas puedan decidirse mediante unos debates televisivos. Lo que viene a demostrar la visceralidad de muchos de los que votan, que apenas tienen más criterio de opinión que el que se les ofrece durante unas horas en los platós.

España, continúa siendo un país con escasa sensibilidad política, muy dado a la pugna ideológica sin apenas tener conocimiento del mundo de las ideas. En tal sentido, muchos de los que el 9-M van a votar, no tienen solvencia de voto, quizá demasiado voluntarismo o impulso emocional.

Esto que decimos, lo saben muy bien los políticos que, aprovechándose de la emotividad popular -aquello de que el pueblo es sabio es una mera quimera-, cargan sus escopetas para acribillar en TV al adversario. Los programas políticos de los partidos quedan en los pocos cajones de algunos. Eso sí, ganadas las elecciones, se refuta al contrario de que tal o cual cosa estaba en su programa. Entonces, el votante que, ni por asomo ha conocido el programa del vencedor, le bendice al reconocerle el cumplimiento de su palabra. Pero todo queda como en la tramoya de unos cuantos que, a la postre, son los que deciden.

Así las cosas, Zapatero se va a enfrentar a Rajoy y viceversa en la pequeña pantalla. Ambos saben que se la juegan. El que mejor capte la visceralidad del votante que ignora dejadamente las cosas de la política (aunque le afectan hasta el pan que se come), se llevará el gato al agua.

Zapatero, que no es fácil de palabra, usará su mejor imagen física y el tono amable de su compostura. Es importante que no caiga atrapado en las redes del gallego registrador, pues, no olvidemos, que el del PP es persona culta y de ingentes recursos intelectuales.

El del PSOE, debe bajar a lo cotidiano del que vota por impulso y asumir los errores de la legislatura ya que eso otorga firmeza y realidad convincente al político de pro. Todo el mundo conoce aquello de que “Roma no se conquista en un día”. Ahí, precisamente ahí, es donde ZP ha de incidir para evitar que el contrincante ataque la debilidad natural del que gobierna. De la misma forma que no debe echarle a la cara la crisis Gallardón ni entrar al trapo con la instrucción de los obispos ni con el trasnochado binomio de la izquierda y la derecha. En los temas de la Iglesia, si yo fuera ZP, sólo haría referencia al reconocimiento de nuestra laicidad de la que mana el derecho a la libertad de creencias y, en tal sentido, protege la religión, sea cual fuere. No me saldría ni un ápice de tal pensamiento que en absoluto se opone a lo religioso.

En cuanto a lo de ETA -tema cansino donde los haya-, ZP tiene que saber que es una cuestión de la que la gente pasa olímpicamente, independientemente de los afectados directamente y de otros que con su silencio orgulloso le hacen el caldo a la organización vascuence. Si se me permite la expresión, los ciudadanos están hasta los cojones u ovarios de tanta noticia norteña que los periodistas alimentan y hasta les importa un rábano. El del PP, va a intentar machacarle obstinadamente con los consabidos contactos con esa banda sectaria. La respuesta del presidente ha de ser tajante: “He intentado en esta legislatura solucionar un problema que afecta a nuestra sociedad. Humana y materialmente, no existe otra forma de enfrentar el problema que no sea utilizando los únicos caminos que tenemos- usted, yo y cualquier ciudadano- que no son otros que los del diálogo, los contactos previos al mismo, la negociación responsable sin claudicación y el imperio de la ley. No conseguir un resultado óptimo no significa en absoluto el fracaso. El fracaso solo viene con la derrota y, aquí, nuestro Estado de Derecho es el ganador, mientras que ETA continúa siendo el verdadero perdedor. Lo fue con Suárez, Felipe González, Aznar y ahora conmigo. No busque usted, señor Rajoy, cinco patas al gato, sólo tiene cuatro “.

Después, el del PP, centrará su ataque lectoral en el “carrito de la compra”. Aquí, el del PSOE, debe ser certero y llamar a cada cosa por su nombre. Explicar, lo más claramente posible, la desaceleración económica que afecta a nuestro país como al resto de otros de nuestro entorno. Lo que no debe hacer es esconder la cabeza bajo el ala, pues, en estos temas, que afectan al bolsillo, las gentes quieren realidades y no cuentos de los políticos. El pan, la leche, los huevos, el consumo… ¿Quo vadis?. ZP tiene que ser honesto y convincente, ya que es donde el gallego va a disparar con su mejor puntería.

Por lo que toca al tema de los inmigrantes, el leonés, ha de ser muy cauto y sabedor de lo que piensan los que votan. Como en el tema de ETA, el votante normal pasa de la inmigración si no es para el comentario general de que está hasta la coronilla de tanto foráneo que viene a nuestro país a traer más pobreza y delincuencia, quitar puestos de trabajo y hasta prostituir el propio mercado laboral, sometiéndose a los salarios ínfimos que los españoles no están dispuestos a aceptar.

Hasta las putas de siempre, más profesionales y ordenadas, están hasta el moño de tanta rumana ejerciente o de la culona sudaca de turno que están dando al traste con tan antigua profesión. No ataque, señor Zapatero, por ese contrato que impulsarán los populares pues no les falta su punto de razón. Nuestra inmigración es mala, de nula cualificación profesional, inculta, bastante delincuente y que está jodiendo el mercado de trabajo. No sea usted demagogo, querido Zapatero, pues, de una u otra forma, habrá que afrontar su reciclaje y controlar los abusos de entrada y permanencia. No se le ocurra atacar por lo del contrato racista o xenófobo, rancio o lo que sea, pues una gran mayoría de los españoles piensan y opinan que o controlamos la inmigración o tenemos que emigrar nosotros. ZP, sabe también que, ni Sarkozy ni Merkel, le van a permitir que no se controle seriamente al inmigrante en salvaguarda de los intereses y valores patrios y del entorno de la UE.

En fin, señor Zapatero, estos son los temas que le interesan al que va a votar. Ahí se decide su permanencia. No intente aplacar a todos o vender el mismo tractor a cinco personas distintas. No juegue a quedar bien con todos y no recurra a lo demócrata que es usted ni a la proclamación de sus valores. Estamos en democracia y esa lección la conocemos, la damos por bien sabida. También, Rajoy, obviamente. Afronte cuestiones reales, asuma sus fracasos y sea optimista con prudencia. No nos gustan los políticos soñadores o voluntaristas. Si sigue nuestras recomendaciones, usted continuará en la Moncloa, pero enfréntese a los problemas reales para que usted tenga credibilidad.

Ante los debates electorales en televisión (I, Zapatero)

Alicia Martínez
Alicia Martínez
jueves, 14 de febrero de 2008, 03:20 h (CET)
Es lamentable que unas elecciones políticas puedan decidirse mediante unos debates televisivos. Lo que viene a demostrar la visceralidad de muchos de los que votan, que apenas tienen más criterio de opinión que el que se les ofrece durante unas horas en los platós.

España, continúa siendo un país con escasa sensibilidad política, muy dado a la pugna ideológica sin apenas tener conocimiento del mundo de las ideas. En tal sentido, muchos de los que el 9-M van a votar, no tienen solvencia de voto, quizá demasiado voluntarismo o impulso emocional.

Esto que decimos, lo saben muy bien los políticos que, aprovechándose de la emotividad popular -aquello de que el pueblo es sabio es una mera quimera-, cargan sus escopetas para acribillar en TV al adversario. Los programas políticos de los partidos quedan en los pocos cajones de algunos. Eso sí, ganadas las elecciones, se refuta al contrario de que tal o cual cosa estaba en su programa. Entonces, el votante que, ni por asomo ha conocido el programa del vencedor, le bendice al reconocerle el cumplimiento de su palabra. Pero todo queda como en la tramoya de unos cuantos que, a la postre, son los que deciden.

Así las cosas, Zapatero se va a enfrentar a Rajoy y viceversa en la pequeña pantalla. Ambos saben que se la juegan. El que mejor capte la visceralidad del votante que ignora dejadamente las cosas de la política (aunque le afectan hasta el pan que se come), se llevará el gato al agua.

Zapatero, que no es fácil de palabra, usará su mejor imagen física y el tono amable de su compostura. Es importante que no caiga atrapado en las redes del gallego registrador, pues, no olvidemos, que el del PP es persona culta y de ingentes recursos intelectuales.

El del PSOE, debe bajar a lo cotidiano del que vota por impulso y asumir los errores de la legislatura ya que eso otorga firmeza y realidad convincente al político de pro. Todo el mundo conoce aquello de que “Roma no se conquista en un día”. Ahí, precisamente ahí, es donde ZP ha de incidir para evitar que el contrincante ataque la debilidad natural del que gobierna. De la misma forma que no debe echarle a la cara la crisis Gallardón ni entrar al trapo con la instrucción de los obispos ni con el trasnochado binomio de la izquierda y la derecha. En los temas de la Iglesia, si yo fuera ZP, sólo haría referencia al reconocimiento de nuestra laicidad de la que mana el derecho a la libertad de creencias y, en tal sentido, protege la religión, sea cual fuere. No me saldría ni un ápice de tal pensamiento que en absoluto se opone a lo religioso.

En cuanto a lo de ETA -tema cansino donde los haya-, ZP tiene que saber que es una cuestión de la que la gente pasa olímpicamente, independientemente de los afectados directamente y de otros que con su silencio orgulloso le hacen el caldo a la organización vascuence. Si se me permite la expresión, los ciudadanos están hasta los cojones u ovarios de tanta noticia norteña que los periodistas alimentan y hasta les importa un rábano. El del PP, va a intentar machacarle obstinadamente con los consabidos contactos con esa banda sectaria. La respuesta del presidente ha de ser tajante: “He intentado en esta legislatura solucionar un problema que afecta a nuestra sociedad. Humana y materialmente, no existe otra forma de enfrentar el problema que no sea utilizando los únicos caminos que tenemos- usted, yo y cualquier ciudadano- que no son otros que los del diálogo, los contactos previos al mismo, la negociación responsable sin claudicación y el imperio de la ley. No conseguir un resultado óptimo no significa en absoluto el fracaso. El fracaso solo viene con la derrota y, aquí, nuestro Estado de Derecho es el ganador, mientras que ETA continúa siendo el verdadero perdedor. Lo fue con Suárez, Felipe González, Aznar y ahora conmigo. No busque usted, señor Rajoy, cinco patas al gato, sólo tiene cuatro “.

Después, el del PP, centrará su ataque lectoral en el “carrito de la compra”. Aquí, el del PSOE, debe ser certero y llamar a cada cosa por su nombre. Explicar, lo más claramente posible, la desaceleración económica que afecta a nuestro país como al resto de otros de nuestro entorno. Lo que no debe hacer es esconder la cabeza bajo el ala, pues, en estos temas, que afectan al bolsillo, las gentes quieren realidades y no cuentos de los políticos. El pan, la leche, los huevos, el consumo… ¿Quo vadis?. ZP tiene que ser honesto y convincente, ya que es donde el gallego va a disparar con su mejor puntería.

Por lo que toca al tema de los inmigrantes, el leonés, ha de ser muy cauto y sabedor de lo que piensan los que votan. Como en el tema de ETA, el votante normal pasa de la inmigración si no es para el comentario general de que está hasta la coronilla de tanto foráneo que viene a nuestro país a traer más pobreza y delincuencia, quitar puestos de trabajo y hasta prostituir el propio mercado laboral, sometiéndose a los salarios ínfimos que los españoles no están dispuestos a aceptar.

Hasta las putas de siempre, más profesionales y ordenadas, están hasta el moño de tanta rumana ejerciente o de la culona sudaca de turno que están dando al traste con tan antigua profesión. No ataque, señor Zapatero, por ese contrato que impulsarán los populares pues no les falta su punto de razón. Nuestra inmigración es mala, de nula cualificación profesional, inculta, bastante delincuente y que está jodiendo el mercado de trabajo. No sea usted demagogo, querido Zapatero, pues, de una u otra forma, habrá que afrontar su reciclaje y controlar los abusos de entrada y permanencia. No se le ocurra atacar por lo del contrato racista o xenófobo, rancio o lo que sea, pues una gran mayoría de los españoles piensan y opinan que o controlamos la inmigración o tenemos que emigrar nosotros. ZP, sabe también que, ni Sarkozy ni Merkel, le van a permitir que no se controle seriamente al inmigrante en salvaguarda de los intereses y valores patrios y del entorno de la UE.

En fin, señor Zapatero, estos son los temas que le interesan al que va a votar. Ahí se decide su permanencia. No intente aplacar a todos o vender el mismo tractor a cinco personas distintas. No juegue a quedar bien con todos y no recurra a lo demócrata que es usted ni a la proclamación de sus valores. Estamos en democracia y esa lección la conocemos, la damos por bien sabida. También, Rajoy, obviamente. Afronte cuestiones reales, asuma sus fracasos y sea optimista con prudencia. No nos gustan los políticos soñadores o voluntaristas. Si sigue nuestras recomendaciones, usted continuará en la Moncloa, pero enfréntese a los problemas reales para que usted tenga credibilidad.

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