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Lo que un 15 de septiembre sangriento nos dejó

Y después del Toro de la Vega

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Horas después del crimen anunciado y aseguran que legal del Toro de la Vega en Tordesillas hay varias cuestiones que han quedado claras. La mayor parte ya las sabíamos, otras las sospechábamos:

Que son muy pocos los ciudadanos que defienden la continuidad de esta salvajada llamada Torneo a la que si la ética no puede más que condenar, su categoría de tradición en modo alguno puede salvar, tal vez la convierta en más aberrante todavía por ese afán enfermizo y peligroso de querer conservar una locura por el hecho de que su origen date de varios siglos atrás.

Que cada vez son más los que de una forma activa o simplemente expresando su rechazo a esta brutalidad escenificada con una víctima real (varias si contamos a los humanos agredidos por la horda y a la horda herida por el toro), desean ver su inmediata prohibición.

Que todavía siguen siendo demasiados, aunque menos año tras año, los ciudadanos a los que sólo les suscita indiferencia este espectáculo cargado de violencia y por lo tanto no les merece ni su favor ni su reprobación.

Que el Patronato del Toro de la Vega es una organización formada por mentes medievales sumidas en el atraso moral, alentadoras de la ignorancia y de la brutalidad, que impulsan, amparan y ejecutan ideas y actos de índole criminal, aunque en la sociedad que ellos anhelan y protegidos por legisladores de su misma calaña fuesen, sean, conductas autorizadas y protegidas.

Que la guardia civil en Tordesillas, gracias a cuya presencia en otras situaciones similares, hay que reconocerlo, evitaron que los activistas fuesen linchados por los partidarios del espectáculo de maltrato del que se tratase, en esta ocasión han puesto el mismo esmero en registrar a los defensores de animales que acudieron allí que laxitud en lo propio con los lanceros y sus compinches, pues afanados como estaban en rebuscar entre pancartas o camisetas de ‪#‎RompesuelasVIVO se les pasaron por alto los garrotes que estos últimos llevaban y utilizaron para golpear. A humanos, que las lanzas las reservaron para el toro.

Que los periodistas que estaban haciendo su trabajo informando desde el lugar se han llevado la peor parte posiblemente, si exceptuamos a Rompesuelas, de la tendencia a la agresividad de toda esta gente que no duda en defender un espectáculo violento a través de la violencia.

Que los activistas que fueron a Tordesillas son personas pacíficas, porque las palabras, cuando transmiten la necesidad urgente de un mundo mejor, siendo armas no se clavan en los costados, lo hacen en las conciencias, y no provocan hemorragias de muerte sino la reflexión en aquellos cuya moral y corazón no estén como el cuerpo del toro tras las lanzadas: muertos.

Que los lanceros y toda su camarilla de comparsas son personas sin atisbo de compasión, dotados en buena parte de una inteligencia primaria poco mayor que la de los hongos, carentes por completo de la emocional y con una querencia por la violencia con terceros que constituye patología. No parece, en su caso y dada lo enraizada que la llevan, que psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales o neurólogos puedan hacer mucho por cambiarles ese patrón de conducta. Con lo que todo queda en manos de la ley.

Que viendo este año, como otros, declaraciones en medios de comunicación de algunos niños y jóvenes de Tordesillas educados en ese entorno, el comportamiento de los adultos descrito hace un momento está influyendo de un modo trágico, inmundo y puede que irreversible en su formación teniendo en cuenta su vulnerabilidad y semejantes referentes, lo que puede dejarles secuelas para siempre y convertirlos en su madurez en personas que transmitirán a su vez lo que mamaron. Y que lo que dice el Comité de los Derechos del Niño de la ONU al indicar que exponer a los niños a la tauromaquia es una forma de violencia para con ellos, es la pura verdad.

Que el alcalde de Tordesillas es uno de los políticos más nocivos y desalmados que ha visto pasar este país, además de ser uno de los más tarugos: “el toro siente dolor pero no sufre”, (palabras suyas).

Que Pedro Sánchez, líder del PSOE, una de dos: o es un títere sin el menor poder para obligar a un regidor de su partido a no secundar lo que dice que su formación no consiente, o el Toro de la Vega le trae sin cuidado en sí mismo pero le viene de perlas como forma de recabar votos.

Que el PP está encantado con cualquier forma de tortura a toros, da igual lo salvaje que sea, da lo mismo el padecimiento del animal, no importa que quienes la llevan a cabo no ahorren en vehemencia física con quien se les ponga por delante, para ellos es sagrada porque es tradición y no están por la labor de prohibir nada. La Ley Mordaza se les coló sin querer.

Que el lancero que le asestó la última lanzada al toro, Francisco Alcalá "Cachobo", y que aseguró que esa había sido la mejor experiencia de su vida, demuestra lo que hacen durante su existencia, a lo que aspiran estos sujetos y qué se puede esperar de ellos.

Que Mariló Montero es una majadera en el más alto grado de desempeño, pero esto no constituye ninguna novedad.

Que Rompesuelas fue alanceado varias veces y que tuvo una muerte espantosa.

Y que lo que dijo un lancero a caballo al que entrevistaron, “al final nos quitan al toro”, parece estar más cerca que nunca. Ojalá el transcurrir de los días y otras noticias nuevas no diluyan lo que hoy a tanta gente revuelve. Los animalistas no vamos a callar ni a olvidar, nunca lo hacemos, pero necesitamos que aquellas mujeres y hombres, sea cual sea su relevancia, que se sintieron indignados al contemplar las imágenes del Toro de la Vega 2015 en televisión tampoco callen ni olviden, porque ese silencio y amnesia lo único que pueden traer es que esto se vuelva a repetir el segundo martes de septiembre de 2016.

Y después del Toro de la Vega

Lo que un 15 de septiembre sangriento nos dejó
Julio Ortega Fraile
jueves, 17 de septiembre de 2015, 06:15 h (CET)
Horas después del crimen anunciado y aseguran que legal del Toro de la Vega en Tordesillas hay varias cuestiones que han quedado claras. La mayor parte ya las sabíamos, otras las sospechábamos:

Que son muy pocos los ciudadanos que defienden la continuidad de esta salvajada llamada Torneo a la que si la ética no puede más que condenar, su categoría de tradición en modo alguno puede salvar, tal vez la convierta en más aberrante todavía por ese afán enfermizo y peligroso de querer conservar una locura por el hecho de que su origen date de varios siglos atrás.

Que cada vez son más los que de una forma activa o simplemente expresando su rechazo a esta brutalidad escenificada con una víctima real (varias si contamos a los humanos agredidos por la horda y a la horda herida por el toro), desean ver su inmediata prohibición.

Que todavía siguen siendo demasiados, aunque menos año tras año, los ciudadanos a los que sólo les suscita indiferencia este espectáculo cargado de violencia y por lo tanto no les merece ni su favor ni su reprobación.

Que el Patronato del Toro de la Vega es una organización formada por mentes medievales sumidas en el atraso moral, alentadoras de la ignorancia y de la brutalidad, que impulsan, amparan y ejecutan ideas y actos de índole criminal, aunque en la sociedad que ellos anhelan y protegidos por legisladores de su misma calaña fuesen, sean, conductas autorizadas y protegidas.

Que la guardia civil en Tordesillas, gracias a cuya presencia en otras situaciones similares, hay que reconocerlo, evitaron que los activistas fuesen linchados por los partidarios del espectáculo de maltrato del que se tratase, en esta ocasión han puesto el mismo esmero en registrar a los defensores de animales que acudieron allí que laxitud en lo propio con los lanceros y sus compinches, pues afanados como estaban en rebuscar entre pancartas o camisetas de ‪#‎RompesuelasVIVO se les pasaron por alto los garrotes que estos últimos llevaban y utilizaron para golpear. A humanos, que las lanzas las reservaron para el toro.

Que los periodistas que estaban haciendo su trabajo informando desde el lugar se han llevado la peor parte posiblemente, si exceptuamos a Rompesuelas, de la tendencia a la agresividad de toda esta gente que no duda en defender un espectáculo violento a través de la violencia.

Que los activistas que fueron a Tordesillas son personas pacíficas, porque las palabras, cuando transmiten la necesidad urgente de un mundo mejor, siendo armas no se clavan en los costados, lo hacen en las conciencias, y no provocan hemorragias de muerte sino la reflexión en aquellos cuya moral y corazón no estén como el cuerpo del toro tras las lanzadas: muertos.

Que los lanceros y toda su camarilla de comparsas son personas sin atisbo de compasión, dotados en buena parte de una inteligencia primaria poco mayor que la de los hongos, carentes por completo de la emocional y con una querencia por la violencia con terceros que constituye patología. No parece, en su caso y dada lo enraizada que la llevan, que psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales o neurólogos puedan hacer mucho por cambiarles ese patrón de conducta. Con lo que todo queda en manos de la ley.

Que viendo este año, como otros, declaraciones en medios de comunicación de algunos niños y jóvenes de Tordesillas educados en ese entorno, el comportamiento de los adultos descrito hace un momento está influyendo de un modo trágico, inmundo y puede que irreversible en su formación teniendo en cuenta su vulnerabilidad y semejantes referentes, lo que puede dejarles secuelas para siempre y convertirlos en su madurez en personas que transmitirán a su vez lo que mamaron. Y que lo que dice el Comité de los Derechos del Niño de la ONU al indicar que exponer a los niños a la tauromaquia es una forma de violencia para con ellos, es la pura verdad.

Que el alcalde de Tordesillas es uno de los políticos más nocivos y desalmados que ha visto pasar este país, además de ser uno de los más tarugos: “el toro siente dolor pero no sufre”, (palabras suyas).

Que Pedro Sánchez, líder del PSOE, una de dos: o es un títere sin el menor poder para obligar a un regidor de su partido a no secundar lo que dice que su formación no consiente, o el Toro de la Vega le trae sin cuidado en sí mismo pero le viene de perlas como forma de recabar votos.

Que el PP está encantado con cualquier forma de tortura a toros, da igual lo salvaje que sea, da lo mismo el padecimiento del animal, no importa que quienes la llevan a cabo no ahorren en vehemencia física con quien se les ponga por delante, para ellos es sagrada porque es tradición y no están por la labor de prohibir nada. La Ley Mordaza se les coló sin querer.

Que el lancero que le asestó la última lanzada al toro, Francisco Alcalá "Cachobo", y que aseguró que esa había sido la mejor experiencia de su vida, demuestra lo que hacen durante su existencia, a lo que aspiran estos sujetos y qué se puede esperar de ellos.

Que Mariló Montero es una majadera en el más alto grado de desempeño, pero esto no constituye ninguna novedad.

Que Rompesuelas fue alanceado varias veces y que tuvo una muerte espantosa.

Y que lo que dijo un lancero a caballo al que entrevistaron, “al final nos quitan al toro”, parece estar más cerca que nunca. Ojalá el transcurrir de los días y otras noticias nuevas no diluyan lo que hoy a tanta gente revuelve. Los animalistas no vamos a callar ni a olvidar, nunca lo hacemos, pero necesitamos que aquellas mujeres y hombres, sea cual sea su relevancia, que se sintieron indignados al contemplar las imágenes del Toro de la Vega 2015 en televisión tampoco callen ni olviden, porque ese silencio y amnesia lo único que pueden traer es que esto se vuelva a repetir el segundo martes de septiembre de 2016.

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