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Duele tener que afirmar con rotundidad que la propia administración educativa es parte del problema, pero no lo es de la solución

Parte del problema y no de la solución

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Hace tiempo que venimos observando la intención de la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León de eliminar la educación de personas adultas en la comunidad. La mejor prueba de ello es la nula planificación que existe desde los servicios periféricos y desde los servicios centrales. Nunca una administración educativa había hecho tanto daño a los centros y a los usuarios. Otra prueba más de la dejadez y del desprecio a la ciudadanía. A ello se une la preocupación del profesorado de educación de adultos al ver cómo la administración educativa destina a los centros profesorado que no es necesario, mientras prescinde de plazas necesarias; es difícil saber qué criterios sigue, aunque sí se conoce el fin: desmantelar a corto plazo este tipo de centros. Duele tener que afirmar con rotundidad que la propia administración educativa es parte del problema, pero no lo es de la solución.

Solo han interesado este tipo de centros cuando ha habido que sacar las castañas del fuego a la administración educativa, como es el caso de los años en los que la inmigración iba a más. No sería de extrañar que ahora, con la llegada de los refugiados sirios, echaran mano de los centros de adultos, en un intento de dar una imagen positiva que el Gobierno no va a poder dar.

Cada vez que se prescinde de una especialidad necesaria sufre la oferta formativa del centro. Y eso suele ser la tónica habitual; con la crisis, todos los centros educativos han sido maltratados en comunidades como Castila y León y especialmente los que atienden a la población adulta. Sorprende que mientras el Ayuntamiento de Valladolid –y el de otras provincias de la comunidad-- potencia y fomenta esta variante del sistema, la propia administración educativa incumple reiteradamente con sus obligaciones, por dejadez, negligencia, desconocimiento….y porque la foto en prensa solo da para una vez. Por eso se suele decir que la educación no está de moda.

Nos consta que los titulares del servicio periférico de educación conocen perfectamente el tema, pero algunas veces carece de autoridad y capacidad de decisión, convirtiéndose en mera correa de transmisión, con el daño que ello supone. Estos días pasados se han recibido en los centros de adultos innumerables quejas porque la administración educativa no ha destinado profesorado o lo ha hecho mal, según nos decían algunos equipos directivos, hasta el punto de que varios centros han enviado carta al presidente, Juan Vicente, pidiendo la dimisión del actual consejero de educación y de todo su equipo, excepto del señor Sigüenza Molina.

Se están haciendo revisiones del cupo de profesorado para los centros, pero curiosamente ese se hace en función de la matrícula. Ahí radica la torpeza de la administración educativa y de la propia inspección, pues los centros no hacen matrícula para aquellos cursos en los que no se garantiza atención desde el primer día. Y ahí viene la pescadilla que se muerde la cola: si no hay matrícula no se destina profesorado, pero como no se oferta aquello para lo que no hay profesorado, pues la administración se escuda en que no manda profesor/a porque no se justifica la demanda. Es una trampa legal contra los centros, de forma que se justifica la administración de una manera burda, hortera, vulgar y mediocre. Como nos decía un director de un centro de educación de adultos: “Si al inicio de la matrícula no hay profesor de equitación es evidente que no se ofertará equitación”, por poner un ejemplo. ¿Entienden ahora la trampa a la que antes me refería?

No se pueden generar falsas expectativas a la población adulta, porque ésta siempre pide explicaciones puntuales. Y, por otra parte, los equipos directivos no quieren enviar al potencial alumnado a que pida explicaciones al servicio periférico de la provincia o a la propia Consejería de educación, porque saben que los problemas que no resuelvan dichos equipos en los centros, no se los va a resolver nadie. No hay más que consultar el glosario abreviado de términos educativos y comprobar cómo al llegar al término “inspector/a” nos dice que “es aquella persona que siempre tiene un problema para cada solución”.

Parte del problema y no de la solución

Duele tener que afirmar con rotundidad que la propia administración educativa es parte del problema, pero no lo es de la solución
Jesús  Salamanca
sábado, 12 de septiembre de 2015, 06:44 h (CET)
Hace tiempo que venimos observando la intención de la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León de eliminar la educación de personas adultas en la comunidad. La mejor prueba de ello es la nula planificación que existe desde los servicios periféricos y desde los servicios centrales. Nunca una administración educativa había hecho tanto daño a los centros y a los usuarios. Otra prueba más de la dejadez y del desprecio a la ciudadanía. A ello se une la preocupación del profesorado de educación de adultos al ver cómo la administración educativa destina a los centros profesorado que no es necesario, mientras prescinde de plazas necesarias; es difícil saber qué criterios sigue, aunque sí se conoce el fin: desmantelar a corto plazo este tipo de centros. Duele tener que afirmar con rotundidad que la propia administración educativa es parte del problema, pero no lo es de la solución.

Solo han interesado este tipo de centros cuando ha habido que sacar las castañas del fuego a la administración educativa, como es el caso de los años en los que la inmigración iba a más. No sería de extrañar que ahora, con la llegada de los refugiados sirios, echaran mano de los centros de adultos, en un intento de dar una imagen positiva que el Gobierno no va a poder dar.

Cada vez que se prescinde de una especialidad necesaria sufre la oferta formativa del centro. Y eso suele ser la tónica habitual; con la crisis, todos los centros educativos han sido maltratados en comunidades como Castila y León y especialmente los que atienden a la población adulta. Sorprende que mientras el Ayuntamiento de Valladolid –y el de otras provincias de la comunidad-- potencia y fomenta esta variante del sistema, la propia administración educativa incumple reiteradamente con sus obligaciones, por dejadez, negligencia, desconocimiento….y porque la foto en prensa solo da para una vez. Por eso se suele decir que la educación no está de moda.

Nos consta que los titulares del servicio periférico de educación conocen perfectamente el tema, pero algunas veces carece de autoridad y capacidad de decisión, convirtiéndose en mera correa de transmisión, con el daño que ello supone. Estos días pasados se han recibido en los centros de adultos innumerables quejas porque la administración educativa no ha destinado profesorado o lo ha hecho mal, según nos decían algunos equipos directivos, hasta el punto de que varios centros han enviado carta al presidente, Juan Vicente, pidiendo la dimisión del actual consejero de educación y de todo su equipo, excepto del señor Sigüenza Molina.

Se están haciendo revisiones del cupo de profesorado para los centros, pero curiosamente ese se hace en función de la matrícula. Ahí radica la torpeza de la administración educativa y de la propia inspección, pues los centros no hacen matrícula para aquellos cursos en los que no se garantiza atención desde el primer día. Y ahí viene la pescadilla que se muerde la cola: si no hay matrícula no se destina profesorado, pero como no se oferta aquello para lo que no hay profesorado, pues la administración se escuda en que no manda profesor/a porque no se justifica la demanda. Es una trampa legal contra los centros, de forma que se justifica la administración de una manera burda, hortera, vulgar y mediocre. Como nos decía un director de un centro de educación de adultos: “Si al inicio de la matrícula no hay profesor de equitación es evidente que no se ofertará equitación”, por poner un ejemplo. ¿Entienden ahora la trampa a la que antes me refería?

No se pueden generar falsas expectativas a la población adulta, porque ésta siempre pide explicaciones puntuales. Y, por otra parte, los equipos directivos no quieren enviar al potencial alumnado a que pida explicaciones al servicio periférico de la provincia o a la propia Consejería de educación, porque saben que los problemas que no resuelvan dichos equipos en los centros, no se los va a resolver nadie. No hay más que consultar el glosario abreviado de términos educativos y comprobar cómo al llegar al término “inspector/a” nos dice que “es aquella persona que siempre tiene un problema para cada solución”.

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