Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Cristianismo originario | Ser humano

Ha llegado la hora de pensar de forma altruista

|

Las consecuencias de nuestro comportamiento como seres humanos en la Tierra, por ejemplo la destrucción de nuestro medio ambiente, el cambio climático, el derretimiento de los polos y las consecuencias que esto acarreará, han de verse desde una perspectiva mucho más a largo plazo de lo que nos podemos imaginar hoy. Pues incluso la ciencia actual no puede comprender del todo lo que a través de otras fuentes, por ejemplo la profecía para el tiempo actual, nos ha venido manifestando y con ello advirtiendo desde hace casi 40 años. Por ejemplo que las enfermedades tienen que ver con la destrucción del planeta Tierra, y que si a los animales les va mal al ser humano también le irá mal. Por otra parte si destruimos los campos magnéticos de la Tierra, destruimos también nuestro cuerpo. Correlaciones sobre las que deberíamos reflexionar.

El hombre es una parte de la naturaleza, un componente de la Tierra. Por eso para toda persona que piense sensatamente debería ser lógico entender que lo que hacemos a la Tierra, nuestro lugar de origen, nos lo estamos haciendo a nosotros mismos. Por eso es hora de pensar más allá de nuestra propia existencia limitada, pues con nuestra actuación descontrolada influimos en la vida de millones de animales, influimos en el clima, en nuestra propia alimentación y con ello en nuestra salud y enfermedad, y sobre todo influiremos en la vida futura del planeta y de las generaciones venideras.

Una y otra vez escuchamos que las ballenas encallan en las playas, que las aves migratorias pierden su orientación en sus rutas migratorias o que bandadas de insectos se desorientan, comportamientos extraños que vienen provocados por la alteración de los campos magnéticos que sirven a los animales a modo de brújula. ¿Somos acaso conscientes de que ejercemos una enorme influencia sobre todo lo que acontece en la naturaleza, y que sin embargo somos incapaces de corregir las consecuencias?

Sin ir más lejos la energía atómica y el almacenamiento de sus desechos radioactivos está tomando una dimensión que escapa a nuestro control, un problema que se desborda a pesar de que es apenas perceptible para el ciudadano de a pie. Sin embargo tendrá consecuencias por siglos, por milenios o tal vez por millones de años, épocas en las que nuestros descendientes tendrán que sufrir las consecuencias de nuestro egoísmo, falta de altruismo y de sentido común. ¿No es acaso tiempo de pararse, reflexionar y cambiar la hoja de ruta de la humanidad?

Ha llegado la hora de pensar de forma altruista

Vida Universal
viernes, 11 de septiembre de 2015, 06:14 h (CET)
Las consecuencias de nuestro comportamiento como seres humanos en la Tierra, por ejemplo la destrucción de nuestro medio ambiente, el cambio climático, el derretimiento de los polos y las consecuencias que esto acarreará, han de verse desde una perspectiva mucho más a largo plazo de lo que nos podemos imaginar hoy. Pues incluso la ciencia actual no puede comprender del todo lo que a través de otras fuentes, por ejemplo la profecía para el tiempo actual, nos ha venido manifestando y con ello advirtiendo desde hace casi 40 años. Por ejemplo que las enfermedades tienen que ver con la destrucción del planeta Tierra, y que si a los animales les va mal al ser humano también le irá mal. Por otra parte si destruimos los campos magnéticos de la Tierra, destruimos también nuestro cuerpo. Correlaciones sobre las que deberíamos reflexionar.

El hombre es una parte de la naturaleza, un componente de la Tierra. Por eso para toda persona que piense sensatamente debería ser lógico entender que lo que hacemos a la Tierra, nuestro lugar de origen, nos lo estamos haciendo a nosotros mismos. Por eso es hora de pensar más allá de nuestra propia existencia limitada, pues con nuestra actuación descontrolada influimos en la vida de millones de animales, influimos en el clima, en nuestra propia alimentación y con ello en nuestra salud y enfermedad, y sobre todo influiremos en la vida futura del planeta y de las generaciones venideras.

Una y otra vez escuchamos que las ballenas encallan en las playas, que las aves migratorias pierden su orientación en sus rutas migratorias o que bandadas de insectos se desorientan, comportamientos extraños que vienen provocados por la alteración de los campos magnéticos que sirven a los animales a modo de brújula. ¿Somos acaso conscientes de que ejercemos una enorme influencia sobre todo lo que acontece en la naturaleza, y que sin embargo somos incapaces de corregir las consecuencias?

Sin ir más lejos la energía atómica y el almacenamiento de sus desechos radioactivos está tomando una dimensión que escapa a nuestro control, un problema que se desborda a pesar de que es apenas perceptible para el ciudadano de a pie. Sin embargo tendrá consecuencias por siglos, por milenios o tal vez por millones de años, épocas en las que nuestros descendientes tendrán que sufrir las consecuencias de nuestro egoísmo, falta de altruismo y de sentido común. ¿No es acaso tiempo de pararse, reflexionar y cambiar la hoja de ruta de la humanidad?

Noticias relacionadas

La ciudad de Barcelona, en favor de una transformación fantasiosa de sí misma, siempre bajo el paraguas efectista de la ‘sostenibilidad ambiental’, como socorrida coartada ejemplificada en su más que evidente y disruptiva conversión urbanística, se le adivina en su resultado final el poco o nulo interés por conectar con las necesidades vitales de una gran mayoría y en aquellos planeamientos al servicio de las personas.

El ADN de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, contendría la triple enzima trumpista (autocracia, instauración del paraíso neoliberal y retorno al "pensamiento único heteropatriarcal") y asimismo sería una "rara avis" que consigue desarbolar cualquier estrategia opositora que sea mínimamente racional al ser una experta en las técnicas de manipulación de masas.

La inversión de inmuebles en España atrae a muchos extranjeros, por el clima mediterráneo agradable y las múltiples playas por toda su costa, lo que la convierte en un destino muy atractivo para vivir o pasar las vacaciones, esta es la razón de muchos inversores que buscan una segunda residencia o un lugar de retiro.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto