Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Familia y educación
Emili Avilés

Un sincero respeto a los ciudadanos

|

Decíamos en el artículo anterior que urge en las sociedades occidentales una regeneración y un mayor esfuerzo para convivir con quien piensa diferente. Pues todavía más en tiempos electorales se precisa una reflexión. Por ejemplo ante la manifiesta dificultad de ciertos políticos para valorar objetivamente la realidad socioeconómica de nuestro país. En cualquier profesión u oficio ocurre que para solucionar problemas y afrontar proyectos, es imprescindible evaluar con sinceridad la situación. También, cuando algunos gobernantes se ponen huecos ante nuestras objeciones, pidiendo detalles y argumentos, que ya saben y que no quieren oír.

Los ciudadanos de a pie estamos indefensos, en muchas ocasiones, ante los poderes públicos. Importa mucho que, quien nos está pidiendo el voto, tolere bien nuestras críticas y, por ejemplo, no se obstine en negociar con terroristas. La libertad para discrepar ha de quedar siempre protegida. No sólo es cuestión de tolerancia. Es, principalmente, el respeto debido a todos los ciudadanos.

¿En manos de quién estamos? ¿Tan costoso es rectificar? Seguro que todos valoramos la constancia en la lucha por el bien común y la verdad de aquellos políticos que, en algún caso, puedan haberse equivocado.

No hace falta ser Ortega y Gasset para poder exigirlo. Aunque él mismo, hace ya casi medio siglo, dejó escrito:

“De todas las enseñanzas que la vida me ha proporcionado, la más acerba, más inquietante, más irritante para mí ha sido convencerme de que la especie menos frecuente sobre la tierra es la de los hombres veraces. Yo he buscado en torno, con mirada suplicante de náufrago los hombres a quienes importase la verdad, la pura verdad, lo que las cosas son por sí mismas, y apenas he hallado alguno.

¡Y he hallado tan pocos, tan pocos, que me ahogo! Sí: congoja de ahogo siento, porque un alma necesita respirar almas afines, y quien ama sobre todo la verdad necesita respirar aire de almas veraces. No he hallado en derredor sino políticos, gentes a quienes no interesa ver el mundo como él es, dispuestas sólo a usar de las cosas como les conviene”.

No es mi intención generalizar. Sabemos que en todos los lugares podemos encontrar concejales, alcaldes y políticos estupendos que se desviven por el bien común. Pues ya va siendo hora que a la política se incorporen más destacados profesionales, que busquen servir de verdad a todos los ciudadanos.

Por otra parte, nuestra formación intelectual, lejos de consignas automáticas y partidistas, será una buena salvaguarda de la libertad. Entrenarnos en el uso de la razón y las buenas obras supondrá una mejora personal y de toda la sociedad.

La búsqueda del progreso en un orden justo exige un sano espíritu crítico. Pues a ejercerlo. ¡Faltaría más!

Un sincero respeto a los ciudadanos

Emili Avilés
Emili Avilés
viernes, 8 de febrero de 2008, 03:21 h (CET)
Decíamos en el artículo anterior que urge en las sociedades occidentales una regeneración y un mayor esfuerzo para convivir con quien piensa diferente. Pues todavía más en tiempos electorales se precisa una reflexión. Por ejemplo ante la manifiesta dificultad de ciertos políticos para valorar objetivamente la realidad socioeconómica de nuestro país. En cualquier profesión u oficio ocurre que para solucionar problemas y afrontar proyectos, es imprescindible evaluar con sinceridad la situación. También, cuando algunos gobernantes se ponen huecos ante nuestras objeciones, pidiendo detalles y argumentos, que ya saben y que no quieren oír.

Los ciudadanos de a pie estamos indefensos, en muchas ocasiones, ante los poderes públicos. Importa mucho que, quien nos está pidiendo el voto, tolere bien nuestras críticas y, por ejemplo, no se obstine en negociar con terroristas. La libertad para discrepar ha de quedar siempre protegida. No sólo es cuestión de tolerancia. Es, principalmente, el respeto debido a todos los ciudadanos.

¿En manos de quién estamos? ¿Tan costoso es rectificar? Seguro que todos valoramos la constancia en la lucha por el bien común y la verdad de aquellos políticos que, en algún caso, puedan haberse equivocado.

No hace falta ser Ortega y Gasset para poder exigirlo. Aunque él mismo, hace ya casi medio siglo, dejó escrito:

“De todas las enseñanzas que la vida me ha proporcionado, la más acerba, más inquietante, más irritante para mí ha sido convencerme de que la especie menos frecuente sobre la tierra es la de los hombres veraces. Yo he buscado en torno, con mirada suplicante de náufrago los hombres a quienes importase la verdad, la pura verdad, lo que las cosas son por sí mismas, y apenas he hallado alguno.

¡Y he hallado tan pocos, tan pocos, que me ahogo! Sí: congoja de ahogo siento, porque un alma necesita respirar almas afines, y quien ama sobre todo la verdad necesita respirar aire de almas veraces. No he hallado en derredor sino políticos, gentes a quienes no interesa ver el mundo como él es, dispuestas sólo a usar de las cosas como les conviene”.

No es mi intención generalizar. Sabemos que en todos los lugares podemos encontrar concejales, alcaldes y políticos estupendos que se desviven por el bien común. Pues ya va siendo hora que a la política se incorporen más destacados profesionales, que busquen servir de verdad a todos los ciudadanos.

Por otra parte, nuestra formación intelectual, lejos de consignas automáticas y partidistas, será una buena salvaguarda de la libertad. Entrenarnos en el uso de la razón y las buenas obras supondrá una mejora personal y de toda la sociedad.

La búsqueda del progreso en un orden justo exige un sano espíritu crítico. Pues a ejercerlo. ¡Faltaría más!

Noticias relacionadas

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.

El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto