Bueno, ya estamos en setiembre; ya nadie se acuerda de agosto ni de lo que pasó en ese mes. En agosto nunca pasa nada. Usain Bolt ganó los 100 metros lisos, Lina Morgan falleció, Tsipras dimitió y Rajoy dijo algunas tonterías más, como siempre.
Sin embargo, agosto es un mes en el que se dicen cosas que en otros meses no se dirían. Por ejemplo, en agosto aprovecha la DGT para notificar multas que nunca se recibirán, y por tanto, que no serán recurridas, lo que implica la firmeza del acuerdo de las sanciones. También en agosto se publican en los boletines oficiales muchos acuerdos o normas que cuando los ciudadanos quieren recurrirlos, ya ha vencido el plazo para hacerlo y no hay más remedio que tragárselos. Quien dice acuerdos puede decir nombramientos de políticos trepadores de segundo orden que consolidan de esa manera su mamandurria.
Es decir, que en agosto pasan cosas; no muchas, pero sí algunas.
El pasado mes de agosto pasó algo que seguramente será considerado poco importante porque en este país, últimamente, a las cosas importantes se les quita importancia diciendo que son de "humor negro". Véase el caso del concejal Zapata, del ayuntamiento de Madrid, cuyas bromas sobre el holocausto judío no pasan de ser "humor negro" para el juez que tuvo que atender la denuncia correspondiente, el cual la archivó.
Pues bien, en agosto pasó otra cosa que quizá sea simplemente "humor negro", aunque para mí tiene su interés porque delata al protagonista, lo cual es útil para saber con quien nos estamos jugando los cuartos.
Resulta que hay un señor llamado Ignacio Garriga, que es el presidente de VOX en Sant Cugat del Vallés, allá por Cataluña, y es negro; quiero decir, que tiene la piel negra. Al parecer, unos cuantos energúmenos le montaron a Ignacio Garriga una campaña racista denigratoria en Twitter en torno al 19 y 20 de agosto pasado, a la que con gran entusiasmo se sumó el responsable de Podemos en Córdoba Eduardo Muñoz Cañuelo.
Resulta ya indicativo de las pocas ocupaciones útiles de este señor, el que se ponga a seguir una campaña contra un político catalán que no ostenta ningún cargo institucional, pero el tamaño de su cerebro queda de manifiesto cuando el motivo específico de tal seguimiento es participar en una campaña racista y xenófoba contra un hombre de color. Yo, sinceramente, creía que estas cosas solo pasaban en la República Sudafricana en la época del apartheid.
En agosto pasan cosas. Sí, verdaderamente pasan cosas.
La dirección nacional del partido VOX ha estudiado interponer acciones legales contra el energúmeno cordobés. Mi opinión personal es que el juez al que le llegue la denuncia, la archivará casi inmediatamente argumentando que se trata simplemente de "humor negro", que es lo mismo que decirle a la dirección nacional de VOX que no tiene sentido del humor.
Yo no digo que vaya a ocurrir lo que sigue, pero no pocos jueces se asombrarían si, por esos virajes que de vez en cuando da la historia, de pronto los judíos volvieran a ser exterminados o los negros volvieran a ser esclavizados. Por lo pronto, hace pocos días a la presidente de VOX-Cuenca, una chica de 18 años, al grito de “fascista” unos seguidores de Pablo Iglesias hicieron lo que este viene recomendando públicamente, esto es, darle una paliza hasta hacerla quedar inconsciente, con el pómulo roto y diversos traumatismos por todo el cuerpo. Quizá esto forme parte del humor negro.
Probablemente el humor negro de los de Podemos es parecido al de Hugo Chavez cuando llegó al poder en Venezuela, país en el que se dan actualmente 25.000 muertes violentas al año. Yo, realmente, no se qué coño de humor tendrán los jueces en Venezuela, si negro, rojo, verde, azul o violeta; o si acaso se les ha ido a tomar por culo el humor hace años. Realmente, no lo se.