Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Palabras Erectas | Política
Debemos presionar al Gobierno de España y a la Unión Europa para que proporcionen de inmediato un trato humanitario a quienes huyen del hambre y la guerra

El niño de la foto

|

Somos cómplices del horror que viven las personas que con desesperación intentan llegar a territorio europeo. Sin lugar a dudas, lo somos. En esta España nuestra de la crisis, cada cual sortea la penosa situación económica como buenamente puede; algunos, con mucho dolor y sufrimiento. Pero todos somos cómplices a fuer de indolentes, cuando no, indiferentes. Los dramas del exilio y la inmigración pasan a diario por nuestras casas a través de la televisión, la radio e Internet, y ni nos inmutamos.

La noticia se repite periódicamente: varias decenas de personas que huyen del espanto de la guerra de Siria, pierden la vida mientras intentan recorrer a lomos de una embarcación de juguete la distancia que separa Chipre de Grecia. Muchos fallecen por ahogamiento; otros asfixiados en la bodega de un barco, y a los afortunados que consiguen llegar a tierra, no se les ofrece un trato digno en países como Serbia y Macedonia, o como en Hungría, donde se ha construido un muro de alambres.

Tampoco son mejor recibidos los inmigrantes que llegan a territorio europeo huyendo del hambre, que pueden perecer frente a las costas de España o de Italia, o en el interior de un camión frigorífico en Austria. Los hay que ni siquiera pisan territorio europeo, porque para evitarlo son apaleados por las fuerzas del orden en las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla.

Y a pesar de la gravedad de la situación, los jefes de Estado y de Gobierno de los países de la Unión Europea (UE) no se van a reunir para abordar el problema hasta el próximo 14 de septiembre. Lo harán tarde, y seguramente, muy mal, como siempre; por sus obras los conocemos y la experiencia nos dice que la UE se caracteriza por tardar mucho tiempo en adoptar decisiones y muchísimo más en aplicarlas.

Por eso digo que todos nosotros, los ciudadanos de a pie, somos cómplices de lo que está pasando. Sabemos que la Comisión Europea no está por la labor de hacer mucho, como tampoco lo está quien realmente manda en la UE, la señora Merkel. Y luego está lo de Rajoy y su su inexplicable resistencia cicatera a la acogida.

Como ellos no dan el paso, la ciudadanía debe presionar para que lo hagan. A los gobiernos y a los partidos de oposición, porque resulta sorprendente que PSOE, Podemos, C’s, IU, UPyD, Compromís, PNV o la misma Convergencia, no nos hayan llamado a echarnos a la calle para exigir al Gobierno de España y a la UE una actitud solidaria y humanitaria.

Por doloroso que resulte, quizá la terrible imagen de un niño muy pequeño varado en una playa turca tras perecer ahogado, ayude a reaccionar a una sociedad que, por el momento, está más pendiente de mirarse al ombligo que de procurar un alivio solidario a los miles de sirios que huyendo del horror llaman a las puertas de Europa. Si los ciudadanos de España y del conjunto de la Unión somos capaces de soportar semejante imagen sin inmutarnos, estaremos mostrando un muy preocupante grado de degeneración moral. Y por lo tanto, seguiremos siendo cómplices de lo que está ocurriendo. Y es que no se nos debería olvidar que el niño de la foto, aunque con la piel un poco más oscura, era exactamente igual que nuestros niños, y por lo tanto, debería haber tenido los mismos derechos y las mismas oportunidades que reclamamos para los nuestros.

El niño de la foto

Debemos presionar al Gobierno de España y a la Unión Europa para que proporcionen de inmediato un trato humanitario a quienes huyen del hambre y la guerra
Rafa García
jueves, 3 de septiembre de 2015, 06:22 h (CET)
Somos cómplices del horror que viven las personas que con desesperación intentan llegar a territorio europeo. Sin lugar a dudas, lo somos. En esta España nuestra de la crisis, cada cual sortea la penosa situación económica como buenamente puede; algunos, con mucho dolor y sufrimiento. Pero todos somos cómplices a fuer de indolentes, cuando no, indiferentes. Los dramas del exilio y la inmigración pasan a diario por nuestras casas a través de la televisión, la radio e Internet, y ni nos inmutamos.

La noticia se repite periódicamente: varias decenas de personas que huyen del espanto de la guerra de Siria, pierden la vida mientras intentan recorrer a lomos de una embarcación de juguete la distancia que separa Chipre de Grecia. Muchos fallecen por ahogamiento; otros asfixiados en la bodega de un barco, y a los afortunados que consiguen llegar a tierra, no se les ofrece un trato digno en países como Serbia y Macedonia, o como en Hungría, donde se ha construido un muro de alambres.

Tampoco son mejor recibidos los inmigrantes que llegan a territorio europeo huyendo del hambre, que pueden perecer frente a las costas de España o de Italia, o en el interior de un camión frigorífico en Austria. Los hay que ni siquiera pisan territorio europeo, porque para evitarlo son apaleados por las fuerzas del orden en las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla.

Y a pesar de la gravedad de la situación, los jefes de Estado y de Gobierno de los países de la Unión Europea (UE) no se van a reunir para abordar el problema hasta el próximo 14 de septiembre. Lo harán tarde, y seguramente, muy mal, como siempre; por sus obras los conocemos y la experiencia nos dice que la UE se caracteriza por tardar mucho tiempo en adoptar decisiones y muchísimo más en aplicarlas.

Por eso digo que todos nosotros, los ciudadanos de a pie, somos cómplices de lo que está pasando. Sabemos que la Comisión Europea no está por la labor de hacer mucho, como tampoco lo está quien realmente manda en la UE, la señora Merkel. Y luego está lo de Rajoy y su su inexplicable resistencia cicatera a la acogida.

Como ellos no dan el paso, la ciudadanía debe presionar para que lo hagan. A los gobiernos y a los partidos de oposición, porque resulta sorprendente que PSOE, Podemos, C’s, IU, UPyD, Compromís, PNV o la misma Convergencia, no nos hayan llamado a echarnos a la calle para exigir al Gobierno de España y a la UE una actitud solidaria y humanitaria.

Por doloroso que resulte, quizá la terrible imagen de un niño muy pequeño varado en una playa turca tras perecer ahogado, ayude a reaccionar a una sociedad que, por el momento, está más pendiente de mirarse al ombligo que de procurar un alivio solidario a los miles de sirios que huyendo del horror llaman a las puertas de Europa. Si los ciudadanos de España y del conjunto de la Unión somos capaces de soportar semejante imagen sin inmutarnos, estaremos mostrando un muy preocupante grado de degeneración moral. Y por lo tanto, seguiremos siendo cómplices de lo que está ocurriendo. Y es que no se nos debería olvidar que el niño de la foto, aunque con la piel un poco más oscura, era exactamente igual que nuestros niños, y por lo tanto, debería haber tenido los mismos derechos y las mismas oportunidades que reclamamos para los nuestros.

Noticias relacionadas

La ciudad de Barcelona, en favor de una transformación fantasiosa de sí misma, siempre bajo el paraguas efectista de la ‘sostenibilidad ambiental’, como socorrida coartada ejemplificada en su más que evidente y disruptiva conversión urbanística, se le adivina en su resultado final el poco o nulo interés por conectar con las necesidades vitales de una gran mayoría y en aquellos planeamientos al servicio de las personas.

El ADN de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, contendría la triple enzima trumpista (autocracia, instauración del paraíso neoliberal y retorno al "pensamiento único heteropatriarcal") y asimismo sería una "rara avis" que consigue desarbolar cualquier estrategia opositora que sea mínimamente racional al ser una experta en las técnicas de manipulación de masas.

La inversión de inmuebles en España atrae a muchos extranjeros, por el clima mediterráneo agradable y las múltiples playas por toda su costa, lo que la convierte en un destino muy atractivo para vivir o pasar las vacaciones, esta es la razón de muchos inversores que buscan una segunda residencia o un lugar de retiro.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto