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A vueltas con las pensiones

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Si hay algo que me enfurece y exaspera al máximo en esta vida es la injusticia en todas las modalidades posibles. Cuando algo improcedente y aberrante, por secuencias repetitivas en el tiempo y en grado, se convierte en rutinario, no por ello deja de ser maléfico.

Vivimos en una sociedad consumista a la que hemos sido abocados por protocolarios convencionalismos políticos amén de una relajada moralidad y una democracia mal entendida.

La corrupción en grado superlativo que sufrimos en este país, nos hace ver como normal lo que no es y admitir, con o sin derecho al pataleo, que las cosas son como son, sin posibilidad de solución. Evidentemente para erradicar tales males haría falta tener una clase política limpia, preparada intelectualmente, con una pulcritud profesional intachable y dispuesta a llevarlo a cabo. Una utopía. Sin embargo me niego a admitir que no existan personas en la política que obedezcan a estos parámetros. La experiencia, por desgracia, me hace reconocer que hasta la presente, cuando alguien irrumpe en ella con estos valores, rápidamente lo anulan catapultándolo fuera de la misma. Luego existen, pero no los dejan realizarse, ¿Por qué será?

El tema que voy a tratar en este artículo es el de las pensiones, ya hecho por mi en otra publicación, pero entiendo que nunca por mucho es mal año, y si además la difusión es diferente, pues mejor que mejor.

Empezaré haciendo una pregunta, ¿Qué mente privilegiada fue la que puso el límite máximo de las pensiones? Cuando esto se llevó, (Pacto de Toledo, 1995 comenzando a tener efecto en 1996), la carestía de vida era diferente. En el punto 11 habla del mantenimiento del poder adquisitivo ¿Por qué no las ajustan a la actualidad para que proporcionalmente siga siendo lo mismo? No me vale la respuesta de que se ha ido subiendo cada año, este último por ejemplo ha sido de un 0,25%, que no llega ni a 5 €, ni que ahora no hay dinero por la crisis, porque dinero hay, lo que pasa es que está muy mal repartido. Durante el periodo laboral, según el cargo que ocupes y el trabajo a realizar ya te descuentan un porcentaje bien alto para el fondo de las mismas. Veo bien que sea un sistema solidario, lo que no acepto en absoluto es que la solidaridad sea siempre de los mismos. ¿Por qué los que reciben las pensiones de la seguridad social solo pueden percibir una y en caso de viudedad, si uno tiene la suya propia no puede recibir la de su cónyuge, por superar los límites establecidos? Si se ha estado cotizando, se tiene derecho a recibir los emolumentos correspondientes al viudo/a, y vuelvo a la misma respuesta “que no hay dinero”. ¿Por qué todos los de la casta política, digo bien todos, los que son y los que quieren ser, porque ninguno ha metido mano a resolver este contrasentido? Ellos reciben rentas vitalicias y varias pensiones cuando se jubilan, superando con creces, muchas creces, los límites establecidos. Si solo se puede una, pues todos una, y si se pueden más, pues más para todos, que si se supera el límite ya se pagará el IRPF oportuno y me da igual que se cobre de la seguridad social que de empresas privadas. Algunos partidos y sindicatos se les llena la boca de decir “igualdad para todos”, pues venga, empecemos por las pensiones, a igualarnos todos. Que cada uno cobre según haya cotizado y que los viudos/as reciban lo que les correspondan por su pareja aunque se supere el pírrico límite, porque los gastos siguen siendo los mismos, y en algunos casos, muchos, más elevados.

Si una persona que ostenta un cargo público para desempeñar su función necesita tropecientos asesores, señal que no está preparado para tal fin, que lo quiten y pongan a uno que sepa, con lo cual nos ahorramos tantos chupópteros. ¿Para que necesitamos tantos senadores, parlamentarios, directores, subdirectores, jefes de gabinetes, asesores, secretarios, salas y antesalas con todas sus parentelas viviendo a costa solo de unos cuantos, que además son siempre los mismos?. Señores políticos, ustedes solo se ponen de acuerdo para subirse el sueldo ustedes mismos a demanda y conveniencia, por eso todos quieren tocar poder y el que está, no quiere soltarlo, cuando lo quitan de un puesto lo recolocan en otro. Son muchos los sitios donde poder recortar y nadie ha hecho nada, al contrario, cada vez hay más gente viviendo del cuento a costa del erario público.

Tanta corrupción y tanto caradura es de vergüenza. Esto no hay país que lo sostenga.

Este tema no lo he oído en ningún debate político ni en ningún programa tanto de radio como de TV, así, como ya mismo vamos a tener elecciones, sería bueno que alguno se diera por aludido y se hiciera eco de esta situación.

A vueltas con las pensiones

Carmen Muñoz
martes, 1 de septiembre de 2015, 22:00 h (CET)
Si hay algo que me enfurece y exaspera al máximo en esta vida es la injusticia en todas las modalidades posibles. Cuando algo improcedente y aberrante, por secuencias repetitivas en el tiempo y en grado, se convierte en rutinario, no por ello deja de ser maléfico.

Vivimos en una sociedad consumista a la que hemos sido abocados por protocolarios convencionalismos políticos amén de una relajada moralidad y una democracia mal entendida.

La corrupción en grado superlativo que sufrimos en este país, nos hace ver como normal lo que no es y admitir, con o sin derecho al pataleo, que las cosas son como son, sin posibilidad de solución. Evidentemente para erradicar tales males haría falta tener una clase política limpia, preparada intelectualmente, con una pulcritud profesional intachable y dispuesta a llevarlo a cabo. Una utopía. Sin embargo me niego a admitir que no existan personas en la política que obedezcan a estos parámetros. La experiencia, por desgracia, me hace reconocer que hasta la presente, cuando alguien irrumpe en ella con estos valores, rápidamente lo anulan catapultándolo fuera de la misma. Luego existen, pero no los dejan realizarse, ¿Por qué será?

El tema que voy a tratar en este artículo es el de las pensiones, ya hecho por mi en otra publicación, pero entiendo que nunca por mucho es mal año, y si además la difusión es diferente, pues mejor que mejor.

Empezaré haciendo una pregunta, ¿Qué mente privilegiada fue la que puso el límite máximo de las pensiones? Cuando esto se llevó, (Pacto de Toledo, 1995 comenzando a tener efecto en 1996), la carestía de vida era diferente. En el punto 11 habla del mantenimiento del poder adquisitivo ¿Por qué no las ajustan a la actualidad para que proporcionalmente siga siendo lo mismo? No me vale la respuesta de que se ha ido subiendo cada año, este último por ejemplo ha sido de un 0,25%, que no llega ni a 5 €, ni que ahora no hay dinero por la crisis, porque dinero hay, lo que pasa es que está muy mal repartido. Durante el periodo laboral, según el cargo que ocupes y el trabajo a realizar ya te descuentan un porcentaje bien alto para el fondo de las mismas. Veo bien que sea un sistema solidario, lo que no acepto en absoluto es que la solidaridad sea siempre de los mismos. ¿Por qué los que reciben las pensiones de la seguridad social solo pueden percibir una y en caso de viudedad, si uno tiene la suya propia no puede recibir la de su cónyuge, por superar los límites establecidos? Si se ha estado cotizando, se tiene derecho a recibir los emolumentos correspondientes al viudo/a, y vuelvo a la misma respuesta “que no hay dinero”. ¿Por qué todos los de la casta política, digo bien todos, los que son y los que quieren ser, porque ninguno ha metido mano a resolver este contrasentido? Ellos reciben rentas vitalicias y varias pensiones cuando se jubilan, superando con creces, muchas creces, los límites establecidos. Si solo se puede una, pues todos una, y si se pueden más, pues más para todos, que si se supera el límite ya se pagará el IRPF oportuno y me da igual que se cobre de la seguridad social que de empresas privadas. Algunos partidos y sindicatos se les llena la boca de decir “igualdad para todos”, pues venga, empecemos por las pensiones, a igualarnos todos. Que cada uno cobre según haya cotizado y que los viudos/as reciban lo que les correspondan por su pareja aunque se supere el pírrico límite, porque los gastos siguen siendo los mismos, y en algunos casos, muchos, más elevados.

Si una persona que ostenta un cargo público para desempeñar su función necesita tropecientos asesores, señal que no está preparado para tal fin, que lo quiten y pongan a uno que sepa, con lo cual nos ahorramos tantos chupópteros. ¿Para que necesitamos tantos senadores, parlamentarios, directores, subdirectores, jefes de gabinetes, asesores, secretarios, salas y antesalas con todas sus parentelas viviendo a costa solo de unos cuantos, que además son siempre los mismos?. Señores políticos, ustedes solo se ponen de acuerdo para subirse el sueldo ustedes mismos a demanda y conveniencia, por eso todos quieren tocar poder y el que está, no quiere soltarlo, cuando lo quitan de un puesto lo recolocan en otro. Son muchos los sitios donde poder recortar y nadie ha hecho nada, al contrario, cada vez hay más gente viviendo del cuento a costa del erario público.

Tanta corrupción y tanto caradura es de vergüenza. Esto no hay país que lo sostenga.

Este tema no lo he oído en ningún debate político ni en ningún programa tanto de radio como de TV, así, como ya mismo vamos a tener elecciones, sería bueno que alguno se diera por aludido y se hiciera eco de esta situación.

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