La mayoría de las personas no poseemos información precisa sobre cuánto tiempo dura la radioactividad una vez escapada al medioambiente. Los recurrentes informes y estudios realizados en Chernóbil nos sirven para saber que hoy, casi treinta años después del accidente nuclear, aún muchas clases de hierbas y hongos están contaminados en las inmediaciones del escape radioactivo. Incluso en el sur de Alemania hace diez años aún se podían encontrar castañas silvestres y carne de jabalí altamente contaminada por la radioactividad.
Sin embargo existe otra irradiación también invisible y de la que sabemos menos aún: se trata del magnetismo. Sobre esto se dijeron cosas muy interesantes provenientes de otra fuente, por ejemplo a través de la manifestación divina dada a través de Gabriele para el tiempo actual, y esto en una época en la que apenas se sabía nada al respecto. Por ejemplo en el libro ‘Origen y formación de las enfermedades’ se pudo leer hace aproximadamente 25 años lo siguiente: «Los campos magnéticos terrestres traspasan toda la materia, todo organismo, toda planta y toda piedra. Todo lo que hay en la Tierra está sometido a la influencia de los campos magnéticos».
Hoy día se sabe que los campos magnéticos tienen una influencia mucho mayor de lo que se creía sobre los organismos vivos ya sean plantas, animales o personas, mucho más grande que la de todos los campos eléctricos. Un campo magnético débil puede producir en el cuerpo efectos muchos más intensos que un campo eléctrico fuerte. No hay que obviar que cuando suceden perturbaciones importantes en el campo magnético terrestre, aumenta el número de personas que ingresan en centros psiquiátricos y también el de personas que sufren ataques de epilepsia.
Cuando tuvieron lugar las llamadas tormentas geomagnéticas aumentaron los casos de personas con problemas de salud, por ejemplo en el ámbito de las enfermedades circulatorias y cardíacas, en forma de dolores de cabeza, perturbaciones del equilibrio, alteraciones del sueño, aumento de la tensión ocular, etc. Además se observa un aumento de las perturbaciones psíquicas violentas como criminalidad, agresividad, miedo, depresión, falta de concentración y de memoria. De hecho existen estudios publicados en los últimos años que demuestran que durante las tormentas geomagnéticas aumenta la tasa de suicidios.