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Opinión
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“No hay cambios, ni aún de lo peor a lo mejor, sin inconvenientes” S.Johnson

España no es presa para cazadores furtivos

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Que el Parlamento de España ha perdido el empaque de otros tiempos, que los parlamentarios que hoy ocupan sus escaños, en términos generales, carecen de las cualidades que antes se exigía a cualquier “señoría” para ocupar un cargo de tanta importancia para la nación, es algo incontestable, y que mezclados entre ellos, aprovechándose de lo que se podría describir como la manifestación del “populismo” imperante hoy en día en determinadas opciones políticas de nuevo cuño; nutridas de miembros a los que les falta, porque no se la han enseñado ni han querido aprenderla, la educación, el saber estar, la cultura básica o la corrección en el uso del lenguaje; se han ido colando intrusos que pretenden exponer sus ideas, su tendencias, sus fanatismos y sus escasos recursos dialécticos, algunos con graves problemas para expresarse correctamente en castellano; mediante la utilización del lenguaje soez, de las palabras mal sonantes o de las expresiones horteras, como un medio de expresar su desprecio por España, los españoles y los que la están gobernando.

Una muestra de este tipo de parlamentarios que, Dios sabe cómo han conseguido encontrar un escaño que los acoja en la cámara baja de nuestro país; es, sin duda, el señor Juan Tardá, portavoz de ERC que, a falta de mejores dotes, de un aspecto más elegante o de una educación más refinada, se emplea a fondo cuando se le concede la palabra para poner, a su manera, de vuelta y media a todos aquellos que no le aplauden sus separatismo pertinaz y su fanatismo rayano en majadería. Así, señores, nadie se debe extrañar de que, cuando ha tenido que usar su turno en la sesión de discusión de los PGE, haya incurrido como en él es normal en sus tics separatistas, sus intentos de hacer propaganda de lo que, para él, significan las elecciones del 27S y su pretendido sentido chabacano y pueril de la ironía con frases de una gentileza y finura como la que hace referencia al 27S que, según su punto de vista y, al parecer, refiriéndose al señor Montoro, ha afirmado que: “vamos a votar y a darle una patada en el culo, democráticamente”. Ya se sabe que no ofende quien quiere si no quien puede y el señor Tarda, evidentemente, lo único que sabe hacer y mal, es el payaso y el ridículo.

Claro que puestos a decir barbaridades, en lugar de usar su turno de réplica para presentar argumentos, propuestas nuevas o ideas aprovechables para justificar su recurso a la totalidad de los citados presupuestos; se ha olvidado de que se habla de los mismos y que no es el momento adecuado para cargar contra la figura del señor Presidente del Gobierno, cuando el señor Sánchez sabe que, sobre su espalda, pesan las traiciones electorales de su partido que ha pactado con fuerzas políticas tan totalitarias como Podemos y pretenden, en una acción que es el culminante de la hipocresía política, darle lecciones al gobierno del PP de cómo se ha de gobernar y cuales han de ser las medidas económicas y sociales que se han de llevar a término, cuando fue, precisamente, el mismo PSOE quien, con sus políticas populistas y su falta de visión política, condujo a España al borde de tener que ser rescatados por la CE. Escuchar al señor Sánchez en el Parlamento es una verdadera prueba de resistencia para cualquiera que tenga un mínimo de memoria y sentido común, porque, señores, parece que este señor está en condiciones de impartir lecciones a diestro y siniestro de lo que se debe hacer y de quienes deberían ser los encargados de hacerlo sin tener en cuenta que cuando el señor Sevilla habla de “presupuestos ridículos” se le tendría que recordar los que él le recomendó al entonces presidente señor Rodríguez Zapatero, los que condujeron a España al desastre.

Lo que ocurre, señores, es que, empezando por las autonómicas catalanas del 27S, y con vistas a las del mes de Diciembre del corriente año, las legislativas, existe un pacto evidente de los partidos de izquierdas y separatistas, consistente en intentar apartar del gobierno de España al PP, el único obstáculo para que se llevara a cabo una reforma a fondo de la Constitución pactada entre los partidos de izquierdas y los nacionalistas, en la que todos intentarían sacar tajada para arrimar el ascua a su sardina, empezando por los nacionalistas que intentarían ahondar en sus aspiraciones independentistas o las izquierdas de las que, a pesar de lo que puede pensar el señor Sánchez, y sabiendo que está dispuesto a pactar con ellos, los que, de verdad, saldrían ganando (aunque sus perspectivas electorales parece que no avalan sus comienzos espectaculares) debido a que son especialista en fagocitar a quienes pactan con ellos, serían los comunistas de Pablo Iglesias.

Es lógico pensar que, antes de votar de nuevo, el pueblo español debiera plantearse lo que se va a poner en juego. Mal que bien, aunque con errores bastante importante, el PP del señor Rajoy ha cumplido una parte de su programa, la que quizá era más difícil de conseguir y de la que dependía que España tuviera que ser rescatada y ponerse bajo la vigilancia del FMI, el BCE y la Comisión Europea, un equipo que antes se conocía como los “hombres de negro”, o bien pudiera, como ha sucedido, a base de sacrificios, de trabajo, de renuncias y de recortes sociales; evitar el rescate, recuperar la confianza de los inversores foráneos, conseguir que Europa nos vuelva a aceptar como un socio importante, empezar a reducir el desempleo y la reactivación, cada vez más evidente, de nuestra industria, nuestro comercio y nuestras exportaciones de modo que empezamos a ser una nación competitiva en condiciones de poder luchar en buenas condiciones, con el resto de países de nuestro entorno.

La alternativa, esta nueva burbuja que parece que viene atrayendo a una parte del electorado, tiene dos vertientes: la primera, la de que se diera la posibilidad a los catalanes de independizarse, pagando, naturalmente, la deuda que tienen contraída con el Estado español; algo que, al menos en principio, es evidente que no estarían en condiciones de hacer, amén de verse, como ya empiezan a reconocer los dirigentes de CDC, fuera de Europa por un periodo indefinido y hasta que en la CE se diera la unanimidad precisa, en el mejor de los casos, dentro de cinco o seis años, de poderse incorporar siempre que no haya ningún país que ponga el veto. ¿Cómo conseguirían sobrevivir estos años de exclusión, sin posibilidades de financiarse de los bancos europeos o debiendo de pagar tasas, tarifas y aranceles por las importaciones y exportaciones con los que mantuviesen comercio? Esto, teniendo en cuenta que, en la actualidad el comercio con el resto de España supone un 60% de la totalidad de la producción catalana.

La otra vertiente es que, España, acabara en manos de un gobierno de izquierdas. El ejemplo más evidente ha sido el de Syriza, en Grecia, y lo que sucedió con las bravatas del señor Tsipras y sus compañeros de partido y la cruda realidad de lo que ha sucedido después de meses de discusiones, cuando la razón se ha impuesto y, tanto Tsipras como su país, han tenido que aceptar las duras condiciones que les han impuesto los mismos hombres de negro con los que habían jurado que nunca negociarían. ¿Pasaría lo mismo en España, si se tuviera que renegociar la deuda pública española, o los inversores decidieran alejarse de España o se tuviera que regresar a la peseta, porque nos expulsaran del euro, con las posibilidades de tener que acudir al famoso “corralito”?No, sería mucho peor, porque si en el caso de Grecia las cantidades a invertir por los bancos mencionados estaban al alcance de los mismo, si la situación de pre-quiebra se presentara en España, no sería suficiente el esfuerzo de toda Europa para conseguir evitar la catástrofe financiera subsiguiente al impago de nuestros créditos

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, sentimos que, en España, una parte del electorado parece despreocuparse de las consecuencias de una elección equivocada de nuestros futuros gobernantes. No estamos ante unas elecciones en las que nos juguemos entre ser gobernados por el PP o el PSOE, como sucedía en los casos de los anteriores comicios; estamos en una situación en la que podemos seguir el camino que llevamos desde que el PP se hizo cargo del gobierno o, por el contrario, podemos retroceder, y volver a 0, para iniciar una nueva aventura en manos de quienes nos prometen que, prescindiendo de Europa podemos alcanzar una situación de bienestar o bien, aceptando las imposiciones de Europa, en este caso más duras, en cuyo caso vamos a tener que vivir todos peor. Pero eso sí, mandados por unos neocomunistas bolivarianos que, sin duda, nos van a poner las cosas difíciles.

España no es presa para cazadores furtivos

“No hay cambios, ni aún de lo peor a lo mejor, sin inconvenientes” S.Johnson
Miguel Massanet
miércoles, 26 de agosto de 2015, 22:07 h (CET)
Que el Parlamento de España ha perdido el empaque de otros tiempos, que los parlamentarios que hoy ocupan sus escaños, en términos generales, carecen de las cualidades que antes se exigía a cualquier “señoría” para ocupar un cargo de tanta importancia para la nación, es algo incontestable, y que mezclados entre ellos, aprovechándose de lo que se podría describir como la manifestación del “populismo” imperante hoy en día en determinadas opciones políticas de nuevo cuño; nutridas de miembros a los que les falta, porque no se la han enseñado ni han querido aprenderla, la educación, el saber estar, la cultura básica o la corrección en el uso del lenguaje; se han ido colando intrusos que pretenden exponer sus ideas, su tendencias, sus fanatismos y sus escasos recursos dialécticos, algunos con graves problemas para expresarse correctamente en castellano; mediante la utilización del lenguaje soez, de las palabras mal sonantes o de las expresiones horteras, como un medio de expresar su desprecio por España, los españoles y los que la están gobernando.

Una muestra de este tipo de parlamentarios que, Dios sabe cómo han conseguido encontrar un escaño que los acoja en la cámara baja de nuestro país; es, sin duda, el señor Juan Tardá, portavoz de ERC que, a falta de mejores dotes, de un aspecto más elegante o de una educación más refinada, se emplea a fondo cuando se le concede la palabra para poner, a su manera, de vuelta y media a todos aquellos que no le aplauden sus separatismo pertinaz y su fanatismo rayano en majadería. Así, señores, nadie se debe extrañar de que, cuando ha tenido que usar su turno en la sesión de discusión de los PGE, haya incurrido como en él es normal en sus tics separatistas, sus intentos de hacer propaganda de lo que, para él, significan las elecciones del 27S y su pretendido sentido chabacano y pueril de la ironía con frases de una gentileza y finura como la que hace referencia al 27S que, según su punto de vista y, al parecer, refiriéndose al señor Montoro, ha afirmado que: “vamos a votar y a darle una patada en el culo, democráticamente”. Ya se sabe que no ofende quien quiere si no quien puede y el señor Tarda, evidentemente, lo único que sabe hacer y mal, es el payaso y el ridículo.

Claro que puestos a decir barbaridades, en lugar de usar su turno de réplica para presentar argumentos, propuestas nuevas o ideas aprovechables para justificar su recurso a la totalidad de los citados presupuestos; se ha olvidado de que se habla de los mismos y que no es el momento adecuado para cargar contra la figura del señor Presidente del Gobierno, cuando el señor Sánchez sabe que, sobre su espalda, pesan las traiciones electorales de su partido que ha pactado con fuerzas políticas tan totalitarias como Podemos y pretenden, en una acción que es el culminante de la hipocresía política, darle lecciones al gobierno del PP de cómo se ha de gobernar y cuales han de ser las medidas económicas y sociales que se han de llevar a término, cuando fue, precisamente, el mismo PSOE quien, con sus políticas populistas y su falta de visión política, condujo a España al borde de tener que ser rescatados por la CE. Escuchar al señor Sánchez en el Parlamento es una verdadera prueba de resistencia para cualquiera que tenga un mínimo de memoria y sentido común, porque, señores, parece que este señor está en condiciones de impartir lecciones a diestro y siniestro de lo que se debe hacer y de quienes deberían ser los encargados de hacerlo sin tener en cuenta que cuando el señor Sevilla habla de “presupuestos ridículos” se le tendría que recordar los que él le recomendó al entonces presidente señor Rodríguez Zapatero, los que condujeron a España al desastre.

Lo que ocurre, señores, es que, empezando por las autonómicas catalanas del 27S, y con vistas a las del mes de Diciembre del corriente año, las legislativas, existe un pacto evidente de los partidos de izquierdas y separatistas, consistente en intentar apartar del gobierno de España al PP, el único obstáculo para que se llevara a cabo una reforma a fondo de la Constitución pactada entre los partidos de izquierdas y los nacionalistas, en la que todos intentarían sacar tajada para arrimar el ascua a su sardina, empezando por los nacionalistas que intentarían ahondar en sus aspiraciones independentistas o las izquierdas de las que, a pesar de lo que puede pensar el señor Sánchez, y sabiendo que está dispuesto a pactar con ellos, los que, de verdad, saldrían ganando (aunque sus perspectivas electorales parece que no avalan sus comienzos espectaculares) debido a que son especialista en fagocitar a quienes pactan con ellos, serían los comunistas de Pablo Iglesias.

Es lógico pensar que, antes de votar de nuevo, el pueblo español debiera plantearse lo que se va a poner en juego. Mal que bien, aunque con errores bastante importante, el PP del señor Rajoy ha cumplido una parte de su programa, la que quizá era más difícil de conseguir y de la que dependía que España tuviera que ser rescatada y ponerse bajo la vigilancia del FMI, el BCE y la Comisión Europea, un equipo que antes se conocía como los “hombres de negro”, o bien pudiera, como ha sucedido, a base de sacrificios, de trabajo, de renuncias y de recortes sociales; evitar el rescate, recuperar la confianza de los inversores foráneos, conseguir que Europa nos vuelva a aceptar como un socio importante, empezar a reducir el desempleo y la reactivación, cada vez más evidente, de nuestra industria, nuestro comercio y nuestras exportaciones de modo que empezamos a ser una nación competitiva en condiciones de poder luchar en buenas condiciones, con el resto de países de nuestro entorno.

La alternativa, esta nueva burbuja que parece que viene atrayendo a una parte del electorado, tiene dos vertientes: la primera, la de que se diera la posibilidad a los catalanes de independizarse, pagando, naturalmente, la deuda que tienen contraída con el Estado español; algo que, al menos en principio, es evidente que no estarían en condiciones de hacer, amén de verse, como ya empiezan a reconocer los dirigentes de CDC, fuera de Europa por un periodo indefinido y hasta que en la CE se diera la unanimidad precisa, en el mejor de los casos, dentro de cinco o seis años, de poderse incorporar siempre que no haya ningún país que ponga el veto. ¿Cómo conseguirían sobrevivir estos años de exclusión, sin posibilidades de financiarse de los bancos europeos o debiendo de pagar tasas, tarifas y aranceles por las importaciones y exportaciones con los que mantuviesen comercio? Esto, teniendo en cuenta que, en la actualidad el comercio con el resto de España supone un 60% de la totalidad de la producción catalana.

La otra vertiente es que, España, acabara en manos de un gobierno de izquierdas. El ejemplo más evidente ha sido el de Syriza, en Grecia, y lo que sucedió con las bravatas del señor Tsipras y sus compañeros de partido y la cruda realidad de lo que ha sucedido después de meses de discusiones, cuando la razón se ha impuesto y, tanto Tsipras como su país, han tenido que aceptar las duras condiciones que les han impuesto los mismos hombres de negro con los que habían jurado que nunca negociarían. ¿Pasaría lo mismo en España, si se tuviera que renegociar la deuda pública española, o los inversores decidieran alejarse de España o se tuviera que regresar a la peseta, porque nos expulsaran del euro, con las posibilidades de tener que acudir al famoso “corralito”?No, sería mucho peor, porque si en el caso de Grecia las cantidades a invertir por los bancos mencionados estaban al alcance de los mismo, si la situación de pre-quiebra se presentara en España, no sería suficiente el esfuerzo de toda Europa para conseguir evitar la catástrofe financiera subsiguiente al impago de nuestros créditos

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, sentimos que, en España, una parte del electorado parece despreocuparse de las consecuencias de una elección equivocada de nuestros futuros gobernantes. No estamos ante unas elecciones en las que nos juguemos entre ser gobernados por el PP o el PSOE, como sucedía en los casos de los anteriores comicios; estamos en una situación en la que podemos seguir el camino que llevamos desde que el PP se hizo cargo del gobierno o, por el contrario, podemos retroceder, y volver a 0, para iniciar una nueva aventura en manos de quienes nos prometen que, prescindiendo de Europa podemos alcanzar una situación de bienestar o bien, aceptando las imposiciones de Europa, en este caso más duras, en cuyo caso vamos a tener que vivir todos peor. Pero eso sí, mandados por unos neocomunistas bolivarianos que, sin duda, nos van a poner las cosas difíciles.

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