Una respuesta afirmativa a tal pregunta tiene implicaciones un poco tenebrosas y debe posponerse, o quizás ni debe ser contestada, por lo menos en alto. Digamos tan solo que el Tío Samuel siempre ha aparentado ante el mundo ser afable, un pariente mundano a quien no se le ha conocido o comprendido bien; alguien quien visitara en ocasiones luciendo prendas lujosas y aires de gallito, siempre emanando estabilidad y éxito; alguien que se creía dueño del mundo, y que sin querer concebía envidia.

Desafortunadamente, ese tío que visitara a su familia durante las ultimas dos décadas era mas bien un pordiosero sin blanca que había malgastado su fortuna viviendo por todo lo alto, y jugándose el resto en actos de belicismo y globalización selectiva. Y sus visitas empezaron a ser mas frecuentes, invitando a todos a compartir su “buena fortuna”, aparentemente siempre y cuando invirtiesen en esas confabulaciones.

La realidad de una recesión es algo de que finalmente se habla tanto por imbeciles como por sabios de esa sociedad estadounidense de Esperanza en Perpetuidad, y que incluye a los codiciosos de Wall Street, a un gobierno mentiroso y a un servil Banco Central. ¡Ahora, una vez que ya estamos en ella… o por lo menos a la entrada!

En realidad no es la “R” de recesión lo que me aterra, sino la posibilidad que sea una “D” de depresión lo que nos caiga encima. Una “R” para la mayor parte del mundo y una fatídica “D” para EEUU. Claro que es muy posible que la Casa Blanca y el Congreso creen suficiente pasapasa para decelerar la carnicería económica hasta después de las elecciones presidenciales – quizás haciendo que el Banco Central baje su tasa dos o tres puntos y pongan sobre las espaldas de generaciones futuras otra deuda más de entre 150 a 200 mil millones de dólares. Pero la tasa de inflación que se observa, aunque el gobierno la deniegue o esconda, no nublará la realidad, y la economía de EEUU se verá en cueros ante el mundo, dirigida por el mago de Oz.

Este lunes y martes las bolsas asiáticas y europeas nos dieron un anticipo de su nerviosismo por el estado económico estadounidense, no importa que su PBI sea solo el 28 por ciento del mundial, y esté declinando. Perdidas en dos días sobrepasaron el 10 por ciento del valor bursátil, aunque Wall Street pudo conseguir que sus pérdidas el martes solo mediasen entre el 1 y 2 por ciento. De todas formas esto indica que EEUU y su economía todavía pesan en el mundo económico. Y también es un recordatorio glacial de una generosidad forzada de esas naciones acreedoras que probablemente pronto pongan fin a ella. Entonces… ¿Quién sufragará el malgasto de los ciudadanos estadounidenses? ¿No está acaso EEUU siguiendo los pasos de Argentina, Brasil, Méjico y otras naciones tercermundistas cuya política económica tanto criticó EEUU?

EEUU, la nación que debiera ser acreedora por excelencia, ha pasado a ser un parásito con los ahorros del mundo, convirtiéndose en la nación mas endeudada del planeta; ahora con tan solo dos opciones, una, el permitir que las naciones acreedoras conviertan su papel en activos fuertes, permitiendo que el orgulloso norteamericano se convierta en vasallo del capital extranjero; o, dos, cambiar los hábitos de consumo y aprender a vivir dentro de sus propios medios.

El requisito económico que se necesita no parece ser entendido por la mayoría de los economistas, y aun la elite dentro de la profesión hace declaraciones dudosas que no parecen venir al caso. Como Paul Krugman, cuyo juicio en la materia normalmente respeto, diciendo lo compleja que es la economía estadounidense cuando el adjetivo que debiera usar es engañoso. ¿No se supone que las derivativas debieran de haber desaparecido tras el fiasco de las dot-com? En vez de eso, otros nuevos instrumentos financieros, y engañosos, han hecho su debut sin escrutinio alguno por un gobierno empeñado en no echar mano a un capitalismo rapaz cuya misión es redistribuir riqueza de la clase media a la clase adinerada. No compleja, Dr. Krugman, tan solo engañosa.

¡Y todo este tiempo, la hermandad de economistas con su silencio solemne!

Según escribo el artículo me pregunto si las leyes de termodinámica podrían aplicarse al arte-ciencia de economía, algo así como econodinámica, o movimiento en economía. Quizás si nuestras facultades de Ciencias Económicas, antes de admitir candidatos al doctorado en la materia debieran exigir estudios de física o ingeniería, por lo menos que incluyesen termodinámica y estadística quántica – admito que a mi me ayudó. Por lo menos resulta mucho más al grano y complementario que la política. Conocimientos sobre conservación de energía, entropía y la temperatura de cero absoluto (las tres leyes de termodinámica) aparecerán intuitivas en la comprensión del crecimiento económico, y el tratamiento de producción, consumo y ahorros… y mucho más.

Quizás Arnold Sommerfeld, el físico alemán, tenia razón, si es que su atribución es verídica: “Termodinámica es una materia curiosa. La primera vez que la estudias, no la entiendes. En tu segundo intento crees entenderla excepto por una o dos cosillas. La tercera vez no la entiendes pero estas tan acostumbrado, que ya ni te importa”. Substituye termodinámica por económicas y es posible que puedas entender de que pie cojean los economistas.

La religión para poder añadir valor a la condición humana debe de ser más que una simple fe. Del mismo modo, las Ciencias Económicas deben aspirar a ser más ciencias (no arte) y sus practicantes aparentar ser algo más que charlatanes al servicio de alguien, el gobierno o alguna industria en general, con un buen don de prestidigitación.

Desde que la política exterior y la política económica están sumamente entrelazadas en EEUU, una carnicería económica lo antes posible daría a los norteamericanos un muy necesitado empujón para impugnar a Bush y Cheney, quienes han traído al país a este estado apremiante de miseria; y al mismo tiempo anunciar la retirada de tropas tanto de Irak como Afganistán; y también dar crédito a la idea, que en el futuro, EEUU tan solo será solícito con Israel cuando esa nación pare en seco su predominio sobre los palestinos y entable negociaciones realistas para una coexistencia territorial que traiga paz; y que Israel permanecerá siendo un buen amigo y aliado pero no se le otorgará la llave de la política exterior, algo que hasta la fecha ha tenido.