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Asilo humanitario

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Según los datos de ACNUR son 225.000 las personas que han alcanzado el territorio de la UE de Enero a Julio de este año. Lo que da una idea de la magnitud de la masiva llegada de refugiados e inmigrantes a Europa. Esta oleada migratoria está creando graves problemas a varios países europeos.

Como dice ACNUR el asilo es de todos, y es verdad que la figura del refugiado está protegida por este organismo de la ONU. Ya que la Convención sobre Refugiados de 1951, y el Protocolo de 1967 establecen que las naciones están obligadas a conceder asilo humanitario, y no deben devolver a la fuerza a un refugiado a su país de origen por el peligro que supone para su vida. Aunque estas normas son pasadas por alto en bastantes ocasiones.

Quizás, uno de los problemas que surge a la hora de interpretar, adecuada y correctamente, la diferencia de significado, o el campo semántico entre inmigrante y refugiado es que ambos conceptos se solapan con frecuencia. Y este margen de valoración supone una carencia de criterios precisos y claros para tratar la situación de los inmigrantes, puesto que, probablemente, la inmensa mayoría son refugiados por causa de la pobreza, el hambre y las guerras, etc.

En el fondo de lo que se trata es de ser solidarios, con los que se ven forzados a venir a nuestro continente antes de perecer. Es un impulso humano que no debemos rechazar.

Lo que los países occidentales más desarrollados no son capaces de resolver aportando, más ayuda económica, a los estados que están sumidos en la pobreza y el subdesarrollo, puede ser resuelto, de alguna forma, dando asilo humanitario a los que, realmente, lo necesitan para poder sobrevivir.

Es revelador y clarificador que los principales países de origen de los refugiados sean Siria con un 38 por ciento y otros estados de África, y Afganistán con un 11 por ciento.

No hay que olvidar que el gobierno de Turquía parece que no se siente cómodo con la presencia en su territorio de dos millones de refugiados sirios. A todo esto se añaden más problemas, ya que de los numerosos inmigrantes que ya están en Grecia no desean quedarse en este país, y quieren ir a otros países europeos con mejor situación económica. Pero sucede que el discutido Tratado Dublín II estipula que los refugiados deben pedir asilo en el primer país de la UE que pisan. Algo que me parece injusto e incoherente, por razones que no creo necesario explicitar de modo pormenorizado.

La definición de asilo humanitario es tan amplia, porque reconoce que los peligros para la vida de los ciudadanos son diversos: causas raciales, guerras religiosas y civiles, catástrofes naturales, etc., o sea pobreza y hambre. La aplicación efectiva de los Derechos Humanos contempla todas estas situaciones de desamparo y exclusión social.

Considero que desde un enfoque humanista y cristiano la balanza de la justicia se inclina a favor de los más débiles y desprotegidos. Y el humanitarismo es un planteamiento universalista que es inclusivo y no excluyente, porque ayuda y se solidariza con todos los que sufren injusticia.

Asilo humanitario

José Manuel López García
lunes, 17 de agosto de 2015, 07:41 h (CET)
Según los datos de ACNUR son 225.000 las personas que han alcanzado el territorio de la UE de Enero a Julio de este año. Lo que da una idea de la magnitud de la masiva llegada de refugiados e inmigrantes a Europa. Esta oleada migratoria está creando graves problemas a varios países europeos.

Como dice ACNUR el asilo es de todos, y es verdad que la figura del refugiado está protegida por este organismo de la ONU. Ya que la Convención sobre Refugiados de 1951, y el Protocolo de 1967 establecen que las naciones están obligadas a conceder asilo humanitario, y no deben devolver a la fuerza a un refugiado a su país de origen por el peligro que supone para su vida. Aunque estas normas son pasadas por alto en bastantes ocasiones.

Quizás, uno de los problemas que surge a la hora de interpretar, adecuada y correctamente, la diferencia de significado, o el campo semántico entre inmigrante y refugiado es que ambos conceptos se solapan con frecuencia. Y este margen de valoración supone una carencia de criterios precisos y claros para tratar la situación de los inmigrantes, puesto que, probablemente, la inmensa mayoría son refugiados por causa de la pobreza, el hambre y las guerras, etc.

En el fondo de lo que se trata es de ser solidarios, con los que se ven forzados a venir a nuestro continente antes de perecer. Es un impulso humano que no debemos rechazar.

Lo que los países occidentales más desarrollados no son capaces de resolver aportando, más ayuda económica, a los estados que están sumidos en la pobreza y el subdesarrollo, puede ser resuelto, de alguna forma, dando asilo humanitario a los que, realmente, lo necesitan para poder sobrevivir.

Es revelador y clarificador que los principales países de origen de los refugiados sean Siria con un 38 por ciento y otros estados de África, y Afganistán con un 11 por ciento.

No hay que olvidar que el gobierno de Turquía parece que no se siente cómodo con la presencia en su territorio de dos millones de refugiados sirios. A todo esto se añaden más problemas, ya que de los numerosos inmigrantes que ya están en Grecia no desean quedarse en este país, y quieren ir a otros países europeos con mejor situación económica. Pero sucede que el discutido Tratado Dublín II estipula que los refugiados deben pedir asilo en el primer país de la UE que pisan. Algo que me parece injusto e incoherente, por razones que no creo necesario explicitar de modo pormenorizado.

La definición de asilo humanitario es tan amplia, porque reconoce que los peligros para la vida de los ciudadanos son diversos: causas raciales, guerras religiosas y civiles, catástrofes naturales, etc., o sea pobreza y hambre. La aplicación efectiva de los Derechos Humanos contempla todas estas situaciones de desamparo y exclusión social.

Considero que desde un enfoque humanista y cristiano la balanza de la justicia se inclina a favor de los más débiles y desprotegidos. Y el humanitarismo es un planteamiento universalista que es inclusivo y no excluyente, porque ayuda y se solidariza con todos los que sufren injusticia.

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