Estado de derecho. Una palabra que resume el propósito de un Estado a limitarse a los actos de la justicia, y por naturaleza, al menos teórica, la justicia entraña verdad absoluta. Bien podríamos definir Estado de derecho como estandarte del Gobierno español. Una palabra que copa sus discursos llegando a ser el eje de la política estatal. De los discursos a la verdad existe un largo camino que recorre la hipocresía. “Lo dicho y no hecho”, “palabras y no hechos”. Los discursos al servicio de la política crean diferentes realidades que todas ellas tienen un punto en común, la hipocresía como eje central oculto.
Voy a definir lo que es “Estado de derecho” para algunos, en especial para los Cuerpos de Seguridad españoles, Véase la Guardia Civil, o nuestro querido Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. “fractura del arco costal posterior de la novena costilla izquierda; importante entrada de aire en la parte inferior de debajo de los pulmones y entrada de aire en el pulmón izquierdo; hematomas en tórax anterior y posterior y en la columna vertebral; golpes con puños y patadas en cara, tórax y abdomen y extremidades inferiores”. Esto es lo que entienden algunos por Estado de derecho.
El pasado domingo asistimos a una detención más de dos presuntos miembros de E.T.A. en un control de la Guardia Civil en Arrasate, que según la versión oficial estaban armados. Hasta aquí todo parece normal, pero horas después de su detención Igor Portu, de 20 años ingresaba en la UVI del Hospital Donostia con semejante parte medico.
Lo más interesante de todo es que Rubalcaba, Ministro del Interior, considera legitimo el uso de la fuerza, y trasmite a la opinión pública que dichas lesiones no son más que el resultado del intento de huida de los dos presuntos miembros de E.T.A. y un pequeño “forcejeo” provocado por la “rebeldía” de los chicos. Curiosas declaraciones de una persona que se le llena la boca de criticar y condenar el uso de la violencia, pero al parecer no en ambos sentidos.
Más curioso aún es saber que después de las detenciones, ambas personas fueron conducidas a sus domicilios para efectuar los pertinentes registros e Igor Portu se encontraba en perfectas condiciones. En perfectas se entiende, ya que con semejante parte medico dudo mucho que el habla, la respiración y la movilidad sean cosas que pueda realizar hoy en día Igor Portu. Por tanto se desprende que la brutal paliza se realizó a posteriori.
No es equiparable el uso de la violencia de E.T.A. con el de los Cuerpos de Seguridad del Estado, pero como tampoco lo es equipararlo con la violencia domestica. Sin embargo el autor que propine semejante paliza a su cónyuge estaría en prisión preventiva desde ayer. Estas son las dos caras de la moneda llamada “justicia”. Si algo tienen en común la violencia terrorista, la violencia domestica y la violencia de Estado, es precisamente eso, que todas son actos de violencia, y como violencia entiendo, desde la justicia, delito y acto condenable.
La justicia está y estará siempre al servicio del poder. Un poder omnipresente alimentado con los discursos de realidades bien distintas. Ejemplos de estos hay miles a diario, donde acciones que entrañan violencia son juzgadas más allá del hecho, por su contexto. ¿Cuántos años de cárcel para el joven que quema un contenedor en Murcia? La justicia al igual que los discursos son versiones interpretativas de las realidades.
Sólo para terminar quisiera recordar dos frases del “grandísimo” Ministro. La primera de ellas alude a que está “completamente seguro de que las detenciones cumplieron escrupulosamente con la legislación antiterrorista”. Si esto es cierto, me pregunto, ¿a quién se le ha ido la mano para legislar semejante burrada?. La otra, evocadora del pasado más oscuro del socialismo español, nos recuerda lo que fueron y lo que espero que jamás vuelvan a ser. “el hacha ha cortado la cabeza de la serpiente”.