Querido Efraín: Hay un único Dios que sólo puede ser conocido a través de las Escrituras santas: Por ello debemos esforzarnos por penetrar en todas las cosas que nos anuncian las divinas Escrituras y profundizar en lo que nos enseñan. Debemos conocer al Padre como él desea ser conocido, debemos glorificar al Hijo como el Padre desea que lo glorifiquemos, debemos recibir al Espíritu Santo como el Padre nos lo da. En todo debemos proceder no según nuestro arbitrio ni según nuestros propios sentimientos ni haciendo violencia a los deseos de Dios, sino según los caminos que el mismo Señor nos ha dado a conocer en las santas Escrituras.
Cuando sólo existía Dios y nada había aún que coexistiera con él, quiso crear al mundo. Lo creó por su inteligencia, por su voluntad y por su palabra; y el mundo llegó a existir tal como él lo quiso y cuando él lo quiso. Nos basta saber que, al principio, nada coexistía con Dios, nada había fuera de él. Pero Dios siendo único, era también múltiple. Todo esto estaba en él, y él era todas estas cosas: Y, cuando quiso y como quiso, y en el tiempo por él mismo predeterminado, manifestó al mundo su Palabra, por quien fueron hechas todas las cosas.
Y como Dios contenía en sí mismo a la Palabra, aunque ella fuera invisible para el mundo creado, cuando Dios hizo oír su voz, la Palabra se hizo entonces visible; así, de la luz que es el Padre salió la luz que es el Hijo; de esta manera, el que al principio era sólo visible para el Padre empezó a ser visible también para el mundo, para que éste, al contemplarlo, pudiera alcanzar la salvación.
El sentido de todo esto es que, al entrar en el mundo, la Palabra apareció como hijo de Dios; pues, en efecto, todas las cosas fueron hechas por el Hijo, pero él es engendrado únicamente por el Padre en el seno de Nuestra Madre, la Virgen María.
Dios dio la Antigua Ley y los Profetas, impulsando a éstos a hablar bajo la inspiración del Espíritu Santo, para que, habiendo recibido la tal iluminación del poder del Padre, anunciaran sus consejos y su Voluntad.
La Palabra, pues, se hizo visible en Cristo Jesús, como dice san Juan. Y repitió en síntesis todo lo que dijeron los profetas, demostrando así que es realmente la Palabra por quien fueron hechas todas las cosas. Esto es lo que dejó dicho: En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. Y más adelante: El mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Os envío los mejores deseos con la esperanza de que sigáis todos bien, junto con mis felicitaciones para esta Navidad, recibir un cariñoso saludo, CTA.