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En Europa sobran inmigrantes

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La presión que la inmigración ilegal ejerce sobre Europa parece haberse trasladado de Ceuta o Melilla al túnel del canal de La Mancha. Los mismos problemas que se manifestaban en el frecuente asalto de la verja hispano marroquí se están sucediendo entre Francia e Inglaterra. En España sabemos muy bien de qué va el asunto.

No pueden entrar todos. No pueden porque no tenemos recursos para darles un trabajo o mantenerlos, porque los estados se vendrían abajo. Las caritativas e ingenuas opciones que defienden “papeles para todos” no parecen tener en cuenta que las leyes de la economía carecen de elasticidad, no hay dinero para todos.

Su llegada masiva, sin un trabajo, sin unas leyes comunes aceptadas, solo traería el fin de la civilización, la ruina de Europa, tanto económica como cultural. Dejar que sigan llegando, sin más, gentes que sin oficio ni beneficio quieren asentarse entre nosotros solo es un problema de consecuencias descomunales.

Y sin embargo estas gentes no vienen sin motivo, vienen para sobrevivir, vienen porque sus derechos no son respetados en sus países, porque son perseguidos, porque no tienen otro remedio. Si sus circunstancias fueran distintas preferirían quedarse en sus casas, en sus pueblos ciudades, con su familia. Solo el dolor los trae a Europa. No podemos quedarnos de brazos cruzados, no podemos poner vallas más altas, guardias más fornidos o, como acaban de pedir en El Reino Unido, llevar el ejército para frenar la avalancha. Y sin embargo algo hay que hacer. La guerra, el hambre y las injusticias les seguirán trayendo, les seguirán expulsando de sus países. Porque la única forma de que no vengan es evitar que tengan que venir, eliminar la injusticia de raíz, en su propio lugar de origen.

Europa va a ser progresivamente invadida por los desheredados del mundo que nos traen, mientras no se encuentre una solución definitiva, problemas económicos, culturales y de seguridad. Estamos en un callejón que solo conduce al desolladero, al barranco, al final de Europa y Occidente como lo conocemos. Esta presión va a seguir aumentando, porque las injusticias seguirán aumentando. A no ser que Occidente se ponga de acuerdo en destinar muchos millones, muchas energías y muchos hombres a solucionarla inmensa sed de normalidad –entendida al modo europeo- que existe en todos esos países.

Sobran emigrantes, impidamos que lleguen más, solucionemos la causas de esta invasión.

En Europa sobran inmigrantes

Pedro de Hoyos
viernes, 31 de julio de 2015, 07:30 h (CET)
La presión que la inmigración ilegal ejerce sobre Europa parece haberse trasladado de Ceuta o Melilla al túnel del canal de La Mancha. Los mismos problemas que se manifestaban en el frecuente asalto de la verja hispano marroquí se están sucediendo entre Francia e Inglaterra. En España sabemos muy bien de qué va el asunto.

No pueden entrar todos. No pueden porque no tenemos recursos para darles un trabajo o mantenerlos, porque los estados se vendrían abajo. Las caritativas e ingenuas opciones que defienden “papeles para todos” no parecen tener en cuenta que las leyes de la economía carecen de elasticidad, no hay dinero para todos.

Su llegada masiva, sin un trabajo, sin unas leyes comunes aceptadas, solo traería el fin de la civilización, la ruina de Europa, tanto económica como cultural. Dejar que sigan llegando, sin más, gentes que sin oficio ni beneficio quieren asentarse entre nosotros solo es un problema de consecuencias descomunales.

Y sin embargo estas gentes no vienen sin motivo, vienen para sobrevivir, vienen porque sus derechos no son respetados en sus países, porque son perseguidos, porque no tienen otro remedio. Si sus circunstancias fueran distintas preferirían quedarse en sus casas, en sus pueblos ciudades, con su familia. Solo el dolor los trae a Europa. No podemos quedarnos de brazos cruzados, no podemos poner vallas más altas, guardias más fornidos o, como acaban de pedir en El Reino Unido, llevar el ejército para frenar la avalancha. Y sin embargo algo hay que hacer. La guerra, el hambre y las injusticias les seguirán trayendo, les seguirán expulsando de sus países. Porque la única forma de que no vengan es evitar que tengan que venir, eliminar la injusticia de raíz, en su propio lugar de origen.

Europa va a ser progresivamente invadida por los desheredados del mundo que nos traen, mientras no se encuentre una solución definitiva, problemas económicos, culturales y de seguridad. Estamos en un callejón que solo conduce al desolladero, al barranco, al final de Europa y Occidente como lo conocemos. Esta presión va a seguir aumentando, porque las injusticias seguirán aumentando. A no ser que Occidente se ponga de acuerdo en destinar muchos millones, muchas energías y muchos hombres a solucionarla inmensa sed de normalidad –entendida al modo europeo- que existe en todos esos países.

Sobran emigrantes, impidamos que lleguen más, solucionemos la causas de esta invasión.

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