La brisa del ayer,
era tierna y tan cálida en mi antiguo alegre corazón,
en este helado presente, momentos de amor congelados, ese tierno calor de mi ser ha conseguido ser el eterno espíritu sin alma.

La brisa del ayer,
envolvía sutilmente a mi aura,
enloquecía a todo mi ser con esa nueva energía tan fresca y tan pura en los sentimientos robados al tiempo.

La brisa del ayer,
cuál recuerdos más bonitos en mi fatigada memoria por tanto recordar el aroma viejo de mi pasado,
aquel que me abandonó por la desidia de mejorar el antiguo, ya oxidado, bienestar.

Ha refrescado hoy...
llegará la temida tormenta, acompasará el sonido del llanto de mi apenado alma,
fuertemente las gotas de lluvia golpean los cristales y acompañan al agua de mis desnudas retinas, están llenas de imágenes borrosas vacías de tanto recordar.

La brisa del ayer,
aquel viejo álbum lleva mucho de ti en mí en las fotografías de mi esperanza del futuro comprado en negro,
ahora está podrida en la venta de este césped del hoy obligado en esta maldita muerte en vida.

Obligado en el rencor y en el odio de aquél que me hizo perder,
mal perder aquello que tanto quise y tanto odié al no tenerlo más...
falsa esperanza del viejo ganador, aquel que añora y debe saber ignorar que ahora es un mero fiel perdedor trucado con el engaño de poder simplemente vivir.