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Mientras exista la lacra de la ley del aborto, a mujeres como la de Mejorada habría que hacerles un monumento

La sinrazón

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Hubo un tiempo hace ya muchos años en que pensaba que los niños hacen o dicen tonterías; no así las personas mayores. También hubo un tiempo en el que pensé que quienes se dedicaban a la política, por el hecho de tener unas responsabilidades más graves, decían o hacían menos tonterías que los vulgares ciudadanos de a pie.

Muy equivocado estaba en uno y otro caso porque las mayores gilipolleces vienen desde hace mucho tiempo de políticos que, al decir de Cristine Lagarde, se supone además que son adultos.

En estos últimos días ha saltado la noticia de un recién nacido al que se ha dado en llamar Marco. Es un niño que nació hace pocos días y a quien su madre abandonó clandestinamente en un basurero de la población de Mejorada, en donde fue encontrado por unos tipos que pasaban por ahí, gracias a lo cual el chaval salvó la vida. A la madre la han pillado y la han metido en el trullo acusada de homicidio en grado de tentativa.

Curiosamente, el mismo día en que tuvo lugar la noticia anterior, en el Congreso de los Diputados se aprobó la reforma de la ley Aído del aborto, promovida por el PP, en la que, por supuesto, se mantiene el concepto de que en este país abortar no solo no es delito, sino que es un derecho, pero eso sí, es inexcusablemente obligatorio que las niñas que quieran abortar se lo comuniquen previamente a mamá. Por lo demás, no hay inconveniente en asesinar a ese niño o niña que vive dentro del vientre materno. Es un derecho protegido legalmente.

Y me pregunto yo: ¿Si esa mujer colombiana que dejó al niño en el basurero, en vez de eso hubiera optado por abortar, la habrían acusado de homicidio o de asesinato en grado de consumación? Evidentemente, no, porque simplemente habría ejercido un derecho. Y sin embargo, Marco habría muerto violentamente a manos de otro. ¿Entonces, cómo es posible que se le acuse de homicidio, si el niño no ha muerto?

La gente joven no sabe lo que significa la palabra "inclusa". La inclusa era el lugar en donde antiguamente se dejaba a los hijos no deseados. Siempre ha habido mujeres que, por las razones que sean, se han dado cuenta de que no querían o no podían responsabilizarse de un hijo que ya venía en camino. Puede que resulte tópico traer a colación aquel refrán que dice que "cualquier tiempo pasado fue mejor", pero hay que reconocer que las inclusas podrían ser un buen invento para la sociedad actual, porque no parece lógico que la única alternativa para una mujer angustiada por un hijo del que no puede o no quiere responsabilizarse tenga que ser la de asesinarlo.

En las antiguas inclusas llegaba una mujer con su niño recién nacido y lo dejaba "expuesto". De ahí nace precisamente el apellido Expósito que llevan no pocos españoles y que indica que algún antepasado suyo recibió ese apellido al ser expuesto en una inclusa. Había también no pocas mujeres que dejaban a sus niños recién nacidos en el torno del locutorio de los conventos.

Siempre ha habido soluciones civilizadas y con sentido humano frente a las tragedias o los errores personales. La Beata Teresa de Calcuta clamaba a voces a todas esas mujeres en trance de abortar suplicándoles que le dieran a ella sus niños, que ella los cuidaría.

Desde estas líneas pido la inmediata libertad y exculpación para esa mujer colombiana que ha tenido el coraje de abandonar a su hijo antes que poner las manos en él y matarlo. Si esta sociedad fuera coherente, mientras exista la lacra de la ley del aborto, a mujeres como la de Mejorada habría que hacerles un monumento. No seamos hipócritas.

La sinrazón

Mientras exista la lacra de la ley del aborto, a mujeres como la de Mejorada habría que hacerles un monumento
Antonio Moya Somolinos
martes, 21 de julio de 2015, 07:38 h (CET)
Hubo un tiempo hace ya muchos años en que pensaba que los niños hacen o dicen tonterías; no así las personas mayores. También hubo un tiempo en el que pensé que quienes se dedicaban a la política, por el hecho de tener unas responsabilidades más graves, decían o hacían menos tonterías que los vulgares ciudadanos de a pie.

Muy equivocado estaba en uno y otro caso porque las mayores gilipolleces vienen desde hace mucho tiempo de políticos que, al decir de Cristine Lagarde, se supone además que son adultos.

En estos últimos días ha saltado la noticia de un recién nacido al que se ha dado en llamar Marco. Es un niño que nació hace pocos días y a quien su madre abandonó clandestinamente en un basurero de la población de Mejorada, en donde fue encontrado por unos tipos que pasaban por ahí, gracias a lo cual el chaval salvó la vida. A la madre la han pillado y la han metido en el trullo acusada de homicidio en grado de tentativa.

Curiosamente, el mismo día en que tuvo lugar la noticia anterior, en el Congreso de los Diputados se aprobó la reforma de la ley Aído del aborto, promovida por el PP, en la que, por supuesto, se mantiene el concepto de que en este país abortar no solo no es delito, sino que es un derecho, pero eso sí, es inexcusablemente obligatorio que las niñas que quieran abortar se lo comuniquen previamente a mamá. Por lo demás, no hay inconveniente en asesinar a ese niño o niña que vive dentro del vientre materno. Es un derecho protegido legalmente.

Y me pregunto yo: ¿Si esa mujer colombiana que dejó al niño en el basurero, en vez de eso hubiera optado por abortar, la habrían acusado de homicidio o de asesinato en grado de consumación? Evidentemente, no, porque simplemente habría ejercido un derecho. Y sin embargo, Marco habría muerto violentamente a manos de otro. ¿Entonces, cómo es posible que se le acuse de homicidio, si el niño no ha muerto?

La gente joven no sabe lo que significa la palabra "inclusa". La inclusa era el lugar en donde antiguamente se dejaba a los hijos no deseados. Siempre ha habido mujeres que, por las razones que sean, se han dado cuenta de que no querían o no podían responsabilizarse de un hijo que ya venía en camino. Puede que resulte tópico traer a colación aquel refrán que dice que "cualquier tiempo pasado fue mejor", pero hay que reconocer que las inclusas podrían ser un buen invento para la sociedad actual, porque no parece lógico que la única alternativa para una mujer angustiada por un hijo del que no puede o no quiere responsabilizarse tenga que ser la de asesinarlo.

En las antiguas inclusas llegaba una mujer con su niño recién nacido y lo dejaba "expuesto". De ahí nace precisamente el apellido Expósito que llevan no pocos españoles y que indica que algún antepasado suyo recibió ese apellido al ser expuesto en una inclusa. Había también no pocas mujeres que dejaban a sus niños recién nacidos en el torno del locutorio de los conventos.

Siempre ha habido soluciones civilizadas y con sentido humano frente a las tragedias o los errores personales. La Beata Teresa de Calcuta clamaba a voces a todas esas mujeres en trance de abortar suplicándoles que le dieran a ella sus niños, que ella los cuidaría.

Desde estas líneas pido la inmediata libertad y exculpación para esa mujer colombiana que ha tenido el coraje de abandonar a su hijo antes que poner las manos en él y matarlo. Si esta sociedad fuera coherente, mientras exista la lacra de la ley del aborto, a mujeres como la de Mejorada habría que hacerles un monumento. No seamos hipócritas.

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