En 1975, en plena Guerra Fría, mucho antes de proyectos conjuntos como la
Estación Espacial Internacional, las dos superpotencias rivales acordaron un
encuentro en la órbita terrestre entre sus naves espaciales.
Tras los primeros hitos rusos del Sputnik y de Yuri Gagarin, Estados Unidos
había ganado la carrera por llegar a la luna seis años antes. Tanto la NASA como
su homóloga rusa estaban desarrollando sus primeras estaciones espaciales --
la Skylab y la Salyut, respectivamente- y se abría paso la conveniencia de una colaboración para
nuevas investigaciones espaciales.
En ese contexto, se puso en marcha el Proyecto de Prueba Apollo-Soyuz, en el que una cápsula
Apollo con su módulo de servicio de la NASA y una cápsula Soyuz soviética atracarían en órbita
para un contacto directo entre sus tripulantes. El objetivo era demostrar que dos naves de
tecnología distinta podían unirse en órbita gracias a un modulo de atraque, que fue diseñado
por la NASA.
AMBIENTE CORDIAL
En aquel encuentro histórico participaron los astronautas Tom Stafford, Deke Slayton y Vance
Brand, y los cosmonautas Aleksey Leonov y Valeriy Kubasov. En un ambiente cordial, todos se
dieron apretones de manos, intercambiaron regalos y placas conmemorativas, incluidas
banderas de ambos países.
Las tripulaciones recibieron un mensaje de felicitación del premier soviético, Leonid Brezniev, y
una llamada del presidente de Estados Unidos, Gerald Ford. Tras una hora, llegó la despedida y
las naves se separaron.