No te ha pasado que en muchas ocasiones te levantas sin ganas de hacer nada, te miras al espejo y te ves triste, y piensas entonce: “llevo muchos días que no descanso bien, me siento mal y no encuentro una razón que lo explique”. Los estudios dicen que al menos un veinte por ciento de la población afirma sentirse triste y no encontrar una explicación para esta sensación. El papel de las emociones es nuestra vida es crucial por su carácter adaptativo, pero no es menos cierto que a través de la gestión adecuada de las mismas podemos cambiar el efecto que surten sobre nosotros, convirtiéndolas en un elemento potenciador del bienestar personal.
Según Ali Binazir: “el dolor y las emociones negativas activan los centros de recompensa del cerebro, causando de esta manera una especie de adicción inconciente a las emociones negativas”.
La explicación a este síndrome de adicción a las emociones negativas radica en que en muchas ocasiones buscamos salidas rápidas a lo problemas cotidianos y nos dejamos llenar de dichas emociones negativas y así para sentirnos mejor recurrimos a paliarlas con comidas, alcohol, drogas,, quieres evadirte del dolor ocultando ante alguna actividad de expresión rápida y sin sentido, quieres vivir así un bienestar efimero que te de momentos de felicidad.
Pero es importante saber que el papel de las emociones positivas en nuestra vida según Barbara Fredrickson autora del libro Vida Positiva las emociones negativas se han enfocado a lo largo de la existencia humana como potenciadoras de nuestra supervivencia de manera efectiva, así, el miedo nos ayuda a no ponernos en peligro, la irá nos ayuda a defendernos de posibles agresiones, etcétera, sin embargo, cuando hablamos de las emociones positivas observamos cómo han sido olvidadas como elementos evolutivos de supervivencia.
Parece que el papel de las emociones positivas es muy importante ya que aumentan nuestro repertorio de ideas y conductas, ayudándonos a consolidar y potenciar nuestros recursos mentales, con lo que podemos ampliar el campo de posibilidades de nuestra realidad, así responderemos más efectivamente a nuestros problemas, fomentando de esa manera la creación de nuevas conexiones creativas, con lo que ampliamos, es decir ensanchamos, nuestra potencialidad para afrontar nuevas situaciones vitales desde una perspectiva más creativa.
Por lo tanto, las emociones positiva incitan nuestro cambio personal, favoreciendo nuestra maduración, lo que nos lleva a creernos mejores personas, pero además nos hace ser mejores personas. Ya que esta potencialidad abre una perspectiva nueva en nuestra vida, descubriéndonos con nuevas habilidades, aprovechando nuestros recursos, centrando nuestra atención en los elementos que definen nuestros problemas con lo que aumentará nuestra autoestima, volviéndonos más autoeficaces ante los retos que se nos plantean cada día.
La vida positiva abre nuestras mentes produciendo un cambio en nuestro enfoque, de esa manera observamos el mundo con un sinfín de posibilidades, así generamos una visión más real de nuestra vida. Contrariamente, con las emociones negativas disminuye esa visión, por esa razón potencia en tu vida las emociones positivas ya que además evita el desgaste del sistema cardiovascular, con lo que mejorará tu estado de salud, y además generarás un alto nivel de felicidad.