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Opinión
Etiquetas | Política | Castilla y León
Debe saber, señor Herrera, que muchos de sus cargos ya se consideran casta propia y actúan como si la administración fuera parte de su patrimonio persona

Discurso lleno de naftalina

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Sr. Herrera Campo, Juan Vicente:

No me he perdido ni un segundo de su intervención en las Cortes, de cara a su previsible investidura como presidente de todos los castellanos y leoneses hasta 2019. Y debo confesar que no me ha gustado, porque es más de lo mismo: cuanto ha expuesto hoy en su decálogo, lo ha dicho en numerosas ocasiones, incluso ha copiado las ideas, pero ha tenido la exquisita habilidad de retocar la forma para que parezcan ideas originales, novedosas y realistas. En una palabra: engaño. Sí, amigo Herrera, me siento engañado y traicionado por esa intervención suya.

Me duele que mi presidente engañe de esa manera. Fui fiel a usted en una ocasión -- y hasta me obligaron bajo amenaza a pasarle datos sobre lo que fue la Ley que estábamos elaborando sobre la Educación de Personas Adultas de Castilla y León-- pero antes vendo mi voto en un mercadillo que depositarlo en la urna con su nombre. Debo recordarle, amigo Herrera, que Mariano Rajoy engañó a los contribuyentes y estos le han dado un ‘soplamocos’ en las pasadas elecciones municipales y autonómicas. Aplíquese el cuento y aquello de las barbas del vecino. No voy a consentir su desprecio: la ciudadanía no es tan gaznápira como usted se piensa, y mucho menos estúpida.

Mire, señor Herrera, hoy solo voy a comentar dos o tres ideas de su decálogo. Tiempo tendremos de sacar a relucir sus mentiras, abusos, incomprensión, desprecio e incoherencias. Y le aseguro que cuando toque en los próximos días la educación o la sanidad, se va a avergonzar de lo que han hecho algunos de sus altos cargos; sobre todo cuando plasme (con datos y documentos) las incoherencias que se cometen reiteradamente en la Consejería de Educación de su comunidad... que es la mía. Incluso, en estos días de transición, desde los distintos servicios de Recursos Humanos de Educación se están cometiendo atropellos con las plantillas: se suprime profesorado, se reconvierten plantillas sin necesidad, se sigue recortando a lo bestia,…

Sí, presidente, usted no se suele enterar de las burradas que cometen sus ‘vasallos’ en las consejerías. Pero doy fe de que lo va a saber en los próximos meses. Abuso por abuso, barrabasada tras barrabasada y mucha dejadez, pero mucha; sepa que muchos de sus cargos ya se consideran casta propia y actúan como si la administración fuera parte de su patrimonio personal. De todo ello recibirá copia la señora procuradora en Cortes, Rosa Valdeón Santiago, modelo y ejemplo de compromiso y actuación ciudadana; al menos así sé que nadie se sentirá tentado a actuaciones represivas como las que en educación he presenciado estos años.

Me parece muy bien, señor Herrera Campo, esa propuesta de reducción de los cargos directivos de empresas públicas, así como el endurecimiento de los requisitos para crear éstas. Volver a la consulta de tres ofertas para los contratos menores es adecuado, pero busquen ustedes esa vía que impida ralentizar la administración. Le recuerdo que, a pesar de sus falsas declaraciones, la Junta de Castilla y León paga a 134 días. Y si hablamos de los gastos de funcionamiento en los centros educativos, su Consejería de Hacienda incumple sus propias normas; incluso voy más allá, me consta que en algunas consejerías apoyan ese conjunto de despropósitos. Empiece por cesar a todos los altos cargos de la Consejería de Educación: le aseguro que no se arrepentirá. Doy fe.

¡Qué bonito queda eso de “la educación en los valores de la regeneración política, con el compromiso de introducir en el sistema educativo los contenidos éticos y de valores necesarios”. Y si a ello unimos “que la defensa de la honestidad y de la transparencia en la vida social y en la política y la lucha contra la corrupción han de ser esfuerzos asumidos y compartidos por toda la sociedad”, pues queda usted en todo lo alto. “¡Queda usted como Dios!”, que es lo que dicen en mi pueblo. Pero eso ya lo dijo así, textualmente, en otra ocasión. No es de recibo que haga su discurso de investidura con retales del pasado. Ha sacado tanta naftalina del armario que se va a apolillar lo poco que queda dentro. Le vuelvo a repetir eso de las mentiras continuadas y su mal efecto, así como las ‘bofetadas electorales’ que Rajoy ha recibido por ello. No lo eche en saco roto.

Desde el principio de los tiempos lleva usted aludiendo al uso de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. Y, por si no es suficiente, insiste en que es “para que puedan ser consultadas por los ciudadanos cualesquiera de los aspectos relacionados con la actividad de las instituciones regionales”. Pero, señor Herrera, ¿qué es lo que le han contado a usted? Desde su propia Consejería de Educación se ha prohibido a los centros educativos comprar ordenadores para el alumnado, renovar los existentes o actualizarlos. ¿Quiere la documentación? ¿Pero usted sabe con qué bueyes ha estado arando? Dudo que lo sepa, pero yo se lo voy a demostrar con documentación en la mano y con copia a dos procuradores de cada uno de los partidos que conforman las Cortes de Castilla y León. No dudaré en aportar ‘armas dialécticas’ a la oposición, pero ya verá usted cómo no las saben utilizar. Doy fe.

Mire usted, Juan Vicente, en los centros de educación de personas adultas de su comunidad, que es la mía, se ha recortado estos últimos cuatro años más de un 52% anual, con respecto al año 2011. Alguien debería decirle que el alumnado de este tipo de centros se ve obligado en muchos casos a llevar su propio ordenador al centro para poder trabajar, al igual que muchos profesores. Y por si las preocupaciones de los cargos directivos son pocas, en estos días de transición siguen los atropellos con las plantillas: quitan profesorado con cometidos y, a la fuerza, pretenden destinar profesorado sin cometidos. Claro que, bien visto, algo así pasaba en el departamento de Estudios y Documentación de la Consejería de Educación en los años 2001 a 2003 y posteriormente: figuraba mucha gente en el directorio de la consejería, pero nunca había más de dos o tres personas trabajando. Como testigo y notario del hecho, doy fe.

Respecto al sexto punto de su decálogo de gobierno, mejor no extendernos. Eso de mejorar “el Portal de Gobierno Abierto de la Junta para, entre otros aspecto, informar puntualmente del grado de compromiso de los objetivos de los servicios públicos autonómicos”, es para nota. Pero mire, Juan Vicente, cuando la ciudadanía quiere poner una queja, el Portal no está operativo. Y los encargados de responder a las cuestiones –las pocas veces que lo encuentro activo y operativo—incurren en el desprecio, en respuestas incoherentes. Y muchas veces ni siquiera contestan. También han llegado a amedrentar contestándote en función de tu cargo, en vez de hacerlo al ciudadano que reclama y que actúan con el derecho que le da ser un contribuyente y administrado por la Junta de Castilla y León, sin más.

En fin, señor Herrera Campo, seguiremos hablando de sus viejas ideas. Estoy seguro que la procuradora, Valdeón Santiago, será una excelente receptora de la documentación. Porque, ya se sabe, que si todo lo que aquí he dicho no lo demuestro, entonces el mentiroso soy yo. Y de eso, nada, monada.

Discurso lleno de naftalina

Debe saber, señor Herrera, que muchos de sus cargos ya se consideran casta propia y actúan como si la administración fuera parte de su patrimonio persona
Jesús  Salamanca
jueves, 2 de julio de 2015, 22:00 h (CET)
Sr. Herrera Campo, Juan Vicente:

No me he perdido ni un segundo de su intervención en las Cortes, de cara a su previsible investidura como presidente de todos los castellanos y leoneses hasta 2019. Y debo confesar que no me ha gustado, porque es más de lo mismo: cuanto ha expuesto hoy en su decálogo, lo ha dicho en numerosas ocasiones, incluso ha copiado las ideas, pero ha tenido la exquisita habilidad de retocar la forma para que parezcan ideas originales, novedosas y realistas. En una palabra: engaño. Sí, amigo Herrera, me siento engañado y traicionado por esa intervención suya.

Me duele que mi presidente engañe de esa manera. Fui fiel a usted en una ocasión -- y hasta me obligaron bajo amenaza a pasarle datos sobre lo que fue la Ley que estábamos elaborando sobre la Educación de Personas Adultas de Castilla y León-- pero antes vendo mi voto en un mercadillo que depositarlo en la urna con su nombre. Debo recordarle, amigo Herrera, que Mariano Rajoy engañó a los contribuyentes y estos le han dado un ‘soplamocos’ en las pasadas elecciones municipales y autonómicas. Aplíquese el cuento y aquello de las barbas del vecino. No voy a consentir su desprecio: la ciudadanía no es tan gaznápira como usted se piensa, y mucho menos estúpida.

Mire, señor Herrera, hoy solo voy a comentar dos o tres ideas de su decálogo. Tiempo tendremos de sacar a relucir sus mentiras, abusos, incomprensión, desprecio e incoherencias. Y le aseguro que cuando toque en los próximos días la educación o la sanidad, se va a avergonzar de lo que han hecho algunos de sus altos cargos; sobre todo cuando plasme (con datos y documentos) las incoherencias que se cometen reiteradamente en la Consejería de Educación de su comunidad... que es la mía. Incluso, en estos días de transición, desde los distintos servicios de Recursos Humanos de Educación se están cometiendo atropellos con las plantillas: se suprime profesorado, se reconvierten plantillas sin necesidad, se sigue recortando a lo bestia,…

Sí, presidente, usted no se suele enterar de las burradas que cometen sus ‘vasallos’ en las consejerías. Pero doy fe de que lo va a saber en los próximos meses. Abuso por abuso, barrabasada tras barrabasada y mucha dejadez, pero mucha; sepa que muchos de sus cargos ya se consideran casta propia y actúan como si la administración fuera parte de su patrimonio personal. De todo ello recibirá copia la señora procuradora en Cortes, Rosa Valdeón Santiago, modelo y ejemplo de compromiso y actuación ciudadana; al menos así sé que nadie se sentirá tentado a actuaciones represivas como las que en educación he presenciado estos años.

Me parece muy bien, señor Herrera Campo, esa propuesta de reducción de los cargos directivos de empresas públicas, así como el endurecimiento de los requisitos para crear éstas. Volver a la consulta de tres ofertas para los contratos menores es adecuado, pero busquen ustedes esa vía que impida ralentizar la administración. Le recuerdo que, a pesar de sus falsas declaraciones, la Junta de Castilla y León paga a 134 días. Y si hablamos de los gastos de funcionamiento en los centros educativos, su Consejería de Hacienda incumple sus propias normas; incluso voy más allá, me consta que en algunas consejerías apoyan ese conjunto de despropósitos. Empiece por cesar a todos los altos cargos de la Consejería de Educación: le aseguro que no se arrepentirá. Doy fe.

¡Qué bonito queda eso de “la educación en los valores de la regeneración política, con el compromiso de introducir en el sistema educativo los contenidos éticos y de valores necesarios”. Y si a ello unimos “que la defensa de la honestidad y de la transparencia en la vida social y en la política y la lucha contra la corrupción han de ser esfuerzos asumidos y compartidos por toda la sociedad”, pues queda usted en todo lo alto. “¡Queda usted como Dios!”, que es lo que dicen en mi pueblo. Pero eso ya lo dijo así, textualmente, en otra ocasión. No es de recibo que haga su discurso de investidura con retales del pasado. Ha sacado tanta naftalina del armario que se va a apolillar lo poco que queda dentro. Le vuelvo a repetir eso de las mentiras continuadas y su mal efecto, así como las ‘bofetadas electorales’ que Rajoy ha recibido por ello. No lo eche en saco roto.

Desde el principio de los tiempos lleva usted aludiendo al uso de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. Y, por si no es suficiente, insiste en que es “para que puedan ser consultadas por los ciudadanos cualesquiera de los aspectos relacionados con la actividad de las instituciones regionales”. Pero, señor Herrera, ¿qué es lo que le han contado a usted? Desde su propia Consejería de Educación se ha prohibido a los centros educativos comprar ordenadores para el alumnado, renovar los existentes o actualizarlos. ¿Quiere la documentación? ¿Pero usted sabe con qué bueyes ha estado arando? Dudo que lo sepa, pero yo se lo voy a demostrar con documentación en la mano y con copia a dos procuradores de cada uno de los partidos que conforman las Cortes de Castilla y León. No dudaré en aportar ‘armas dialécticas’ a la oposición, pero ya verá usted cómo no las saben utilizar. Doy fe.

Mire usted, Juan Vicente, en los centros de educación de personas adultas de su comunidad, que es la mía, se ha recortado estos últimos cuatro años más de un 52% anual, con respecto al año 2011. Alguien debería decirle que el alumnado de este tipo de centros se ve obligado en muchos casos a llevar su propio ordenador al centro para poder trabajar, al igual que muchos profesores. Y por si las preocupaciones de los cargos directivos son pocas, en estos días de transición siguen los atropellos con las plantillas: quitan profesorado con cometidos y, a la fuerza, pretenden destinar profesorado sin cometidos. Claro que, bien visto, algo así pasaba en el departamento de Estudios y Documentación de la Consejería de Educación en los años 2001 a 2003 y posteriormente: figuraba mucha gente en el directorio de la consejería, pero nunca había más de dos o tres personas trabajando. Como testigo y notario del hecho, doy fe.

Respecto al sexto punto de su decálogo de gobierno, mejor no extendernos. Eso de mejorar “el Portal de Gobierno Abierto de la Junta para, entre otros aspecto, informar puntualmente del grado de compromiso de los objetivos de los servicios públicos autonómicos”, es para nota. Pero mire, Juan Vicente, cuando la ciudadanía quiere poner una queja, el Portal no está operativo. Y los encargados de responder a las cuestiones –las pocas veces que lo encuentro activo y operativo—incurren en el desprecio, en respuestas incoherentes. Y muchas veces ni siquiera contestan. También han llegado a amedrentar contestándote en función de tu cargo, en vez de hacerlo al ciudadano que reclama y que actúan con el derecho que le da ser un contribuyente y administrado por la Junta de Castilla y León, sin más.

En fin, señor Herrera Campo, seguiremos hablando de sus viejas ideas. Estoy seguro que la procuradora, Valdeón Santiago, será una excelente receptora de la documentación. Porque, ya se sabe, que si todo lo que aquí he dicho no lo demuestro, entonces el mentiroso soy yo. Y de eso, nada, monada.

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