En Arabia Saudí, un bloguero ha sido condenado a 10 años de prisión, mil latigazos y más de 250.000 dólares de multa. Este bloguero dirigía un espacio en internet, donde se hablaba de religión y de política.
Esta noticia, me ha hecho pensar en la libertad en general, y en la libertad de expresión, en particular. Esta noticia me ha llevado a mi pasado. (...). Cuando yo era pequeño, el perro que tenía que proteger la casa, estaba siempre atado. Mi padre decía, que los perros que no eran libres, ladraban con más rabia. Llegado el momento, atacaban con más empuje. Eran más agresivos, más violentos. Yo pude comprobar, que a mayor libertad, menos agresividad. (...). De la libertad de expresión, podemos decir lo mismo. La censura genera rabia. Y la expresión reduce la tensión o presión.
Esta noticia me ha hecho pensar en las leyes españolas, que penalizan la amenaza, la difamación y la apología del terrorismo. Tal vez, porque estas expresiones contienen violencia y acercan a la persona que las pronuncia a la agresión. En cambio, no penalizan la blasfemia, ni la ofensa. Tal vez, porque provienen más de la libertad que del odio (...). Nuestras leyes defienden más esta libertad que las leyes del país mencionado al comienzo. Los regímenes que no defiende nada la libertad, son los que necesitan “perros” rabiosos. “Policías decididos”!.