La llegada del verano y del buen tiempo en general suponen la revolución en muchos armarios que pretenden llenarse con las tendencias del momento para no quedarse atrás en esta incansable lucha por estar siempre a la última. Este año, a las famosas cuñas que nos llevan acompañando durante varias temporadas, se une una tendencia, no exigua sin polémica, que se ha ido incorporando tímidamente desde 2012: las sandalias gladiadoras.
Tal y como su nombre indica, las sandalias gladiadoras encuentran la inspiración en los gladiadores romanos que con tanto ímpetu luchaban sobre la arena de los circos y que luego adaptó el boho chic de los 70. La peculiaridad de este calzado es que suele ser plano y con largas tiras que se extienden a lo largo de toda la pierna. Habitualmente el material es la piel, pero últimamente se han incluido otros como el plástico o la goma.
En 2012, Michael Kors sorprendió con una adaptación de esta tendencia, como una idea llamativa para dar un giro al tipo de calzado veraniego. A día de hoy, prácticamente todas firmas como Valentino, Chloé o Versache incluyen este modelo pero en diferentes versiones: con algo de cuña, tiras más finas, en diversos colores, de aspecto bohemio, con flecos…una gama amplia para que cualquiera pueda encontrar su ideal y ajustarlo a su look.
Pero, ¿son aceptadas como el must del verano? Evidentemente no. Al igual que ha ocurrido con los ya tomados como Ugly Shoes o incluso con la moda de llevar chanclas por la calle, esta tendencia tiene bastante detractores. Cierta incomodidad de algunos modelos, el que las tiras puedan dejar marca, las rozaduras o incluso la estética que puede dejar, son algunas de las razones que se utilizan para rechazar a las gladiadoras.
Sea como fuere, lo más importante de un calzado, y muy especialmente en verano con mayor exposición al clima, es que sea cómodo y de buena calidad para evitar los incómodos contratiempos que pueda ocasionar. Y por supuesto, con el que sentirse a gusto con cada paso.