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Etiquetas | Viajando por las emociones

Inteligencia emocional, ira y felicidad

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En muchas ocasiones y momentos importantes de nuestra vida las emociones nos han hecho reaccionar de manera diferente a como nosotros hubiésemos querido, sin duda alguna podrás haber experimentado sensanciones, y en tu mente habrán aparecido ideas ante una situación que has sentido y vivido como injustas o ante alguna cuestión que se interpone en la consecución de tus objetivos personales y vitales.

En cuantos momentos, esas sensaciones que experimentaste te inhundaron, es decir, sentiste que no pudiste gestionar esa respuesta apoderándose de lo que estabas viviendo y sintiendo en cada momento. Algunas veces te habrá pasado con la ira, con la rabia, con la tristeza, sin duda alguna habrás pensado o te habrás sentido mal por experimentarlas y generar esos pensamientos. Si te digo que esas sensaciones, no sólo es que sean útiles, sino que son necesarias.

Es el caso de la Ira que nos genera esa sensación de defensa y mal humor destinada a nuestra defensa, dicha reacción es buena cuando debemos de responder ante situaciones que nos amenazan, y nos invita a actuar reduciendo el miedo, con lo que, como verás es una reacción que necesitamos, al mismo tiempo, es contraria a la agresión, por lo tanto, su gestión y orientación adecuada la puedes vivir como un potencial de energíaa necesaria para actuar.

Pero el ser irascible, el no saber dirigirla hacia un potencial puede generarnos problemas, al mismo tiempo podemos otros estados de ánimo que no gestionamos adecuadamente los transformamos en Ira, esto sucede en ocasiones con la ansiedad, el cansancio o la tristeza.

En cualquier caso, ser consciente de las causas de las reacciones de ira y aprender a gestionarla es importante para nuestro bienestar, así evitaremos esos estallidos poco o nada justificados y en ocasiones irracionales de ira. De no ser así la ira acumulada te puede llevar a un estado de agresividad que quizás no puedas controlar. Efectivamente estarás pensando acertadamente que la inteligencia emocional es una fortaleza humana que nos permite percibir, valorar y expresar emociones con exactitud, esa habilidad que nos permite acceder y generar sentimientos que faciliten el pensamiento; que nos ayuda a comprender las emociones a conocerlas y al mismo tiempo nos da la capacidad de regular dichas emociones facilitando nuestro crecimiento emocional e intelectual.

Dicha vivencia emocional produce en nosotros reacciones negativas y positivas que nos ocasionan dificultades tanto a nivel personal como en nuestras relaciones con los demás. Quitándonos en ocasiones fuerza y vitalidad para continuar con nuestras actividades diarias.

Sin embargo, el conocimiento adecuado de las mismas: su expresión, su interpretación y su derivación nos permiten aumentar nuestro bienestar. Pero además cuando potenciamos en nuestra vida las emociones positivas ampliamos nuestro campo de posibilidades, volviéndonos más reflexivos, creativos y optimistas, lo que nos permite transformar nuestra realidad personal, mejorando nuestro bienestar, lo que nos hace sentirnos más felices.

Nuestra inteligencia emocional sobre la ira nos plantea no callarnos o tragarnos los sentimientos. Esto es erróneo, en la vida hay que emocionarse ante las situaciones de injusticia o de agresiones que recibimos, la cuestión es entender que no es una competición donde ganas o pierdes, que la empatía jugará en nosotros un lugar central, y que si realmente nos planteamos la problemática que me ha llevado a esos sentimientos, si racionalizo la situación, y pongo actividades que me ayuden a reconducir esa emoción como el caminar, la actividad deportiva o el poder contar con personas a las que acudir en diferentes momentos donde yo he decidido arrojarme a los brazos de la Ira, es ahí donde tomas el control de tu vida y la reenfocas.

Posibilitando un campo más amplio de actuación, encontrando que existen múltiples posibilidades, pero nunca rechazando la emoción, ni reprimiéndola, sino confrontándola desde las sensaciones hasta los pensamientos que la generan. Ser feliz implica un cambio de foco, desde las fortalezas que te ayuden a gestionar tu felicidad. ¿Te atreves a vivirla?

Inteligencia emocional, ira y felicidad

José J. Rivero
domingo, 31 de mayo de 2015, 07:36 h (CET)
En muchas ocasiones y momentos importantes de nuestra vida las emociones nos han hecho reaccionar de manera diferente a como nosotros hubiésemos querido, sin duda alguna podrás haber experimentado sensanciones, y en tu mente habrán aparecido ideas ante una situación que has sentido y vivido como injustas o ante alguna cuestión que se interpone en la consecución de tus objetivos personales y vitales.

En cuantos momentos, esas sensaciones que experimentaste te inhundaron, es decir, sentiste que no pudiste gestionar esa respuesta apoderándose de lo que estabas viviendo y sintiendo en cada momento. Algunas veces te habrá pasado con la ira, con la rabia, con la tristeza, sin duda alguna habrás pensado o te habrás sentido mal por experimentarlas y generar esos pensamientos. Si te digo que esas sensaciones, no sólo es que sean útiles, sino que son necesarias.

Es el caso de la Ira que nos genera esa sensación de defensa y mal humor destinada a nuestra defensa, dicha reacción es buena cuando debemos de responder ante situaciones que nos amenazan, y nos invita a actuar reduciendo el miedo, con lo que, como verás es una reacción que necesitamos, al mismo tiempo, es contraria a la agresión, por lo tanto, su gestión y orientación adecuada la puedes vivir como un potencial de energíaa necesaria para actuar.

Pero el ser irascible, el no saber dirigirla hacia un potencial puede generarnos problemas, al mismo tiempo podemos otros estados de ánimo que no gestionamos adecuadamente los transformamos en Ira, esto sucede en ocasiones con la ansiedad, el cansancio o la tristeza.

En cualquier caso, ser consciente de las causas de las reacciones de ira y aprender a gestionarla es importante para nuestro bienestar, así evitaremos esos estallidos poco o nada justificados y en ocasiones irracionales de ira. De no ser así la ira acumulada te puede llevar a un estado de agresividad que quizás no puedas controlar. Efectivamente estarás pensando acertadamente que la inteligencia emocional es una fortaleza humana que nos permite percibir, valorar y expresar emociones con exactitud, esa habilidad que nos permite acceder y generar sentimientos que faciliten el pensamiento; que nos ayuda a comprender las emociones a conocerlas y al mismo tiempo nos da la capacidad de regular dichas emociones facilitando nuestro crecimiento emocional e intelectual.

Dicha vivencia emocional produce en nosotros reacciones negativas y positivas que nos ocasionan dificultades tanto a nivel personal como en nuestras relaciones con los demás. Quitándonos en ocasiones fuerza y vitalidad para continuar con nuestras actividades diarias.

Sin embargo, el conocimiento adecuado de las mismas: su expresión, su interpretación y su derivación nos permiten aumentar nuestro bienestar. Pero además cuando potenciamos en nuestra vida las emociones positivas ampliamos nuestro campo de posibilidades, volviéndonos más reflexivos, creativos y optimistas, lo que nos permite transformar nuestra realidad personal, mejorando nuestro bienestar, lo que nos hace sentirnos más felices.

Nuestra inteligencia emocional sobre la ira nos plantea no callarnos o tragarnos los sentimientos. Esto es erróneo, en la vida hay que emocionarse ante las situaciones de injusticia o de agresiones que recibimos, la cuestión es entender que no es una competición donde ganas o pierdes, que la empatía jugará en nosotros un lugar central, y que si realmente nos planteamos la problemática que me ha llevado a esos sentimientos, si racionalizo la situación, y pongo actividades que me ayuden a reconducir esa emoción como el caminar, la actividad deportiva o el poder contar con personas a las que acudir en diferentes momentos donde yo he decidido arrojarme a los brazos de la Ira, es ahí donde tomas el control de tu vida y la reenfocas.

Posibilitando un campo más amplio de actuación, encontrando que existen múltiples posibilidades, pero nunca rechazando la emoción, ni reprimiéndola, sino confrontándola desde las sensaciones hasta los pensamientos que la generan. Ser feliz implica un cambio de foco, desde las fortalezas que te ayuden a gestionar tu felicidad. ¿Te atreves a vivirla?

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