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Heidegger

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Las líneas de este artículo sirven para ofrecer una aproximación introductoria a algunos aspectos del pensamiento de este filósofo alemán. La vida de este gran pensador transcurre desde 1889 hasta 1976. Trabajó con Husserl al que dedicó su obra más importante, Ser y Tiempo de 1927.

Es uno de los más grandes pensadores del siglo XX. Destacaba por su gran erudición, su solidez intelectual, y su capacidad de innovación en el campo de la filosofía.

Entre los libros que escribió destacan, especialmente, Kant y el problema de la metafísica de 1929, y Carta sobre el humanismo de 1947, Ejercitación en el pensamiento filosófico, Estudios sobre mística medieval, Lógica. La pregunta por la verdad, Conceptos fundamentales, y un largo etcétera. Aunque no se considera existencialista, ya que partía de un estudio ontológico del ser, pero, en realidad, lo es, al menos parcialmente, si se piensa que utiliza una propedéutica antropológica que forja o construye una concepción existencial del hombre.

En Ser y Tiempo habla del Dasein o ser ahí que es el existente humano. Como también señala Fontán Jubero: «Heidegger distingue entre el ser del hombre (el Dasein) y el ser de las cosas (Vorhandersein)». De hecho, el metafísico germano establece que las propiedades de las cosas son categorías, y las que son características del hombre son existentalia o existenciales.

Heidegger está convencido de que el análisis fenomenológico descubre que la existencia de los hombres es, sobre todo, temporalidad.

En relación con el Dasein explica sus características de un modo preciso y claro. Es cierto que la radical finitud del ser humano produce angustia ante la nada que le espera con la muerte, o desde una perspectiva religiosa, con lo desconocido después de la existencia.

Aunque otra característica del ser ahí es la posibilidad, y es muy positiva para el hombre. Ya que el ser de cada individuo no está nunca terminado, siempre está en proceso. El hacerse de la vida de cada sujeto es lo, realmente, apasionante, y, en cierto sentido, puede entenderse la existencia como un juego de autoconstrucción con las posibilidades.

Si bien, también es verdad que cada persona hace su ser con su autodeterminación, y con su libertad de elegir la vida que quiere.

Desde el existencialismo heideggeriano es innegable que el hombre es un ser en el mundo, y también abierto a la realidad mundana. Este pensador escribe en su Carta sobre el humanismo acerca de la significación del estar del ser humano en la realidad lo siguiente: «estar abierto a la comprensión del ser desde una situación, o encontrarse determinado y proyectado a un número indefinido de posibilidades».

El planteamiento de Heidegger destaca la importancia esencial de la coexistencia entre los seres humanos, y las dos direcciones que puede tomar la misma.

Frente a una existencia inauténtica que es una simple coincidencia en el espacio y el tiempo con otros seres racionales e irracionales y con las cosas, el sujeto puede encontrarse como arrojado al mundo, en una situación que no ha elegido.

En cambio, en la existencia auténtica la vida es entendida como posibilidad y, por tanto, es una libre creación del yo. El proyectar y elegir la existencia por parte de cada persona es lo más gratificante, porque hay que decidir lo que se quiere hacer a cada momento, y esto, aunque pueda parecer que provoca angustia, en realidad, es la condición positiva de la potencial infinidad de los proyectos vitales humanos.

Heidegger

José Manuel López García
viernes, 29 de mayo de 2015, 07:49 h (CET)
Las líneas de este artículo sirven para ofrecer una aproximación introductoria a algunos aspectos del pensamiento de este filósofo alemán. La vida de este gran pensador transcurre desde 1889 hasta 1976. Trabajó con Husserl al que dedicó su obra más importante, Ser y Tiempo de 1927.

Es uno de los más grandes pensadores del siglo XX. Destacaba por su gran erudición, su solidez intelectual, y su capacidad de innovación en el campo de la filosofía.

Entre los libros que escribió destacan, especialmente, Kant y el problema de la metafísica de 1929, y Carta sobre el humanismo de 1947, Ejercitación en el pensamiento filosófico, Estudios sobre mística medieval, Lógica. La pregunta por la verdad, Conceptos fundamentales, y un largo etcétera. Aunque no se considera existencialista, ya que partía de un estudio ontológico del ser, pero, en realidad, lo es, al menos parcialmente, si se piensa que utiliza una propedéutica antropológica que forja o construye una concepción existencial del hombre.

En Ser y Tiempo habla del Dasein o ser ahí que es el existente humano. Como también señala Fontán Jubero: «Heidegger distingue entre el ser del hombre (el Dasein) y el ser de las cosas (Vorhandersein)». De hecho, el metafísico germano establece que las propiedades de las cosas son categorías, y las que son características del hombre son existentalia o existenciales.

Heidegger está convencido de que el análisis fenomenológico descubre que la existencia de los hombres es, sobre todo, temporalidad.

En relación con el Dasein explica sus características de un modo preciso y claro. Es cierto que la radical finitud del ser humano produce angustia ante la nada que le espera con la muerte, o desde una perspectiva religiosa, con lo desconocido después de la existencia.

Aunque otra característica del ser ahí es la posibilidad, y es muy positiva para el hombre. Ya que el ser de cada individuo no está nunca terminado, siempre está en proceso. El hacerse de la vida de cada sujeto es lo, realmente, apasionante, y, en cierto sentido, puede entenderse la existencia como un juego de autoconstrucción con las posibilidades.

Si bien, también es verdad que cada persona hace su ser con su autodeterminación, y con su libertad de elegir la vida que quiere.

Desde el existencialismo heideggeriano es innegable que el hombre es un ser en el mundo, y también abierto a la realidad mundana. Este pensador escribe en su Carta sobre el humanismo acerca de la significación del estar del ser humano en la realidad lo siguiente: «estar abierto a la comprensión del ser desde una situación, o encontrarse determinado y proyectado a un número indefinido de posibilidades».

El planteamiento de Heidegger destaca la importancia esencial de la coexistencia entre los seres humanos, y las dos direcciones que puede tomar la misma.

Frente a una existencia inauténtica que es una simple coincidencia en el espacio y el tiempo con otros seres racionales e irracionales y con las cosas, el sujeto puede encontrarse como arrojado al mundo, en una situación que no ha elegido.

En cambio, en la existencia auténtica la vida es entendida como posibilidad y, por tanto, es una libre creación del yo. El proyectar y elegir la existencia por parte de cada persona es lo más gratificante, porque hay que decidir lo que se quiere hacer a cada momento, y esto, aunque pueda parecer que provoca angustia, en realidad, es la condición positiva de la potencial infinidad de los proyectos vitales humanos.

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