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Al final todas nuestras ansiedades perturbadoras se deben a nuestra pequeñez que nos hace perder el control de las situaciones adversas

Materia mala

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Un tal Gonzalo, abogado de 35 años y que se encuentra en el paro desde hace 3 describe de esta manera su situación: “Mi vida ha caído en un pozo, así que he regresado en casa de mi madre. Tomo antidepresivos y voy al psicólogo desde hace mucho tiempo, pero no encuentro mi lugar en el mundo. Dejé al psicólogo porque no me ayuda y me cobra una cantidad exagerada. Siento decir que estoy de duelo por mi mismo y siento que parte de mí se ha ido muriendo en estos últimos años”. El retrato que Gonzalo hace de sí mismo debe reproducirse en otras muchas personas durante esta larga crisis y que de momento no se ven indicios tangibles de que retroceda. La crisis persiste aún cuando el presidente Rajoy diga que se vislumbra una mejoría en el horizonte de 2015. El paro se mantiene. La crisis económica persiste y los trastornos mentales siguen haciendo su labor destructiva. Junto a Gonzalo muchas personas siguen necesitando ayuda.

Un psiquiatra le dijo a William Barcley, pastor evangélico y comentarista bíblico:”Todo lo que un psiquiatra puede hacer es desnudar al paciente hasta llegar a lo que es esencial en el hombre y si lo que es esencial es materia mala, no hay nada que hacer. Aquí es donde tú entras”. El psiquiatra tiene razón. Analizando en la consulta los problemas de sus pacientes llega a la conclusión de lo que es esencial en el hombre es materia mala Este descubrimiento no es un hallazgo de la psiquiatría moderna. Desde hace 5000 años que la Biblia que es palabra de Dios viene diciendo que lo que es esencial en el hombre es materia mala y lo resume en una sola palabra pecado. Esta palabra es tabú y no se la tiene en consideración. El ser humano prefiere afirmar que es materia mala que se puede curar con pastillas y terapias de grupo antes que reconocer que es pecador, que es alguien que ha transgredido la Ley de Dios y que Dios puede regenerar la materia mala y transformarla en una de buena. En tanto se siga considerando que la materia mala sea una cuestión clínica que encuentra solución en el sofá del psiquiatra no tendrá ningún inconveniente en seguir pagando sumas exageradas por hablar de sus neuras que lo perturban. En el momento que se entiende que el problema básico del hombre no es clínico sino espiritual llega el momento en que el psiquiatra está a punto de perder un cliente porque se abre la puerta que conduce a investigar en la Biblia el mensaje sanador que se encuentra en sus páginas.

Es cierto que la consulta del psiquiatra puede momentáneamente aligerar las penas. Se dice que como las personas ya no se acercan al confesionario para compartir sus penas con el cura, esta pérdida se ha substituido por el científico sofá del psiquiatra. Es en la oración al Padre de nuestro Señor Jesucristo donde las pesada cargas emocionales cambian de espalda y dejan de ser un bagaje de mal digerir.

“El mensaje de la Biblia”, dice Jeff Munroe, “por lo que hace a la fe es claro. No tiene sentido preocuparse por todo aquello que no podemos controlar. Lo que sí podemos controlar es como damos respuesta a los desafíos y en donde ponemos la confianza. No podemos controlar la vida pero sí que podemos controlar la respuesta que le demos”. Darse cabezazos contra los imposibles, si es que lleva a algún lugar es agravar el estado emocional de quien se los da. Debido a ello durante esta larga crisis se hayan incrementado el número de consultas psiquiátricas y el consumo exponencial de fármacos contra el estrés y ansiolíticos.

David que tenía que ser rey de Israel se encontraba en una situación muy complicada. Debido a la feroz persecución a que estaba sometido de parte del rey Saúl, David se vio obligado a buscar refugio en territorio del filisteo Aquis, príncipe de Gat. El gobernante filisteo le dio la ciudad de Siclag como lugar de residencia. Se reemprenden las hostilidades entre filisteos e israelitas y David se vio obligado a tener que ir a luchar contra sus hermanos israelitas al lado de Aquis. Los otros príncipes filisteos no aceptan la participación de David en la batallo por miedo de que durante el combate David se pusiese al lado de Saúl para poder recuperar su favor. Junto con sus hombres David regresa a Siclag y la encuentra arrasada por el fuego y sus familiares, ganado y otros bienes desaparecidos. Ante la desolación que contemplan sus ojos:”David estaba muy angustiado, porque el pueblo había decidido apedrearle. Porque el alma de todo el pueblo estaba muy amargada, cada uno por sus hijos e hijas”. David en vez de dejarse guiar por el pánico y la frustración general “se fortaleció en el Señor su Dios” (1 Samuel 30:6). Para David el Señor era su Casillo de refugio, la Roca que impedía que la inundación lo arrastrase al desastre. La situación era crítica y en vez de dejarse llevar por las quejas y acusaciones culpando a Dios del desastre, “consultó al Señor” (v.8). La historia subsiguiente deja bien claro que vale la pena fortalecerse en el Señor y buscar su dirección. Si en vez de dejarse conducir por Dios hubiese permitido que la materia mala hubiese tomado la dirección de su vida jamás hubiese conseguido la gloria que alcanzó.

Materia mala

Al final todas nuestras ansiedades perturbadoras se deben a nuestra pequeñez que nos hace perder el control de las situaciones adversas
Octavi Pereña
lunes, 25 de mayo de 2015, 23:06 h (CET)
Un tal Gonzalo, abogado de 35 años y que se encuentra en el paro desde hace 3 describe de esta manera su situación: “Mi vida ha caído en un pozo, así que he regresado en casa de mi madre. Tomo antidepresivos y voy al psicólogo desde hace mucho tiempo, pero no encuentro mi lugar en el mundo. Dejé al psicólogo porque no me ayuda y me cobra una cantidad exagerada. Siento decir que estoy de duelo por mi mismo y siento que parte de mí se ha ido muriendo en estos últimos años”. El retrato que Gonzalo hace de sí mismo debe reproducirse en otras muchas personas durante esta larga crisis y que de momento no se ven indicios tangibles de que retroceda. La crisis persiste aún cuando el presidente Rajoy diga que se vislumbra una mejoría en el horizonte de 2015. El paro se mantiene. La crisis económica persiste y los trastornos mentales siguen haciendo su labor destructiva. Junto a Gonzalo muchas personas siguen necesitando ayuda.

Un psiquiatra le dijo a William Barcley, pastor evangélico y comentarista bíblico:”Todo lo que un psiquiatra puede hacer es desnudar al paciente hasta llegar a lo que es esencial en el hombre y si lo que es esencial es materia mala, no hay nada que hacer. Aquí es donde tú entras”. El psiquiatra tiene razón. Analizando en la consulta los problemas de sus pacientes llega a la conclusión de lo que es esencial en el hombre es materia mala Este descubrimiento no es un hallazgo de la psiquiatría moderna. Desde hace 5000 años que la Biblia que es palabra de Dios viene diciendo que lo que es esencial en el hombre es materia mala y lo resume en una sola palabra pecado. Esta palabra es tabú y no se la tiene en consideración. El ser humano prefiere afirmar que es materia mala que se puede curar con pastillas y terapias de grupo antes que reconocer que es pecador, que es alguien que ha transgredido la Ley de Dios y que Dios puede regenerar la materia mala y transformarla en una de buena. En tanto se siga considerando que la materia mala sea una cuestión clínica que encuentra solución en el sofá del psiquiatra no tendrá ningún inconveniente en seguir pagando sumas exageradas por hablar de sus neuras que lo perturban. En el momento que se entiende que el problema básico del hombre no es clínico sino espiritual llega el momento en que el psiquiatra está a punto de perder un cliente porque se abre la puerta que conduce a investigar en la Biblia el mensaje sanador que se encuentra en sus páginas.

Es cierto que la consulta del psiquiatra puede momentáneamente aligerar las penas. Se dice que como las personas ya no se acercan al confesionario para compartir sus penas con el cura, esta pérdida se ha substituido por el científico sofá del psiquiatra. Es en la oración al Padre de nuestro Señor Jesucristo donde las pesada cargas emocionales cambian de espalda y dejan de ser un bagaje de mal digerir.

“El mensaje de la Biblia”, dice Jeff Munroe, “por lo que hace a la fe es claro. No tiene sentido preocuparse por todo aquello que no podemos controlar. Lo que sí podemos controlar es como damos respuesta a los desafíos y en donde ponemos la confianza. No podemos controlar la vida pero sí que podemos controlar la respuesta que le demos”. Darse cabezazos contra los imposibles, si es que lleva a algún lugar es agravar el estado emocional de quien se los da. Debido a ello durante esta larga crisis se hayan incrementado el número de consultas psiquiátricas y el consumo exponencial de fármacos contra el estrés y ansiolíticos.

David que tenía que ser rey de Israel se encontraba en una situación muy complicada. Debido a la feroz persecución a que estaba sometido de parte del rey Saúl, David se vio obligado a buscar refugio en territorio del filisteo Aquis, príncipe de Gat. El gobernante filisteo le dio la ciudad de Siclag como lugar de residencia. Se reemprenden las hostilidades entre filisteos e israelitas y David se vio obligado a tener que ir a luchar contra sus hermanos israelitas al lado de Aquis. Los otros príncipes filisteos no aceptan la participación de David en la batallo por miedo de que durante el combate David se pusiese al lado de Saúl para poder recuperar su favor. Junto con sus hombres David regresa a Siclag y la encuentra arrasada por el fuego y sus familiares, ganado y otros bienes desaparecidos. Ante la desolación que contemplan sus ojos:”David estaba muy angustiado, porque el pueblo había decidido apedrearle. Porque el alma de todo el pueblo estaba muy amargada, cada uno por sus hijos e hijas”. David en vez de dejarse guiar por el pánico y la frustración general “se fortaleció en el Señor su Dios” (1 Samuel 30:6). Para David el Señor era su Casillo de refugio, la Roca que impedía que la inundación lo arrastrase al desastre. La situación era crítica y en vez de dejarse llevar por las quejas y acusaciones culpando a Dios del desastre, “consultó al Señor” (v.8). La historia subsiguiente deja bien claro que vale la pena fortalecerse en el Señor y buscar su dirección. Si en vez de dejarse conducir por Dios hubiese permitido que la materia mala hubiese tomado la dirección de su vida jamás hubiese conseguido la gloria que alcanzó.

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