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Opinión
Etiquetas | El arte de la guerra
Santi Benítez

Callados... como putos

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Como sabéis, llevo unos días sin escribir nada - no tanto, pero en esto de la crítica de actualidad unos cuantos días es un mundo-. La razón es bien sencilla. Tal y como me pasó con el atentado de la T4, en diciembre pasado, no quería escribir nada a bote pronto porque, cuando lo hago, sobre todo con este tipo de noticias, suelen salirme más culebras de la pluma de las que debieran. Imagino que es cuestión de sangre fría, pero yo no la tengo en relación a según que cosas. Incluso hay veces que evito escribir sobre algún tema porque sé a ciencia cierta que no voy a poder hacerlo con un mínimo de objetividad, a no ser que deje transcurrir algún tiempo. Me pasó con el caso de Miwa, que quedó tetrapléjico en febrero, después de que unos hijos de perra le dieran una paliza bajo el lema "negro de mierda", aderezado con un "España no es un zoo". O con Zoraya, en noviembre pasado, a la que cuatro desgraciadas de Tenerife decidieron agredir por llevar un pañuelo en la cabeza (hiyab), mientras le decían "mora de mierda" y "terrorista", delante de su propio hijo. El caso de esta menor ecuatoriana agredida salvajemente por Sergi Xavier Martín Martínez, en otro episodio de racismo y xenofobia, de los muchos que se están dando en nuestro país - este con más reflejo mediático porque al descerebrado oligofrénico que lo perpetra se le ha grabado en vídeo-, le va a la saga.

No voy a entrar en las valoraciones que hacen los distintos medios de la actuación de la fiscalía porque, como digo siempre, otra de las cosas de las que adolece este país es de una falta absoluta de conocimiento de leyes, funcionamiento de la justicia y bases de actuación judicial. Somos españoles, y eso, al parecer, implica que las cosas tienen que ser como nos da la gana y cuando nos da la gana, no como dicta el ordenamiento jurídico - eso no es sólo achacable al PP, sino también a todos y cada uno de los ciudadanos de este país y, por supuesto, a los medios de información-. Pero sí voy a entrar en algo que me deja perplejo cada vez que leo una noticia de esta índole. En los tres casos que he nombrado; el de Miwa, el de la chica de Tenerife y en este de la chica ecuatoriana - en este último se ve más claro, porque está grabado-, las agresiones se producen en medio de la calle, o en medios de transporte, con gente delante. Ciudadanos que, ante una acción racista y evidéntemente xenófoba, no hacen nada en absoluto.

Estos concienciados "ciudadanos" que cuando ven como agreden a una persona ni siquiera son capaces de llamar a la policía, "ciudadanos" de los que me avergüenzo, compatriotas por los que hay que perdirle disculpas a Miwa, a la chica de Tenerife - estuvieron golpeándola, maltratándola e insultándola en plena calle durante media hora-, o a la chica ecuatoriana. Hay que dejarles claro que estos "ciudadanos" ni representan a nuestro país, ni son merecedores de ese calificativo. En estos tres casos, y en los muchos que se producen en nuestra país, si esos "ciudadanos" hubiesen reaccionado como los pasajeros del tren de cercanías de Girona contra un revisor racista, otro gallo nos cantaría, como personas y como país.

Si son un poco avispados verán que he elegido dos casos más, aparte del de esta chica ecuatoriana en Cataluña, que se produjeron en Madrid - Miwa-, y Tenerife. No son casos aislados - como a muchos les gustaría creer-, son parte de un síntoma que denota una enfermedad gestante. Y no me refiero al racismo y la xenofobia. Me refiero a la desidia de los buenos "ciudadanos" de este país. Da igual el ámbito geográfico, cuando se produce una agresión de este tipo, sea en Cataluña, Madrid, Euskadi, Asturias o Villa Conejos de Abajo, la inmensa mayoría mira hacia otro lado... y callan, como putos.

Tal vez sea porque los que agreden, los racistas, los xenófobos, reflejan parte de lo que piensan esos "ciudadanos", mis compatriotas, porque esos de los que hablo, esos que agreden, son sus hijos, sus vecinos, sus conciudadanos. Y tal vez eso bien vale callerse y no plantarles cara, no decir, alto y claro, que en este país quien único sobra es el racista, el xenófobo. Pero no, es mejor callarse, no vaya a ser que alcancemos alguna bofetada. Es mejor que las bofetadas se las lleven los que no pueden defenderse, esos que viven en nuestro país de prestado, ¿Verdad?

Suena de fondo "Puto", de Molotov.

Buenas noches, y buena suerte...

Callados... como putos

Santi Benítez
Santi Benítez
lunes, 29 de octubre de 2007, 10:29 h (CET)
Como sabéis, llevo unos días sin escribir nada - no tanto, pero en esto de la crítica de actualidad unos cuantos días es un mundo-. La razón es bien sencilla. Tal y como me pasó con el atentado de la T4, en diciembre pasado, no quería escribir nada a bote pronto porque, cuando lo hago, sobre todo con este tipo de noticias, suelen salirme más culebras de la pluma de las que debieran. Imagino que es cuestión de sangre fría, pero yo no la tengo en relación a según que cosas. Incluso hay veces que evito escribir sobre algún tema porque sé a ciencia cierta que no voy a poder hacerlo con un mínimo de objetividad, a no ser que deje transcurrir algún tiempo. Me pasó con el caso de Miwa, que quedó tetrapléjico en febrero, después de que unos hijos de perra le dieran una paliza bajo el lema "negro de mierda", aderezado con un "España no es un zoo". O con Zoraya, en noviembre pasado, a la que cuatro desgraciadas de Tenerife decidieron agredir por llevar un pañuelo en la cabeza (hiyab), mientras le decían "mora de mierda" y "terrorista", delante de su propio hijo. El caso de esta menor ecuatoriana agredida salvajemente por Sergi Xavier Martín Martínez, en otro episodio de racismo y xenofobia, de los muchos que se están dando en nuestro país - este con más reflejo mediático porque al descerebrado oligofrénico que lo perpetra se le ha grabado en vídeo-, le va a la saga.

No voy a entrar en las valoraciones que hacen los distintos medios de la actuación de la fiscalía porque, como digo siempre, otra de las cosas de las que adolece este país es de una falta absoluta de conocimiento de leyes, funcionamiento de la justicia y bases de actuación judicial. Somos españoles, y eso, al parecer, implica que las cosas tienen que ser como nos da la gana y cuando nos da la gana, no como dicta el ordenamiento jurídico - eso no es sólo achacable al PP, sino también a todos y cada uno de los ciudadanos de este país y, por supuesto, a los medios de información-. Pero sí voy a entrar en algo que me deja perplejo cada vez que leo una noticia de esta índole. En los tres casos que he nombrado; el de Miwa, el de la chica de Tenerife y en este de la chica ecuatoriana - en este último se ve más claro, porque está grabado-, las agresiones se producen en medio de la calle, o en medios de transporte, con gente delante. Ciudadanos que, ante una acción racista y evidéntemente xenófoba, no hacen nada en absoluto.

Estos concienciados "ciudadanos" que cuando ven como agreden a una persona ni siquiera son capaces de llamar a la policía, "ciudadanos" de los que me avergüenzo, compatriotas por los que hay que perdirle disculpas a Miwa, a la chica de Tenerife - estuvieron golpeándola, maltratándola e insultándola en plena calle durante media hora-, o a la chica ecuatoriana. Hay que dejarles claro que estos "ciudadanos" ni representan a nuestro país, ni son merecedores de ese calificativo. En estos tres casos, y en los muchos que se producen en nuestra país, si esos "ciudadanos" hubiesen reaccionado como los pasajeros del tren de cercanías de Girona contra un revisor racista, otro gallo nos cantaría, como personas y como país.

Si son un poco avispados verán que he elegido dos casos más, aparte del de esta chica ecuatoriana en Cataluña, que se produjeron en Madrid - Miwa-, y Tenerife. No son casos aislados - como a muchos les gustaría creer-, son parte de un síntoma que denota una enfermedad gestante. Y no me refiero al racismo y la xenofobia. Me refiero a la desidia de los buenos "ciudadanos" de este país. Da igual el ámbito geográfico, cuando se produce una agresión de este tipo, sea en Cataluña, Madrid, Euskadi, Asturias o Villa Conejos de Abajo, la inmensa mayoría mira hacia otro lado... y callan, como putos.

Tal vez sea porque los que agreden, los racistas, los xenófobos, reflejan parte de lo que piensan esos "ciudadanos", mis compatriotas, porque esos de los que hablo, esos que agreden, son sus hijos, sus vecinos, sus conciudadanos. Y tal vez eso bien vale callerse y no plantarles cara, no decir, alto y claro, que en este país quien único sobra es el racista, el xenófobo. Pero no, es mejor callarse, no vaya a ser que alcancemos alguna bofetada. Es mejor que las bofetadas se las lleven los que no pueden defenderse, esos que viven en nuestro país de prestado, ¿Verdad?

Suena de fondo "Puto", de Molotov.

Buenas noches, y buena suerte...

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