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Si los seres humanos tuviésemos la misma compasión que las ratas, no utilizaríamos a los animales con el objeto de experimentar con ellos

Los animales: un ejemplo de compasión y reconciliación

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Un reciente estudio sobre la convivencia entre animales ha llegado a una interesante conclusión, en el que científicos de la universidad de Chicago observaron que las ratas son animales con gran sensibilidad y de gran sociabilidad. Este estudio, que fue publicado en la revista especializada Science, demostró que estos animales empatizan con los congéneres que están encerrados, por lo que se muestran serviciales y dispuestos a ayudar aunque de ello no obtengan ningún provecho a cambio. Se observó cómo una rata que se encontraba encerrada en una tubería fue ayudada por otra que se encontraba fuera. Para asombro de los investigadores, el animal que estaba en libertad ayudó al roedor encerrado a salir de su encierro, sin que fuese recompensado por ello. «Esta es la primera prueba de que las ratas se ayudan por compasión», dice la publicación divulgativa del director de este estudio americano, Jean Decety.

¿Pero sería acertado en base a este estudio deducir que los animales pueden ser compasivos? La respuesta es sí. El hecho de que a un animal le importe el bienestar de sus congéneres lo demuestra. Además habría que añadir un matiz importantísimo a tener en cuenta sobre dicho estudio, y es que a la rata en libertad se le dio la posibilidad de sacar un dulce de una tubería idéntica y con el mismo mecanismo de apertura, sin embargo prefirió liberar a su congénere antes que hacerse con la golosina. La conclusión de los investigadores es que estas ratas aprenden en base a su motivación interna. En este sentido en el periódico estadounidense Telegraf-Inn encontramos una cita de Bey Ben Amir Batay de la universidad de Chicago, quien dijo literalmente: «No hay ningún otro motivo para esa conducta que la de acabar con la angustia de la rata encerrada».

Si los seres humanos tuviésemos la misma compasión que las ratas, no utilizaríamos a los animales con el objeto de experimentar con ellos. Precisamente las ratas son una de las especies animales preferidas en los laboratorios de experimentación. Desde su primer instante de vida consumen su vida encarceladas y muchas de ellas son sometidas a dolorosos experimentos de las que muchas no sobreviven. ¿Dónde queda en realidad la compasión de los seres humanos para con los animales?

El biólogo holandés Frans de Waal trabajó con un grupo de chimpancés observando que tras una disputa entre ellos, se acercaban amigablemente unos a otros como si nada. A continuación inició un amplio análisis estadístico, y pudo demostrar que generalmente los chimpancés en el plazo de diez minutos después de una disputa se acercan, se abrazan, se besan, acarician y prodigan cuidados con más frecuencia de lo que lo hacían antes de la pelea.

El concepto de De Waal sobre la reconciliación y su método de investigación, rigurosamente científico, despertó gran interés en otros investigadores de animales, lo que dio lugar a nuevas investigaciones. De hecho hoy se sabe que la reconciliación es algo que se ha observado en muchas especies de primates, también en otras especies como las ovejas, las hienas manchadas, los leones, los delfines, las mangostas enanas y las cabras domésticas.

Los animales: un ejemplo de compasión y reconciliación

Si los seres humanos tuviésemos la misma compasión que las ratas, no utilizaríamos a los animales con el objeto de experimentar con ellos
Vida Universal
lunes, 18 de mayo de 2015, 23:28 h (CET)
Un reciente estudio sobre la convivencia entre animales ha llegado a una interesante conclusión, en el que científicos de la universidad de Chicago observaron que las ratas son animales con gran sensibilidad y de gran sociabilidad. Este estudio, que fue publicado en la revista especializada Science, demostró que estos animales empatizan con los congéneres que están encerrados, por lo que se muestran serviciales y dispuestos a ayudar aunque de ello no obtengan ningún provecho a cambio. Se observó cómo una rata que se encontraba encerrada en una tubería fue ayudada por otra que se encontraba fuera. Para asombro de los investigadores, el animal que estaba en libertad ayudó al roedor encerrado a salir de su encierro, sin que fuese recompensado por ello. «Esta es la primera prueba de que las ratas se ayudan por compasión», dice la publicación divulgativa del director de este estudio americano, Jean Decety.

¿Pero sería acertado en base a este estudio deducir que los animales pueden ser compasivos? La respuesta es sí. El hecho de que a un animal le importe el bienestar de sus congéneres lo demuestra. Además habría que añadir un matiz importantísimo a tener en cuenta sobre dicho estudio, y es que a la rata en libertad se le dio la posibilidad de sacar un dulce de una tubería idéntica y con el mismo mecanismo de apertura, sin embargo prefirió liberar a su congénere antes que hacerse con la golosina. La conclusión de los investigadores es que estas ratas aprenden en base a su motivación interna. En este sentido en el periódico estadounidense Telegraf-Inn encontramos una cita de Bey Ben Amir Batay de la universidad de Chicago, quien dijo literalmente: «No hay ningún otro motivo para esa conducta que la de acabar con la angustia de la rata encerrada».

Si los seres humanos tuviésemos la misma compasión que las ratas, no utilizaríamos a los animales con el objeto de experimentar con ellos. Precisamente las ratas son una de las especies animales preferidas en los laboratorios de experimentación. Desde su primer instante de vida consumen su vida encarceladas y muchas de ellas son sometidas a dolorosos experimentos de las que muchas no sobreviven. ¿Dónde queda en realidad la compasión de los seres humanos para con los animales?

El biólogo holandés Frans de Waal trabajó con un grupo de chimpancés observando que tras una disputa entre ellos, se acercaban amigablemente unos a otros como si nada. A continuación inició un amplio análisis estadístico, y pudo demostrar que generalmente los chimpancés en el plazo de diez minutos después de una disputa se acercan, se abrazan, se besan, acarician y prodigan cuidados con más frecuencia de lo que lo hacían antes de la pelea.

El concepto de De Waal sobre la reconciliación y su método de investigación, rigurosamente científico, despertó gran interés en otros investigadores de animales, lo que dio lugar a nuevas investigaciones. De hecho hoy se sabe que la reconciliación es algo que se ha observado en muchas especies de primates, también en otras especies como las ovejas, las hienas manchadas, los leones, los delfines, las mangostas enanas y las cabras domésticas.

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