Algunas personas pasan alguna vez en su vida por una sensación desesperante, dura, parece un tsunami de ansiedad, en unos minutos piensas y por sobre todo sientes que tu vida se acaba y siente un miedo atroz y una sensación de desaparecer y no formar parte de ti mismo, a esto lo llamamos: ataque de pánico que produce un cambio en las personas que lo padecen evitar a toda costa la situación que les ha conducido a ese estado.
Muchas personas que no gestionan adecuadamente esta vivencia podrían sentir un miedo intenso a perder el control que denominamos agorafobia ( Siendo ágora la plaza pública y fobia, significa miedo, ambas traducciones epistemológica vienen del griego) efectivamente este temor nos va recluyendo, encerrando en nuestra casa, comenzamos a tener miedo a los espacios abiertos, con gente, donde no controlamos la posibilidad de escapar de esa sensación tan agobiante y desestabilizante.
Cuando hablamos de agorafobia, por tanto, nos referimos a esa evitación, ese miedo intenso que nos produce cualquier situación que entendemos podría provocarnos un ataque de pánico y por lo tanto tener esa sensación de miedo ante un estimulo que desconozco que me hace perder el control de la ansiedad, llevándome a niveles altos que no controlo y entonces quiero volver a mis espacios, a los que controlo, a los que me dan seguridad o creo, es como la experiencia de la avestruz y la cabeza en el agujero.
Esta aparición del miedo, este intenso malestar puede producirnos la siguiente sintomatología:
▪ Palpitaciones, golpeteo del corazón o aceleración de la frecuencia cardíaca.
▪ Temblor o sacudidas.
▪ Sensación de dificultad para respirar o de asfixia.
▪ Sensación de ahogo.
▪ Dolor o molestias en el tórax.
▪ Sudoración y malestar abdominal.
▪ Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
▪ Escalofríos o sensación de calor.
▪ Parestesias (sensación de entumecimiento o de hormigueo).
▪ Sensación de irrealidad o despersonalización.
▪ Miedo a perder el control o a volverse loco, e incluso a morir.
Efectivamente, esta sensaciones propias del ataque de pánico son las que nos asustan, las que hace que la persona generalice su miedo a repetir dicha sensación de inseguridad y de perdida de control, lo que la evitación, o el sentir que no me va a suceder en zonas donde yo estoy tranquilo, en mi entorno, en mi casa, hace que cada vez me encierre más y genere ese miedo a los espacios abiertos, diferentes y que siento como extraños.
Efectiva mente la agorafobia incide directamente sobre nuestra felicidad y nuestra calidad de vida, ya que altera a nuestra vida en muchos niveles ya que incluso podemos tener problemas para acudir al trabajo, conducir nuestro coche o incluso salir de casa, por ello es importante recibir ayuda terapéutica, podemos afirmar que las técnicas han demostrado ser muy eficaces basadas en la explicación del problema y las pautas para evitar que se repita.