La endeblez de muchas experiencias vitales, contra lo que pudiera parecer, no deviene del exterior agresivo o repulsivo; por el contrario, es el CARÁCTER propio el principal responsable. Las cuotas de libertad nos acercan al riesgo, en ocasiones peligros inminentes; sin embargo, como contrapunto, constituyen la principal fuente de las satisfacciones personales. La osadía es necesaria para afrontar este reto, el atrevimiento y el ánimo hay que sacarlo de donde haga falta; en ello radicará la diferencia de quienes experimentan su vida, contrastados con quienes sólo la soportan. Las disposiciones adoptadas con estos criterios diseñan la mayor parte de la felicidad o la desdicha de sus protagonistas, vibran en algunas fibras especiales.
De madrugada,
Las primeras palabras.
Intimidades.
Hay madrugadas y madrugadas. Me refiero ahora a los primeros balbuceos de quien acaba de despertar. Sean remolones o entusiastas, las primeras palabras rozan todavía las fibras interiores del protagonista, antes de enfrentarse a los problemas cotidianos. Son momentos propicios para la ESPONTANEIDAD, para la sinceridad personal, que luego será puesta a prueba; la bondad y la maldad planean sobre ellas. Son momentos germinativos, de los que a veces comprobamos sus efectos. Estas semillas alcanzan potencialidades enormes en sus desarrollos. En ejemplos maliciosos, imaginemos lo que pensaron en momentos así, Pujol o Blesa. En sus honorables bolsillos, seguro.
Sueldos gigantes,
Para escasos ricachos.
Humillación.
La degradación impuso sus artes, cual carcoma voraz. Los ropajes de contar con el pueblo como protagonista general, no han impedido que la fatuidad de sus representantes nominales degenerara en meros instrumentos de la molicie, en este caso, económica, pero provocan también otras. Sueldos o jubilaciones estratosféricos, miles de millones, permitidos por la legislación adobada para esa permisividad; tarjetas o descontrol en los dineros repartidos. Antes de la corrupción vino la DEGENERACIÓN, desdibujada entre tolerancias libertinas. Severos comportamientos, generados por el desprecio totalitario sobre la ciudadanía; esta queda humillada en el reverso del montaje a la vista de los participantes.
Palabras huecas,
Pérfidas propagandas.
Graves ofensas.
Como si lloviera, no distinguimos entre las diferentes gotas, que son las palabras. De qué nos sirve hablar de ética, cuando cada uno aplica la suya, la de sus intereses, sin ninguna consideración para las ajenas; desarticulamos su significado. Sobre la educación conveniente, con las zarpas políticas y la desidia general; las conclusiones propician una fragmentación deslustrada. En cuanto a la vivencia religiosa, ¿Prima el sentimiento íntimo de cada persona o bien el seguidismoa ciertas estructuras? La PRECISIÓN es crucial, de lo contrario, la prepotencia de las fuerzas agresivas, sujetos o instituciones, actuarán a su antojo entre el desbarajuste originado. Las ofensas sobrevienen desde la tergiversación de las palabras, sometidas a intereses ladinos.
Danzas sin rumbo,
Incontinencia fiera.
Anhelo de paz.
El contrasentido se apodera de nosotros al menor descuido. Vivimos sin percatarnos de la condición humana, enfrascados en unos ambientes cargados de prepotencia, de un orgullo agresivo, con las actitudes necias de unos sabelotodo que desconocen lo fundamental. Ni las características constitutivas de la persona son tenidas en cuenta; al revés, son avasalladas por la vorágine. Mientras, boquean los ANHELOS de paz, apenas respiran; echan de menos aquellas cualidades que fueron despreciadas. La paz interior, atascada por la confusión conceptual del todo vale. En cuanto a la paz social, despliega unas alas falsas, incapaces de levantar el vuelo. La coherencia está rota por la estupidez.
Informaciones
Sectarias reiteradas.
Nueva censura.
Desprestigiada la censura por su estilo nefasto de prohibiciones infundadas, los recursos de los poderosos adoptan nuevas maneras proyectadas para la confusión del personal y el logro de sus ambiciones ocultas. Sea por motivos políticos, empresariales o trapisondas caprichosas; utilizan el CAMUFLAJE implícito en el exceso de informaciones, una auténtica saturación. La mezcolanza de verdades contrastadas, rumores, señuelos escandalosos, mentiras o curiosidades; impide la percepción nítida de los asuntos. Aún con los datos “a ocultar” bien a la vista, no los detectamos entre la maraña establecida, nos birlan la claridad necesaria. Manipulan las estrategias de comunicación social.
Va presuntuoso
Con el aire orgulloso.
Frágiles briznas.
No acabamos de asimilar nuestra pequeñez, quizá porque imbuidos de la capacidad mental propia, somos tan zafios, que ni pensamos; algo asi debe de suceder, en vista de los comportamientos descerebrados que practicamos. Si el camino es corto y acucian las graves penalidades, es incomprensible la actitud disgregadora, cargada de ínfulas opresoras; incrementadora de las dificultades, favorecedora de las posturas insolidarias. Rompemos en minúsculos pedazos la valiosa MENTALIDAD. Transformamos los misterios abiertos a las grandezas personales , en actuaciones míseras. Usamos la mente para la remoción de un fango maloliente, aún a sabiendas de las malas consecuencias.
Inquietos sueños
Y proyectos complejos..
Brasas vitales.
Somos portadores de un impulso vital intransferible, pero la disposición del mismo, adquiere diversos grados de potencia cuando roza los cauces ambientales. Brasas rojas, candentes; casi irreflexivas, de tan fogosas. Grises, con el rescoldo cubierto de ceniza. Indetectables, con el fuego muy escondido. La ENERGÍA que mantengamos encendida es la impronta de nuestra presencia; en la familia, en los negocios, en el mundo, Su utilización posterior incluye una incontable variación de enigmas. Pero el respeto requerido, nace de ese foco inicial, un tanto menospreciado como ente personal en la sociedad moderna.