Ayer por la tarde, por fin, he podido ver esta película que, como bien se dijo en la ceremonia de los oscar, no tenía que haber optado al de mejor largo documental, sino al de la mejor película de terror. Es más, aún sabiendo de que iba la cinta, no pude salir de mi estupefacción durante los 87 minutos que dura. Aunque parezca extraño no hay voz en off, nadie narra las imágenes, y he de reconocer que no hace falta. Los tres niños en los que se basa; Levi de 12 años, Tory de 10 y Rachael de 9, se bastan y se sobran para ponernos la comida al borde del vómito. La línea argumental cuenta como millones de niños estadounidenses de apenas 6 años son adoctrinados para que sean "soldados" del ejército de dios y parte del futuro político de Estados Unidos. No pude dejar de recordar un comentario que me hicieron en un artículo que publiqué el 26 de septiembre de este año sobre la asignatura de educación para la ciudadanía, en el que un chico llamado Alfredo mostraba su indignación porque expuse que la Fundación Tiempos mas Nuevos, dependiente del movimiento Schoenstatt, de la que, a su vez, depende el colegio Monte Tabor, en Pozuelo de Alarcón (Madrid), adoctrina a los estudiantes y, además, lo reconoce sin ambages en su propia página web.
Se habla mucho de los peligros de ciertas libertades, tanto como para llegar a ponerlas en duda, sobre todo por parte de la derecha - aunque eso no es extraño-. No hace mucho, aunque lo parezca, había una gran cantidad de artículos, tanto de gente de derechas como de izquierdas, que lo hacían en cuanto a la libertad de expresión con respecto a las famosas caricaturas de Mahoma. Todas las libertades tienen sus límites recogidos en nuestro Estado de Derecho, si hablamos de España, y todos los límites tienen que ver con la dignidad y derechos de las personas. No es el caso de las caricaturas de Mahoma - prepárense porque me voy a poner legalista, y de los peores, porque voy a entrar en el farragoso mundo de la filosofía del derecho-. ¿Qué ocurre cuando una libertad entra en conflicto directo con otra libertad? Permítanme ponerlo peor todavía, si cabe. ¿Qué ocurre cuando una libertad entra en conflicto directo con un derecho?... No, no, déjenme joderlo más. ¿Qué ocurre cuando una libertad entra en conflicto directo con los derechos del menor? Pues que se escucha eso de "Oye, Mané, que buena pregunta".
Esa última pregunta tiene una respuesta rápida en Estados Unidos: Las libertades están por encima de los derechos, incluso por encima de los derechos del menor. En nuestro ordenamiento jurídico la cosa cambia. Elucubremos que hay una serie de padres, y profesores, que hacen lo mismo que se ve en Jesus Camp. Es decir, hay padres que llevan a sus hijos a ese tipo de lavados de cerebro y hay profesores que se prestan a realizarlos. Es evidente que la polémica estaría servida en cuanto a la libertad religiosa frente al derecho del menor a ser protegido, incluso del adoctrinamiento por parte de sus padres. ¿Quién ganaría? Esta pregunta sí tiene una respuesta simple... el menor.
Es evidente que me refiero a la libertad religiosa y el derecho que asiste a los padres a educar en la fe que tengan, a sus hijos. Pero sobre esas disquisiciones está el derecho del menor.
Alguien dirá que a qué viene esto. Es fácil. Vean el documental, lean cuales son los principios "pedagógicos" de la Fundación Tiempos mas Nuevos, y luego imaginen que son sus hijos los que estudian allí.
¿Todavía no sienten arcadas? Pues les puedo asegurar que tienen el estómago más fuerte que el mío.
Suena de fondo “Loosing my religion”, de REM.
Buenas noches, y buena suerte...