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Xabier López de Armentia

Carta al llamado Rey de España

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Sin más tratamientos que el referirme a Ud. de tal manera comenzaré a discernir sobre su persona y sobre su papel en la actualidad.

¿Quién es usted? y ¿qué hace usted?. Italiano de nacimiento, Borbón de apellido y Monarca de trabajo. Un sin fin de títulos le acompañan como herencia, y como herencia también dispone ser nombrado por un dictador como Jefe de Estado. Estado compuesto de ciudadanos y ciudadanas, los cuales jamás fueron preguntados sobre la aceptación de su figura.

En pleno Siglo XXI y con la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres como estandarte social, usted colabora muy poco a esta labor ejerciendo un cargo y una posición por encima del resto de personas. La figura de la Corona y de la Monarquía contribuyen muy poco a la igualdad entre las personas, estableciendo jerarquías indisolubles e intocables con el paso del tiempo. Y luego nos dicen que somos todos iguales.

Más allá de mis convicciones ideológicas le reprocho sus nulas intenciones a la hora de abordar un debate vigente y de plena actualidad entre la sociedad. ¿Es usted necesario? Y en el caso de serlo ¿qué sucederá a su defunción? – Deseándole que sea lo más lejana que la ciencia le permita – . Espero que esté de acuerdo conmigo que es necesario para la democracia abordar estas cuestiones y colocar encima de la mesa las cuestiones sucesorias.

No discierno en que usted es una persona alegre y jovial, dicharachera y amable, pero el Estado está repleto de personas así y no por ello son el máximo cargo de representación institucional, y si así lo fueran deberían ser ratificados por los ciudadanos y ciudadanas de una comunidad.

Le reprocho que a mi generación nadie nos pregunto si le queríamos como monarca o si deseábamos una monarquía parlamentaria. Reprochamos a otros Estados la creación de leyes que afiancen a sus máximos mandatarios en sus puestos hasta su muerte, sin dejar la posibilidad de que la ciudadanía les relegue de sus puestos y nosotros hacemos lo mismo. Eso se llama hipocresía querido amigo.

Hipocresía es querer reformar la constitución para establecer la igualdad entre hombres y mujeres en la sucesión y no querer abordar la cuestión real del problema, su presencia y la de la Corona. Pero claro, le entiendo. Con 25 millones de euros anuales, la vida se hace muy llevadera ¿no?. De esos 25 millones de euros, más de 8 millones se destinan a gastos de la Casa Real, casi 6 millones de apoyo a la gestión administrativa de la Jefatura de Estado y todos ellos de libre disposición, sin en el deber de ser justificados ante nadie. Al Presidente del Gobierno le preguntaron cuanto vale un café, yo voy más allá. ¿Sabe Usted cuanto le cuesta a un ciudadano español su hipoteca al mes?. No hace falta que me responda. Su respuesta no hará que el ciudadano deje de pagarla el mes que viene.

No creo en la divinidad de las personas, creo en la democracia y en la libertad de pensamiento. Creo en las personas y no en sus apellidos.

Carta al llamado Rey de España

Xabier López de Armentia
Lectores
martes, 2 de octubre de 2007, 22:23 h (CET)
Sin más tratamientos que el referirme a Ud. de tal manera comenzaré a discernir sobre su persona y sobre su papel en la actualidad.

¿Quién es usted? y ¿qué hace usted?. Italiano de nacimiento, Borbón de apellido y Monarca de trabajo. Un sin fin de títulos le acompañan como herencia, y como herencia también dispone ser nombrado por un dictador como Jefe de Estado. Estado compuesto de ciudadanos y ciudadanas, los cuales jamás fueron preguntados sobre la aceptación de su figura.

En pleno Siglo XXI y con la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres como estandarte social, usted colabora muy poco a esta labor ejerciendo un cargo y una posición por encima del resto de personas. La figura de la Corona y de la Monarquía contribuyen muy poco a la igualdad entre las personas, estableciendo jerarquías indisolubles e intocables con el paso del tiempo. Y luego nos dicen que somos todos iguales.

Más allá de mis convicciones ideológicas le reprocho sus nulas intenciones a la hora de abordar un debate vigente y de plena actualidad entre la sociedad. ¿Es usted necesario? Y en el caso de serlo ¿qué sucederá a su defunción? – Deseándole que sea lo más lejana que la ciencia le permita – . Espero que esté de acuerdo conmigo que es necesario para la democracia abordar estas cuestiones y colocar encima de la mesa las cuestiones sucesorias.

No discierno en que usted es una persona alegre y jovial, dicharachera y amable, pero el Estado está repleto de personas así y no por ello son el máximo cargo de representación institucional, y si así lo fueran deberían ser ratificados por los ciudadanos y ciudadanas de una comunidad.

Le reprocho que a mi generación nadie nos pregunto si le queríamos como monarca o si deseábamos una monarquía parlamentaria. Reprochamos a otros Estados la creación de leyes que afiancen a sus máximos mandatarios en sus puestos hasta su muerte, sin dejar la posibilidad de que la ciudadanía les relegue de sus puestos y nosotros hacemos lo mismo. Eso se llama hipocresía querido amigo.

Hipocresía es querer reformar la constitución para establecer la igualdad entre hombres y mujeres en la sucesión y no querer abordar la cuestión real del problema, su presencia y la de la Corona. Pero claro, le entiendo. Con 25 millones de euros anuales, la vida se hace muy llevadera ¿no?. De esos 25 millones de euros, más de 8 millones se destinan a gastos de la Casa Real, casi 6 millones de apoyo a la gestión administrativa de la Jefatura de Estado y todos ellos de libre disposición, sin en el deber de ser justificados ante nadie. Al Presidente del Gobierno le preguntaron cuanto vale un café, yo voy más allá. ¿Sabe Usted cuanto le cuesta a un ciudadano español su hipoteca al mes?. No hace falta que me responda. Su respuesta no hará que el ciudadano deje de pagarla el mes que viene.

No creo en la divinidad de las personas, creo en la democracia y en la libertad de pensamiento. Creo en las personas y no en sus apellidos.

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