Cuando la gran mayoría ha plegado la sombrilla y otros estamos pensando ya en nuestra escapada fuera de temporada -algo que repercute en la masificación y en los bolsillos indiscutiblemente-, hay colectivos que debaten asuntos más trascendentales, al menos para ellos, como por ejemplo decantarse entre lo espiritual y lo terrenal. ¡Y eso que siempre se han preocupado de dejarnos clara su prioridad!
Parece que las limosnas dan para lo que dan, así que, para afrontar los costes materiales de un sinfín de almas de carne y hueso, no queda otro remedio que recurrir a nuevas herramientas. Ya que no se puede, de momento, hacer viajes de ida y vuelta al destino último de todos nosotros -el mismo para el que unas veces nos dicen que hay que ganarse plaza y otras nos amenazan con que nos quedaremos sin ella-, siempre se puede crear una aerolínea que traslade a los fieles a los lugares santos al más puro estilo rebaño del pastor. El Vaticano acaba de poner en funcionamiento su propia compañía aérea, así que ahora podemos entender a lo que se siempre se han referido en sus sermones y homilías con ganarse el cielo.
Lo de ganarse la tierra cada vez lo tienen más difícil. Este curso, la asignatura "Educación para la ciudadanía" se convertirá en su particular “Caballo de Troya”. Desde el propio código ético, eso sí actualizado y contextualizado a día de hoy en lo relativo a sexualidad, nuevas estructuras familiares..., se recuerda insistentemente algo constatado por muchos hace tiempo: la máxima "ama al prójimo como a ti mismo" está aquí en la tierra. Sólo a unos pocos les queda por decidir si están entre el cielo y la tierra.