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El PP o el descredito de la política

Alí Babá pasea por Xàtiva

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Que el Partido Popular no es trigo limpio en cuanto a sus finanzas es cosa que a nadie, excepto a Mariano Rajoy, puede extrañar. Son ya muchos los años en los que destacados miembros de la muchachada de la gaviota carroñera vienen apareciendo en los medios de comunicación gracias a sus hazañas económicas, unas hazañas que no les han llenado de orgullo pero que si han servido a más de uno de ellos para llenar sus bolsillos. Es un no parar, un goteo constante de nombres y tramas con trazas mafiosas en las que siempre aparece algún que otro gerifalte del PP. Y ahora hemos llegado, han llegado, a lo más alto en el escalafón, el Presidente provincial de València ha sido súbitamente suspendido de militancia después que un medio de comunicación, la Cadena Ser, hiciera pública una grabación en la que, supuestamente, se le escucha junto con Benavent, su hombre de confianza, contando billetes de 500 euros fruto de cualquiera de las “mordidas” a las que, al parecer, estaban acostumbrados desde hacía años.

Que en el PP desde sus inicios ha imperado la consigna, seguida a rajatabla por muchos de sus mandos, de tomar la política como un bien personal no es cosa nueva. Ya les viene de antiguo, ahora conocemos que ya en tiempos de Fraga con Alianza Popular, en el último cuarto del pasado siglo, venían funcionando con una Caja B que servía para ocultar ciertos ingresos cuya opacidad era conveniente mantener. Luego llegó el PP y las cosas siguieron igual, los tesoreros, seguramente con la aquiescencia de la cúpula del partido, siguieron operando con la Caja B en la que ingresaban donativos de empresarios que siempre seguían la consiga latina del “do ut des”, te doy para que me des y de cuya caja salían sobres para premiar a los militantes más “especiales”.

Y eso se sabía, en Abril de 1990 vi salir, desde el Ayuntamiento de València, al concejal del PP Salvador Palop, esposado y custodiado por la policía, camino de los calabozos por cuestiones relacionadas con el cobro de “mordidas”. Luego aquello, que se llamó “caso Naseiro” quedó en agua de borrajas por ciertas interpretaciones legales que anularon las escuchas telefónicas que descubrieron el pastel. No pasó nada, a Palop y a su esposa los recolocaron en cualquier organismo dependiente del PP. Unas escuchas donde se oía perfectamente al entonces alcalde de Benidorm, Eduardo Zaplana, hablar de enriquecerse con la política para comprarse un coche de 16 válvulas tampoco tuvieron consecuencias y mientras Zaplana ascendía a un Ministerio pasando por la Presidencia de la Generalitat valenciana, el Partido Popular seguía su camino. La prepotencia les hizo seguir con toda una trama de financiación ilegal y de “mordidas” y regalos para los “amiguitos del alma” como Camps, pensando que nunca les pillarían en un renuncio. Sus poderes y sus influencias eran muy grandes. Se creían dioses.

Y comenzaron a destaparse casos y más casos en los que dirigentes del PP están inmersos en diversas imputaciones, hasta llegar a Alfonso Rus, factótum del partido en València y que desde su puesto de alcalde de Xàtiva ha ido ascendiendo hasta la presidencia del partido en la provincia y la de la Diputación provincial entre otros cargos. Rus, de aspecto chulesco, bravucón, un poco siciliano en sus modales, amenazador, mentiroso y presumiendo de su ignorancia se hizo amo y señor de un PP donde las buenas maneras y la fineza nunca han brillado de manera permanente.

Rus, legislatura tras legislatura ha ido obteniendo grandes mayorías, en algún caso cercanas al 50 % y ese apoyo de los ciudadanos de Xàtiva además de inflar su ego le llevó a pensar que podía hacer lo que le viniera en gana. Creyó, y todavía debe creer, que Xàtiva es su cortijo particular y desde lo alto del Belvedere mirando la ciudad a sus pies debió pensar que todo aquello era de su propiedad. Con la aquiescencia de esa mayoría de conciudadanos que le votaban se dedicó a insultar a los maestros, llamó burros a sus votantes y estaba decidido a celebrar una de las victorias electorales de su partido con “champán y mujeres”. Ese era todo su programa electoral.

Ahora le han cogido con las manos en la masa, en una masa de billetes de 500 euros que junto con su delfín Benavent iba contando uno a uno hasta llegar a los 12.000 euros de alguna comisión pagada a cuenta de alguna obra pública concedida al donante empresario de turno. Y Fabra, el President de la Generalitat, fingiendo rubor, bochorno y vergüenza le ha suspendido temporalmente de militancia. Pero Rus es fuerte, también, como he escrito más arriba, chulo, bravucón, un poco siciliano y sabe lo que tiene entre manos. Sabe que, de momento, los suyos no le echarán ni de la alcaldía ni de la presidencia de la Diputación, sabe que intentaran echar agua al incendio que han encendido y sabe, perfectamente, que, si él no dimite, encabezará el próximo día 24 de Mayo las listas del PP en Xàtiva. Sabe todo esto, y sabe mucho más, conoce todas las intimidades y recovecos de la historia de los últimos veinte años del PP valenciano, y puede hablar, de hecho ya ha anunciado que lo hará a partir del 25 de Mayo.

El Partido Popular lleva años amamantando en su seno el huevo de la serpiente de la corrupción. Ahora que no se quejen cuando uno de los suyos puede sacar a pasear todas sus miserias. Ahora que no miren hacia otro lado, ellos sabían lo que estaba pasando con Rus, pero este cacique con aires sicilianos les servía muy bien como muñidor de votos en cada contienda electoral. Con algunos de los políticos del PP valenciano Martín Scorsese podría hacer una estupenda película tipo “Uno de los nuestros” o un remake de “Los Soprano”. El País Valencià ha tenido mala suerte con algunos de sus políticos, el Presidente de la Diputación de Castelló, Alberto Fabra, está en prisión cumpliendo condena, el de la de Alacant, “Pitu” Ripoll, tuvo que dimitir por trapicheos en el ejercicio del cargo y ahora el de València, Alfonso Rus, lleva camino de ser imputado aunque de momento tan sólo sea un grano, y gordo, en el culo del Partido Popular.

Pero cuando el personal acodado en la barra del bar despotrique sobre las actuaciones de la clase política y cualifique a toda ella de ladrones y sinvergüenzas sería conveniente una pequeña reflexión, estos políticos que han asaltado las arcas públicas fueron puestos en las instituciones por el voto de los ciudadanos y, en muchos casos, les siguieron votando elección tras elección sin demandarles explicación alguna. Creo que los ciudadanos que con su voto apoyaron a toda una tropa de desalmados, tahúres, trileros y sinvergüenzas deberían hacer, al menos, un poco de autocrítica, también ellos son culpables con su voto fiel, incondicional y sin sentido al latrocinio que algunos han llevado a cabo en el dinero público, al menos en el País Valencià.

Alí Babá pasea por Xàtiva

El PP o el descredito de la política
Rafa Esteve-Casanova
martes, 5 de mayo de 2015, 23:59 h (CET)
Que el Partido Popular no es trigo limpio en cuanto a sus finanzas es cosa que a nadie, excepto a Mariano Rajoy, puede extrañar. Son ya muchos los años en los que destacados miembros de la muchachada de la gaviota carroñera vienen apareciendo en los medios de comunicación gracias a sus hazañas económicas, unas hazañas que no les han llenado de orgullo pero que si han servido a más de uno de ellos para llenar sus bolsillos. Es un no parar, un goteo constante de nombres y tramas con trazas mafiosas en las que siempre aparece algún que otro gerifalte del PP. Y ahora hemos llegado, han llegado, a lo más alto en el escalafón, el Presidente provincial de València ha sido súbitamente suspendido de militancia después que un medio de comunicación, la Cadena Ser, hiciera pública una grabación en la que, supuestamente, se le escucha junto con Benavent, su hombre de confianza, contando billetes de 500 euros fruto de cualquiera de las “mordidas” a las que, al parecer, estaban acostumbrados desde hacía años.

Que en el PP desde sus inicios ha imperado la consigna, seguida a rajatabla por muchos de sus mandos, de tomar la política como un bien personal no es cosa nueva. Ya les viene de antiguo, ahora conocemos que ya en tiempos de Fraga con Alianza Popular, en el último cuarto del pasado siglo, venían funcionando con una Caja B que servía para ocultar ciertos ingresos cuya opacidad era conveniente mantener. Luego llegó el PP y las cosas siguieron igual, los tesoreros, seguramente con la aquiescencia de la cúpula del partido, siguieron operando con la Caja B en la que ingresaban donativos de empresarios que siempre seguían la consiga latina del “do ut des”, te doy para que me des y de cuya caja salían sobres para premiar a los militantes más “especiales”.

Y eso se sabía, en Abril de 1990 vi salir, desde el Ayuntamiento de València, al concejal del PP Salvador Palop, esposado y custodiado por la policía, camino de los calabozos por cuestiones relacionadas con el cobro de “mordidas”. Luego aquello, que se llamó “caso Naseiro” quedó en agua de borrajas por ciertas interpretaciones legales que anularon las escuchas telefónicas que descubrieron el pastel. No pasó nada, a Palop y a su esposa los recolocaron en cualquier organismo dependiente del PP. Unas escuchas donde se oía perfectamente al entonces alcalde de Benidorm, Eduardo Zaplana, hablar de enriquecerse con la política para comprarse un coche de 16 válvulas tampoco tuvieron consecuencias y mientras Zaplana ascendía a un Ministerio pasando por la Presidencia de la Generalitat valenciana, el Partido Popular seguía su camino. La prepotencia les hizo seguir con toda una trama de financiación ilegal y de “mordidas” y regalos para los “amiguitos del alma” como Camps, pensando que nunca les pillarían en un renuncio. Sus poderes y sus influencias eran muy grandes. Se creían dioses.

Y comenzaron a destaparse casos y más casos en los que dirigentes del PP están inmersos en diversas imputaciones, hasta llegar a Alfonso Rus, factótum del partido en València y que desde su puesto de alcalde de Xàtiva ha ido ascendiendo hasta la presidencia del partido en la provincia y la de la Diputación provincial entre otros cargos. Rus, de aspecto chulesco, bravucón, un poco siciliano en sus modales, amenazador, mentiroso y presumiendo de su ignorancia se hizo amo y señor de un PP donde las buenas maneras y la fineza nunca han brillado de manera permanente.

Rus, legislatura tras legislatura ha ido obteniendo grandes mayorías, en algún caso cercanas al 50 % y ese apoyo de los ciudadanos de Xàtiva además de inflar su ego le llevó a pensar que podía hacer lo que le viniera en gana. Creyó, y todavía debe creer, que Xàtiva es su cortijo particular y desde lo alto del Belvedere mirando la ciudad a sus pies debió pensar que todo aquello era de su propiedad. Con la aquiescencia de esa mayoría de conciudadanos que le votaban se dedicó a insultar a los maestros, llamó burros a sus votantes y estaba decidido a celebrar una de las victorias electorales de su partido con “champán y mujeres”. Ese era todo su programa electoral.

Ahora le han cogido con las manos en la masa, en una masa de billetes de 500 euros que junto con su delfín Benavent iba contando uno a uno hasta llegar a los 12.000 euros de alguna comisión pagada a cuenta de alguna obra pública concedida al donante empresario de turno. Y Fabra, el President de la Generalitat, fingiendo rubor, bochorno y vergüenza le ha suspendido temporalmente de militancia. Pero Rus es fuerte, también, como he escrito más arriba, chulo, bravucón, un poco siciliano y sabe lo que tiene entre manos. Sabe que, de momento, los suyos no le echarán ni de la alcaldía ni de la presidencia de la Diputación, sabe que intentaran echar agua al incendio que han encendido y sabe, perfectamente, que, si él no dimite, encabezará el próximo día 24 de Mayo las listas del PP en Xàtiva. Sabe todo esto, y sabe mucho más, conoce todas las intimidades y recovecos de la historia de los últimos veinte años del PP valenciano, y puede hablar, de hecho ya ha anunciado que lo hará a partir del 25 de Mayo.

El Partido Popular lleva años amamantando en su seno el huevo de la serpiente de la corrupción. Ahora que no se quejen cuando uno de los suyos puede sacar a pasear todas sus miserias. Ahora que no miren hacia otro lado, ellos sabían lo que estaba pasando con Rus, pero este cacique con aires sicilianos les servía muy bien como muñidor de votos en cada contienda electoral. Con algunos de los políticos del PP valenciano Martín Scorsese podría hacer una estupenda película tipo “Uno de los nuestros” o un remake de “Los Soprano”. El País Valencià ha tenido mala suerte con algunos de sus políticos, el Presidente de la Diputación de Castelló, Alberto Fabra, está en prisión cumpliendo condena, el de la de Alacant, “Pitu” Ripoll, tuvo que dimitir por trapicheos en el ejercicio del cargo y ahora el de València, Alfonso Rus, lleva camino de ser imputado aunque de momento tan sólo sea un grano, y gordo, en el culo del Partido Popular.

Pero cuando el personal acodado en la barra del bar despotrique sobre las actuaciones de la clase política y cualifique a toda ella de ladrones y sinvergüenzas sería conveniente una pequeña reflexión, estos políticos que han asaltado las arcas públicas fueron puestos en las instituciones por el voto de los ciudadanos y, en muchos casos, les siguieron votando elección tras elección sin demandarles explicación alguna. Creo que los ciudadanos que con su voto apoyaron a toda una tropa de desalmados, tahúres, trileros y sinvergüenzas deberían hacer, al menos, un poco de autocrítica, también ellos son culpables con su voto fiel, incondicional y sin sentido al latrocinio que algunos han llevado a cabo en el dinero público, al menos en el País Valencià.

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