A un servidor que Albert Rivera haya entrado a mojarse en el trajín este que se traen por Andalucía para investir a doña Susana como Presidenta de esta tierra me ha parecido muy requetebién, pero que muy requetebién.
Este desaguisado no lo podía llevar el tal Juan Martín o Marín, que tampoco voy a perder una miaja de segundo para saber su apellido, y no lo podía conducir porque es demasiado amigo del PSOE-A desde los tiempos en que era Delegado Concejal de Empresas, el es empresario, en Sanlúcar de Barrameda en una de tantas coaliciones que se dan con compañeros de Manuel Chaves.
Ya me parecía extraño que dieran como amortizada tanta corrupción con la entrega, decían, de las actas de parlamentarios, diputado y senador, de Chaves y Griñán respectivamente, entre otras mandangas porque es una verdad a media que como se sabe es la peor de las mentiras.
La de Griñán tiene un pase porque es Senador por las cuotas que corresponden a los partidos andaluces, en este caso al PSOE-A; y finiquitada la anterior legislatura, finiquitados los senadores elegidos por el Parlamento Andaluz, claro es que hasta que el nuevo Parlamento no elija a los que les caiga dicha breva podríamos decir que los todavía actuales se encuentran en una especie de limbo, bendito limbo por cierto.
Lo de Manuel Chaves es bien diferente, pues él hasta ahora o hasta hoy ha dicho que dejará “su” acta de Diputado, subrayo el “su”, porque constitucionalmente es de su pertenencia hasta que el Congreso se disuelva cuando se convoquen nuevas Elecciones Generales, que las previsiones para que esto ocurra se sitúan allá por septiembre u octubre y, mientras tanto, estará bajo el santísimo paraguas del Tribunal Superior o Supremo de Justicia.
Y ahí es donde ha entrado el líder de Ciudadanos, Albert Rivera a fondo con un estoque bien afilado cuando ha dicho: “habrá que ver si Susana Díaz elige entre Manuel Chaves o los andaluces”.
Dicha afirmación agrava el problema de la investidura de Susana Díaz, pues Chaves, haga lo que haga, tiene todo el derecho del mundo para seguir siendo Diputado en el Congreso.
Otra cosa es que Teresa Rodríguez, la líder de Podemos en Andalucía, le entre el gusanillo de ser Vicepresidenta de la Junta de Andalucía, gusanillo que si toma cuerpo aclarará muchísimas cosas para el futuro inmediato.