La filosofía racionalista de este pensador holandés del siglo XVII se basa en un método que es el conocimiento reflexivo. En efecto, desde la perspectiva spinoziana las fuerzas de la capacidad de entender sirven para alcanzar la verdad. Si bien sucede que es necesaria una cierta reforma del entendimiento para que se conozcan las cosas de la realidad de la forma correcta y adecuada, sin engaños, confusiones y errores.

En su Tratado de la Reforma del Entendimiento que quedó inconcluso, Spinoza delimita las características y propiedades del entendimiento, pero antes establece, claramente, algunas reglas de vida siguiendo, en cierto sentido, la pauta establecida por su admirado Descartes. En realidad, son semejantes a las cartesianas aconsejando seguir las costumbres sociales, y actuar con moderación en busca de los fines propios y el bienestar. En lo relativo al disfrute de la vida Spinoza escribe: «Del placer, gozar lo suficiente como para conservar la salud». Algo similar a lo propuesto por el epicureísmo.

El análisis de la percepción también es expuesto a lo largo de las páginas de este tratado de Spinoza, ya que se trata de no dejarse engañar por los sentidos en el conocer. Porque la certeza en los procesos cognoscitivos es fundamental para los filósofos racionalistas. Y los procesos perceptivos aportan significación y cognición a los sujetos cognoscentes.

La distinción entre las ideas claras y distintas es clave en la gnoseología o teoría del conocimiento de Spinoza, porque derivan de la propia potencia de nuestro entendimiento que forma parte de la naturaleza humana, ya que al ser racional supone la aplicación de la inteligencia a la comprensión de las cosas. Según este filósofo las ideas confusas se forman en la mente a pesar nuestro y, por tanto, son negativas, puesto que no proporcionan verdadero conocimiento.

Para Spinoza el entendimiento: «Percibe las cosas no tanto sujetas a la duración, sino más bien como cierta perspectiva de eternidad y en número infinito». En este sentido, parece que la influencia de la Escolástica se deja sentir en el contenido de la obra de este pensador. La finalidad es que el entendimiento no caiga en los errores y entienda del mejor modo posible. Para Spinoza la forma de perfeccionar el entendimiento está en el cultivo de la lógica.

Pero es necesario no olvidar que el conocimiento de la unidad de la mente con la naturaleza planteado por la obra spinoziana presupone un enfoque religioso, ya que escribe: «El amor hacia una realidad eterna e infinita alimenta el espíritu con la sola alegría, y ella misma está libre de tristeza; y esto es sobremanera deseable y se ha de buscar con todas las fuerzas».Desde su perspectiva el entendimiento posee intelecciones, y el objeto de toda intelección es una idea. Lo que supone que sin ideas no puede haber entendimiento, ya que no es una facultad- potencia en sentido estricto.

Evidentemente, el proceso del entender se retroalimenta a sí mismo con el tiempo y la experiencia. Lo que produce un progreso más fácil en el conocer. Esto lo sabía Spinoza, y lo pone de relieve en sus escritos.

Respecto al carácter analítico o sintético del método en el Tratado de la Reforma del Entendimiento, en la propia época de este gran filósofo no se realizan reduccionismos, y podía ser entendido de ambos modos. Aunque tal como se deduce de su Ética parece que su método es sintético: puesto que el rigor demostrativo que pretende Spinoza se encuentra en el conocimiento científico que procede de la causa al efecto. Las obras escritas de Spinoza son extraordinariamente profundas, precisas, y bellas, y reflejan el método geométrico y deductivo, en el ámbito de la teoría del conocimiento, la ontología, la ética y la política.