El presidente casi suplica y exhorta a todos los argentinos que el 28 de Octubre tengamos buena memoria, será para que recordemos quien es en verdad nuestro Jefe de Estado y no volver a votarlo, como en el 2003, cuando perdió las elecciones con un 22 % frente a su contrincante Carlos Menen con el 25 %, y gracias a la renuncia de éste, hoy es presidente.
O tal vez sea una nueva estrategia propagandística, denominada la contra propaganda, la cual expresa la teoría de la “ignorancia popular”, como postulado de máxima y la construcción de un ideario imaginario que los argentinos asimilaremos a lo largo de los discursos presidenciales y sus acólitos.
No debemos olvidar, aunque si lo hagan personajes como Morrado, que el nacional socialismo, edificó su teoría de la pureza y la raza aria, en base al aniquilamiento de millones de seres humanos, con el consentimiento explicito e implícito de un pueblo cautivado por la propaganda nazi.
La renuncia del presidente a un nuevo mandato presidencial, cuando la Constitución se lo permite, deja muchos interrogantes sobre la estrategia política montada por su círculo íntimo palaciego, junto con la designación de su esposa como la sucesora, la excelsa Cristina.
La buena memoria será para recordar que en la época de la dictadura, el militante pro-Derechos Humanos que hoy quiere vendernos, no se movió de Santa Cruz y desarrolló su actividad de abogado amparado por sus vínculos con el poder militar de la provincia y con la tristemente famosa resolución 1.050, que hoy le permite ser dueños de 25 propiedades declaradas en el Sur.
En ningún medio criticó ni alzo la voz, frente a los indultos a los principales jefes militares que hoy tanto critica.
Memoria para recordar que en las elecciones de 1995 las boletas del PJ santacruceño decían "Menem-Ruckauf" en la presidencial y "Kirchner" como gobernador, cuando ya hacía 6 años que tenía lugar el gobierno que produjo la calamidad social más grande de nuestra historia, que detonó en 2001, dejando en la ruina a millones de argentinos.
La actual candidata y senadora Fernández, fue junto a él convencional constituyente en la reforma de la Constitución para permitir la reelección de Menem, para efectivizar luego la reforma, pero esta vez indefinida en Santa Cruz. Su esposa Fernández, en su discurso reclamó la reelección de Menem por ser el gobierno "que rescató la Argentina del incendio en el que nos lo dejaron" (SIC).
Tampoco seria inconveniente recordar que para ser presidente se asoció a Eduardo Duhalde y a la mafia política del Conurbano, y que recurrió a los intendentes bonaerenses, casi todos vinculados a la más triste vieja política, que le llevaron público a sus actos cuando era un ignorado gobernador sureño. “El Padrino”, en referencia a Eduardo Duhalde, que su esposa nombró en un asombroso acto de hipocresía política, hoy es parte activa de su movimiento interno dentro del PJ.
Memoria para no olvidar que es el presidente que más decretos de necesidad y urgencia ha firmado, que convirtió al Congreso en sucursal del Ejecutivo, que es quien combate a la prensa que no lo ensalza, y que se constituye en inquisidor de lo que hacen o dejan de hacer sus no partidarios
Que manipula el INDEC, para ofrecerle a la sociedad cifras ridículas que no puede tapar la torpeza de todo su gobierno para administrar la Argentina.
Si de algo no tiene que olvidarse cada ciudadano, es que cuando nombra esa “Argentina del pasado”, no lo excluyamos junto con sus máximos funcionarios y partidarios ya que fueron parte activa del proyecto hegemónico que encabezaba Carlos Menem. Compartían ese gobierno de manera entusiasta y formando parte como funcionarios, legisladores o voceros, y además junto a su esposa, el vicepresidente, varios ministros, los titulares de las Cámaras, los jefes de bloques, los gobernadores, innumerables legisladores e intendentes, y los jerarcas sindicales actuales y eternos.
Pero la política, se traduce para el matrimonio Kirchner en traición, componendas y arreglos de la más variada condición, con un solo objetivo, la construcción de poder hegemónico.
A Carlos Menem a quien elogió durante años en sus visitas al Sur, por su invalorable contribución a la patria y a Eduardo Duhalde, quien fuera su mecenas político aportándole la estructura necesaria para llegar a la presidencia, se encargó de denostarlos y calumniarlos, solo por nombrar algunos, tratando de enterrar su pasado de participe de esa “vieja y corrupta política”.
En San Miguel de Tucumán el 9 de Julio, Kirchner al encabezar el acto central por el Día de la Independencia, compartió palco con la ministra de Economía, Felisa Miceli (investigada por el fiscal federal Guillermo Marijuan, y quien ya le pidió informes a la Policía Federal y al fiscal de Investigaciones Administrativas, Manuel Garrido, por la aparición en el baño de la ministra de u$s 240.000), todo un símbolo de la gestión kirchnerista, dijo “El 28 de octubre las urnas se van a llenar de buena memoria y se van a terminar las especulaciones, las operaciones que estamos viendo. Esa campaña sucia que estamos viendo días tras día”, y enfatizó: “Que sigan adelante con esa campaña sucia que nosotros vamos hacia el amor, la dignidad y por el encuentro de todos los argentinos”.
Contrastando su accionar con su discurso, evidentemente el presidente ¿está en otro plano de la realidad? como decía el genial escritor argentino Julio Cortazar.