Han sido necesarios ocho años para ver de nuevo una Diputación Foral de Álava nacionalista, abertzale. La semana pasada se erigió Xabier Aguirre como nuevo Diputado General de Álava, con los votos de Eusko Alkartasuna y el propio PNV. Una votación marcada por la incertidumbre, por los pactos transversales entre las diferentes formaciones, por los desmarques de Ezker Batua y la negativa del PP a apoyar al PSE.
Este resultado deja al descubierto muchas actitudes que con el paso de los meses y de cara a las elecciones generales se irán definiendo hasta crear una autentica política de bloques, una política que afecta directamente al tripartito, dejándolo malherido y titubeante frente a la nueva tesitura. Ezker Batua, lo hemos visto en Araba y en Gipuzkoa ha preferido otros “socios” de gobierno, alejándose del PNV y EA, sus compañeros de andaduras en Gobierno Vasco. Esta posición adoptada por la formación española de izquierdas traerá una consecuencia básica, la ruptura definitiva de un política transversal entre formaciones de diferente carácter nacional, la ruptura del tripartito.
La identidad nacional cobra un valor mayor tras estas elecciones, tras erigirse en las tres diputaciones Forales, un partido nacionalista, o una coalición de partidos nacionalistas. La identidad nacional se postula como el mayor Ítem programático de los partidos a defender los próximos años, ya que la política de bloques así lo ha creado. Con decisiones como la tomada en Navarra “gestada” en Madrid, impidiendo de esta forma un pacto de progreso entre PSN y Nafarroa Bai, y apoyando por tanto un gobierno de UPN, no han hecho más que fundamentar y alimentar la creación de un verdadero frente nacional vasco.
La creación o la fundación de un frente nacional vasco pasa por el continuo descrédito de las instituciones españolas; por la vejación de la justicia española procesando al Lehendakari; por las continuas mentiras y tomaduras de pelo emprendidas por partidos como el Partido Socialista, o las infames pero continuas descalificaciones del PP. Todas estas acciones crean en los partidos nacionalistas una sensación de indefensión, de encontrarse solos, y frente a eso sólo cabe la posibilidad de juntarse y hacer fuerza todos unidos.
Creo que veremos de aquí a unos meses la creación de fórmulas muy parecidas a Nafarroa Bai en los diferentes puntos de la geografía vasca. De cara a las elecciones generales es una muy buena forma de conseguir representación allí donde se nos prohíbe un derecho básico, decidir nuestro futuro libremente. La vuelta a la política de bloques nacionales es consecuencia directa de la negación continuada del conflicto nacional.