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El PP, semillero de corrupción

Un mal Rato lo tiene cualquiera

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La carrera política de Rodrigo Rato comenzó el día en que su padre, el empresario Ramón Rato, se presentó en el despacho de Manuel Fraga, factótum por aquellos días de la casa madre del PP, la antigua Alianza Popular franquista, y lanzando un cheque sobre la mesa seguramente dijo aquello de “Manolo quiero que el chico entre en política”. Rato, padre, amo y señor de un imperio radiofónico quería afianzar la empresa familiar teniendo en la política a su hijo preferido. Antes, y también ahora, se hacían así las cosas, tener un hijo en la política facilitaba mucho las políticas caciquiles que durante años la derecha ha llevado a cabo.

Y después de un buen montón de años la carrera política de aquel jovenzuelo amparado por la chequera del padre ha entonado su canto del cisne mientras era ayudado a subir a un vehículo policial como si de cualquier delincuente de tres al cuarto se tratara, en lo único que se le podía distinguir que era algo más que un chorizo habitual era en que los agentes no le habían esposado. Tal vez les daba vergüenza enmanillar a quien durante años nos fue vendido como el inspirador y salvador de la economía española. Pero en realidad las teorías económicas de quién fue Vicepresidente del Gobierno español bajo la égida aznariana lo único que han conseguido es empobrecer a la mayoría de los españoles y enriquecer a unos cuantos sinvergüenzas amparados en el paraguas de la azulona gaviota carroñera.

Rato es uno de esos que al socaire de las siglas del PP ha aprovechado la ocasión para ir haciendo caja y aumentado sus diversas y numerosas cuentas corrientes. Los conocimientos de ciencia económica, si es que los tiene, que no le sirvieron para salvar al país de la ruina los ha sabido aprovechar muy bien para ir medrando al amparo de la amnistía decretada por su amigo y colega Montoro, hoy ministro de Economía. El “mejor ministro de economía”, según Rajoy y otros próceres de la muchachada de la gaviota, mientras sacaba pecho desde su escaño en el banco azul del gobierno de Aznar y reñía a los evasores fiscales iba acumulando más y más efectivo en paraísos fiscales, al fin y al cabo, pensaba, a él no le iban a pillar con el carrito del helado. Y aprovechó la ocasión que le ofreció su colega Montoro para acogerse a la amnistía fiscal declarando un capital, nadie nos ha dicho todavía cuanto, y pagando, como la mayoría de evasores amnistiados, entre un 3 y un 4 por cien de impuestos, una minucia si lo comparamos con ese I.R.P.F. que pagan los asalariados y del no es posible evadirse. Aquí, en España, tan sólo se evaden las rentas del capital ya que las del trabajo ya están suficientemente controladas por el Gobierno.

Rato sigue paseando airoso palmito por el barrio de Salamanca y los demás, los amantes de la Justicia, estamos esperando que un juez le llame a declarar, es lo mínimo que se puede pedir que hagan con quien según dicen, presuntamente, ha evadido impuestos por valor de cinco millones de euros. En el 2013 Rato fue imputado por el uso indebido de las llamadas “tarjetas black”, que lo mismo le servían, y en el mismo día, para comprar objetos religiosos que para, al anochecer, acudir a tomar copas a alguna selecta sala de fiestas. Y como las desgracias nunca vienen solas también se le imputó por la quiebra de Bankia, quiebra que tantos millones de euros ha costado a los españolitos de a pie. Pero pese a ello el Partido Popular siguió confiando en él y nunca le pidió que se diera de baja en sus filas ni le expulsó del seno del “padre” Mariano.

Ahora, dos años después, Rato sigue coleccionado “cromos judiciales” y en esta caída en desgracia suma tres motivos más para acomodar su trasero en el banquillo de los acusados. A la falsedad documental, apropiación indebida y administración leal del año 2013 en este 2015 se añaden el blanqueo de capitales, alzamientos de bienes y fraude fiscal. Todo ello, si la Fiscalía Anticorrupción lo demuestra y el juez así lo estima hará que Rato a los títulos políticos que tenía añada también el de ser el primer Vicepresidente de un Gobierno de España condenado por prácticas ilícitas.

Alguien le ha gastado una mala jugada a Rato aireando judicialmente sus trapos sucios, el mismo alguien que avisó a la prensa de que se iba a producir el registro de su domicilio y su detención. Alguien cercano quiere mal a Rodrigo Rato, el que hubiera podido ser el sucesor de Aznar con sólo un gesto del “dedo de Dios”, pero creo que a ese alguien le puede salir mal la jugada y con este nuevo y aireado episodio de corrupción el Partido Popular puede seguir bajando en votos y escaños. La verdad es que la detención de Rato y el conocimiento de que se acogió a la amnistía fiscal es una bomba de relojería cuya explosión puede dejar a la muchachada de la gaviota como al gallo de Morón, sin plumas y cacareando. Y mientras en la calle de Génova, sede del PP, todo son nervios y malas caras Pablo Iglesias y Albert Rivera, los únicos beneficiados, dan saltos de alegría viendo que continúan cayendo corruptos entre “la casta” para que ambos llenen de votos sus alforjas.

Un mal Rato lo tiene cualquiera

El PP, semillero de corrupción
Rafa Esteve-Casanova
martes, 21 de abril de 2015, 08:06 h (CET)
La carrera política de Rodrigo Rato comenzó el día en que su padre, el empresario Ramón Rato, se presentó en el despacho de Manuel Fraga, factótum por aquellos días de la casa madre del PP, la antigua Alianza Popular franquista, y lanzando un cheque sobre la mesa seguramente dijo aquello de “Manolo quiero que el chico entre en política”. Rato, padre, amo y señor de un imperio radiofónico quería afianzar la empresa familiar teniendo en la política a su hijo preferido. Antes, y también ahora, se hacían así las cosas, tener un hijo en la política facilitaba mucho las políticas caciquiles que durante años la derecha ha llevado a cabo.

Y después de un buen montón de años la carrera política de aquel jovenzuelo amparado por la chequera del padre ha entonado su canto del cisne mientras era ayudado a subir a un vehículo policial como si de cualquier delincuente de tres al cuarto se tratara, en lo único que se le podía distinguir que era algo más que un chorizo habitual era en que los agentes no le habían esposado. Tal vez les daba vergüenza enmanillar a quien durante años nos fue vendido como el inspirador y salvador de la economía española. Pero en realidad las teorías económicas de quién fue Vicepresidente del Gobierno español bajo la égida aznariana lo único que han conseguido es empobrecer a la mayoría de los españoles y enriquecer a unos cuantos sinvergüenzas amparados en el paraguas de la azulona gaviota carroñera.

Rato es uno de esos que al socaire de las siglas del PP ha aprovechado la ocasión para ir haciendo caja y aumentado sus diversas y numerosas cuentas corrientes. Los conocimientos de ciencia económica, si es que los tiene, que no le sirvieron para salvar al país de la ruina los ha sabido aprovechar muy bien para ir medrando al amparo de la amnistía decretada por su amigo y colega Montoro, hoy ministro de Economía. El “mejor ministro de economía”, según Rajoy y otros próceres de la muchachada de la gaviota, mientras sacaba pecho desde su escaño en el banco azul del gobierno de Aznar y reñía a los evasores fiscales iba acumulando más y más efectivo en paraísos fiscales, al fin y al cabo, pensaba, a él no le iban a pillar con el carrito del helado. Y aprovechó la ocasión que le ofreció su colega Montoro para acogerse a la amnistía fiscal declarando un capital, nadie nos ha dicho todavía cuanto, y pagando, como la mayoría de evasores amnistiados, entre un 3 y un 4 por cien de impuestos, una minucia si lo comparamos con ese I.R.P.F. que pagan los asalariados y del no es posible evadirse. Aquí, en España, tan sólo se evaden las rentas del capital ya que las del trabajo ya están suficientemente controladas por el Gobierno.

Rato sigue paseando airoso palmito por el barrio de Salamanca y los demás, los amantes de la Justicia, estamos esperando que un juez le llame a declarar, es lo mínimo que se puede pedir que hagan con quien según dicen, presuntamente, ha evadido impuestos por valor de cinco millones de euros. En el 2013 Rato fue imputado por el uso indebido de las llamadas “tarjetas black”, que lo mismo le servían, y en el mismo día, para comprar objetos religiosos que para, al anochecer, acudir a tomar copas a alguna selecta sala de fiestas. Y como las desgracias nunca vienen solas también se le imputó por la quiebra de Bankia, quiebra que tantos millones de euros ha costado a los españolitos de a pie. Pero pese a ello el Partido Popular siguió confiando en él y nunca le pidió que se diera de baja en sus filas ni le expulsó del seno del “padre” Mariano.

Ahora, dos años después, Rato sigue coleccionado “cromos judiciales” y en esta caída en desgracia suma tres motivos más para acomodar su trasero en el banquillo de los acusados. A la falsedad documental, apropiación indebida y administración leal del año 2013 en este 2015 se añaden el blanqueo de capitales, alzamientos de bienes y fraude fiscal. Todo ello, si la Fiscalía Anticorrupción lo demuestra y el juez así lo estima hará que Rato a los títulos políticos que tenía añada también el de ser el primer Vicepresidente de un Gobierno de España condenado por prácticas ilícitas.

Alguien le ha gastado una mala jugada a Rato aireando judicialmente sus trapos sucios, el mismo alguien que avisó a la prensa de que se iba a producir el registro de su domicilio y su detención. Alguien cercano quiere mal a Rodrigo Rato, el que hubiera podido ser el sucesor de Aznar con sólo un gesto del “dedo de Dios”, pero creo que a ese alguien le puede salir mal la jugada y con este nuevo y aireado episodio de corrupción el Partido Popular puede seguir bajando en votos y escaños. La verdad es que la detención de Rato y el conocimiento de que se acogió a la amnistía fiscal es una bomba de relojería cuya explosión puede dejar a la muchachada de la gaviota como al gallo de Morón, sin plumas y cacareando. Y mientras en la calle de Génova, sede del PP, todo son nervios y malas caras Pablo Iglesias y Albert Rivera, los únicos beneficiados, dan saltos de alegría viendo que continúan cayendo corruptos entre “la casta” para que ambos llenen de votos sus alforjas.

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