Mucho nos tememos que ya todo esté decidido y, en esta ocasión, con la agravante de que lo que se nos viene encima, si Dios no hace un milagro, es capaz de helar la sangre en las venas de cualquier persona sensata, con sentido común y conocedora de lo que viene sucediendo a aquellos países gobernados por equipos de izquierdas y, en el caso de España, con el peligro añadido de que, el próximo, no se conforme con ser de izquierdas moderadas, sino más bien de una extrema izquierda llena de tics autoritarios, políticas intervencionistas y totalitarias, a todas luces insostenibles y alejadas de las del resto de países de Europa con los que hemos estado comprometidos y nos han ayudado a salir, aún en fase de meras expectativas, de la grave crisis económica a la que hemos estado sometidos.

Por desgracia, la dirección del PP ha estado torpe, lenta y desacertada en resolver problemas que ahora se le han enquistado y ya no se ve la manera de resolverlos sin tener que recurrir a medidas expeditivas que, al parecer, este Gobierno timorato no se atreve a poner en práctica. Episodios de corrupción mal enfocados y peor resueltos, han ido minando la credibilidad de la ciudadanía en el PP y lo que todavía es peor, han afectado gravemente a esta base leal y fiel que, hasta ahora, había mantenido un suelo prácticamente inalterable que le garantizaba una cantidad inalterable de votos. En estos momentos, vistos los últimos sucesos y con el remate del caso espectacular de don Rodrigo Rato, es muy previsible que o no voten o voten en blanco o se decidan por votar a un partido de izquierda moderada, como es el de Ciudadanos del señor Ribera.

Parece evidente que, con apenas tiempo para reaccionar ( por supuesto que, en el caso de las elecciones municipales y autonómicas, poco o nada se va a poder remediar para asegurar un número de votos que les permita conservar alguna de las plazas y entidades autonómicas que consiguieron en noviembre del 2011) cuando las legislativas ya las tenemos a la vuelta de la esquina y lo único que se le ocurre al señor Rajoy es insistir en los resultados económicos, aún no afianzados y con poca repercusión en las clases medias, olvidándose de que hay otros problemas que ofreció resolver y permanecen vigentes y, lo que aún es peor, las perspectivas son que no tengan una solución satisfactoria dado el nuevo enfoque que se les ha dado a algunos, completamente apartado de aquello que le pidieron sus votantes. Véase, si no, el caso de la nueva Ley sobre el aborto.

Y, ante esta situación, que a muchos nos parece el anticipo de un descomunal descalabro para nuestra nación que, con toda seguridad, va a acabar por afectar de forma decisoria al resto de las economías de la CE; no nos queda más remedio que plantearnos cuáles serían las soluciones,.evidentemente de tipo urgente y tajantes, sin concesiones a aquellos que pretenden que dejando pasar el tiempo las cosas acaban solucionándose; actuando con decisión y sin miedo, aplicando las cauterizaciones a la dirección del PP que permitan renovar el tejido y eliminar el tumor que lleva años formándose con metástasis incluida. Ya no se trata de andarse por las ramas sino de entrar de lleno en aquellos aspectos en los que se ha fallado sin contemplaciones ni dilaciones inútiles. no Actuaciones que si no fueran suficientes para recobrar lo perdido al menos bastaran para atenuar el impacto de la pérdida de votos que se viene anunciando y establecer las bases para la urgente regeneración que, evidentemente, precisa el partido, el único que defiende ( o, hasta hace poco, defendía) los principios básicos de la economía de mercado, de la tradición cristiana y de los valores contenidos en la Constitución, entre ellos y principalmente, la unidad de España y la no discriminación de los españoles por lugar de nacimiento.

Forzosamente tenemos que fijarnos, una vez más en la única figura que hoy en día tiene el prestigio, la preparación, la consideración internacional y los arrestos para coger al toro por los cuernos y hacerle regresar al toril de donde nunca se le debió permitir salir. Estamos hablando, evidentemente, del señor Aznar, el expresidente del gobierno, que fue capaz, durante sus dos legislaturas, de darle la vuelta a una España en situación de precariedad, cuando le fue entregada por el gobierno socialista del señor F.González en estado catatónico y la convirtió en un ejemplo para el resto de países de la UE, sacándola de la penuria económica y llevándola a formar parte de la CE, donde fue aceptada con nota de notable. Ni el señor Rajoy puede permitirse, después de los últimos zarpazos que la corrupción y el caso Rato le han propinado, el mantenerse impávido al frente del Gobierno y el PP, sin mover ficha; teniendo en cuenta que su imagen se ha convertido en una pesada carga para el partido y sus posibilidades ante las urnas se pueden considerar como muy deterioradas; ni tampoco el señor Aznar puede negarse a asumir las responsabilidades que, como español y patriota, le corresponden en unos momentos en los que su partido precisa de su colaboración y apoyo más que nunca. España necesita un revulsivo que haga reaccionar a la mayoría silenciosa para evitar que pueda caer, una vez más, en manos del comunismo totalitario.

Los avisos que vamos recibiendo del resto del mundo son lo suficientemente explícitos para tomarse en serio el peligro que comporta, para España, la posibilidad de que partidos como Podemos, del señor Pablo Iglesias, pudieran llegar a gobernar en nuestra nación. Desde las agencias de rating; S&P, Fitch o Mooby’s, aunque mantienen para España las BBB, avisan de que la confianza de los inversores empieza a tener en cuenta la posibilidad de que, un gobierno del tipo Podemos, puede acabar con la incipiente recuperación de España. Lo mismo advierten los distintos analistas, como es el señor Pablo Gil, analista de XTB que, en un artículo publicado en Libertad Digital, advierte de que una hipotética victoria de Podemos “ha puesto muy nerviosos a los inversores extranjeros” añadiendo “ la ideología antieuropeísta que ha mantenido el nuevo gobierno griego y que ha llevado hasta una situación financiera insostenible al país está provocando miedos sobre una potencial similitud en España en el caso de que Podemos llegase a gobernar” y esto ¡Casi un año antes de los comicios legislativos en España!

En estas condiciones, todos aquellos ciudadanos que no confiamos en gobiernos de izquierdas, que no comulgamos con doctrinas falsamente igualitarias ni entendemos a aquellos partidos que no aceptan la propiedad privada o quieren limitarla ( curiosamente cuando quienes promueven estas ideas extremistas no les hacen ascos a suculentos honorarios o reciben cuantiosas subvenciones de gobiernos extranjeros; porque, señores, una cosa es predicar y la otra dar trigo) y prometen el oro y el moro cuando no saben como van a poderlo hacer ni de qué medios van a contar para cumplir sus promesas; tenemos el deber de elevar nuestra protesta ante la impasividad de esta derecha remolona e incapaz de levantar cabeza, que prefiere arrastrar consigo a millones de españolas hacia la derrota a reconocer que debe recurrir a remedios extremos; entre los cuales, y con urgencia, se debe recuperar al señor Aznar para ayudarnos a salvar esta peligrosa situación en la que España esta a la puerta de caer en el caos más espantoso.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, sentimos como asoman las orejas del lobo, sin que parezca que nadie se apercibe del peligro de que acabe por zamparse lo poco que queda de nuestra patria. O así es como nos lo parece.