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Cómo comprar los votos de los ciudadanos

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En cualquier tipo de elecciones considero que debe haber respeto a los votantes y a la ciudadanía. Es, a mi juicio, vergonzoso que el partido Popular recurra al sorteo de 185.000 coches entre todos los ciudadanos que les voten el 24 M. La finalidad está clara ganar muchos más votos. Si esto sigue, en las elecciones generales el partido Popular igual ofrece 500.000 coches.

En mi opinión, esto demuestra una indudable falta de ética y de principios. Y que la Junta Electoral lo permita no me parece justo, por muchas razones, y por sentido común. Al final, si esta clase de marketing electoral se generaliza, las votaciones perderán su significado democrático, y se convertirán en un mercado. Y esto es algo muy grave para una democracia.

Lo que tampoco se justifica es el enorme desembolso que realiza el PP para la compra de los automóviles con el fin de regalarlos en un sorteo. Aunque esta operación sea respaldada también por la Asociación Nacional de la Banca y por Endesa. Pero lo más indignante es que este partido político afirme que les sale a cuenta, y que lo hacen muy a gusto, etc. No quieren darse cuenta de que se está impulsando la desigualdad y la arbitrariedad más absoluta.

Estamos ante una actitud maquiavélica que pretende conservar el poder a costa de lo que sea, y utilizando medios absolutamente ilegítimos en una competencia electoral que debe tener unas reglas cívicas mínimas.

Maquiavelo en el Renacimiento ya señaló la bondad de la indiferencia hacia la moralidad de los medios empleados por el gobernante en la conservación y aumento del poder, puesto que el fin justifica los medios.

De todos modos, como escribe Copleston: «Eso no significa que Maquiavelo tuviese intención alguna de aconsejar la difusión de la inmoralidad. Era perfectamente consciente de que una nación moralmente degradada y decadente está condenada a la destrucción; él lamentaba la condición moral de Italia y tenía una sincera admiración por las virtudes cívicas del mundo antiguo».

Si se realizara una encuesta preguntando a la población española para saber lo que opina de esta iniciativa de sortear coches a los que muestren su papeleta al interventor, estoy convencido de que la mayor parte estaría en desacuerdo con este mercadeo de los votos. Supone, en mi opinión, querer comprar los votos, sin importar el coste para seguir ganando en las elecciones, con el mayor margen de votos respecto a las demás formaciones políticas. Lo razonable sería que estas prácticas no fueran autorizadas en unas votaciones que son supuestamente democráticas.

En las campañas electorales deben mostrarse argumentos, razones, etc., pero no estrategias carentes de civismo. El dinero que se ha gastado en la compra de los automóviles debía haber sido empleado en mejorar la situación económica de los más desfavorecidos por la crisis económica en nuestro país.

Ante la situación social que está atravesando España es intolerable que se dedique dinero, por parte de un partido, a la compra de 185.000 vehículos, con más de cuatro millones de parados, etc. Y con la desestructuración que causa este alto nivel de desempleo, y con la existente precariedad laboral, desahucios, baja calidad de muchos empleos, etc.

Cómo comprar los votos de los ciudadanos

José Manuel López García
sábado, 18 de abril de 2015, 22:03 h (CET)
En cualquier tipo de elecciones considero que debe haber respeto a los votantes y a la ciudadanía. Es, a mi juicio, vergonzoso que el partido Popular recurra al sorteo de 185.000 coches entre todos los ciudadanos que les voten el 24 M. La finalidad está clara ganar muchos más votos. Si esto sigue, en las elecciones generales el partido Popular igual ofrece 500.000 coches.

En mi opinión, esto demuestra una indudable falta de ética y de principios. Y que la Junta Electoral lo permita no me parece justo, por muchas razones, y por sentido común. Al final, si esta clase de marketing electoral se generaliza, las votaciones perderán su significado democrático, y se convertirán en un mercado. Y esto es algo muy grave para una democracia.

Lo que tampoco se justifica es el enorme desembolso que realiza el PP para la compra de los automóviles con el fin de regalarlos en un sorteo. Aunque esta operación sea respaldada también por la Asociación Nacional de la Banca y por Endesa. Pero lo más indignante es que este partido político afirme que les sale a cuenta, y que lo hacen muy a gusto, etc. No quieren darse cuenta de que se está impulsando la desigualdad y la arbitrariedad más absoluta.

Estamos ante una actitud maquiavélica que pretende conservar el poder a costa de lo que sea, y utilizando medios absolutamente ilegítimos en una competencia electoral que debe tener unas reglas cívicas mínimas.

Maquiavelo en el Renacimiento ya señaló la bondad de la indiferencia hacia la moralidad de los medios empleados por el gobernante en la conservación y aumento del poder, puesto que el fin justifica los medios.

De todos modos, como escribe Copleston: «Eso no significa que Maquiavelo tuviese intención alguna de aconsejar la difusión de la inmoralidad. Era perfectamente consciente de que una nación moralmente degradada y decadente está condenada a la destrucción; él lamentaba la condición moral de Italia y tenía una sincera admiración por las virtudes cívicas del mundo antiguo».

Si se realizara una encuesta preguntando a la población española para saber lo que opina de esta iniciativa de sortear coches a los que muestren su papeleta al interventor, estoy convencido de que la mayor parte estaría en desacuerdo con este mercadeo de los votos. Supone, en mi opinión, querer comprar los votos, sin importar el coste para seguir ganando en las elecciones, con el mayor margen de votos respecto a las demás formaciones políticas. Lo razonable sería que estas prácticas no fueran autorizadas en unas votaciones que son supuestamente democráticas.

En las campañas electorales deben mostrarse argumentos, razones, etc., pero no estrategias carentes de civismo. El dinero que se ha gastado en la compra de los automóviles debía haber sido empleado en mejorar la situación económica de los más desfavorecidos por la crisis económica en nuestro país.

Ante la situación social que está atravesando España es intolerable que se dedique dinero, por parte de un partido, a la compra de 185.000 vehículos, con más de cuatro millones de parados, etc. Y con la desestructuración que causa este alto nivel de desempleo, y con la existente precariedad laboral, desahucios, baja calidad de muchos empleos, etc.

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