A lo largo de la historia, las consultas populares han brillado por su ausencia, caracterizadas las mismas por una escasa legitimidad muchas de ellas. Pero, ¿cuál es la legitimidad necesaria para hablar de una consulta legitimada?
El derecho a decidir de un pueblo, de una comunidad de personas, de ciudadanos y ciudadanas de un mismo territorio, es un derecho muy bien estipulado en la mayoría de las constituciones occidentales, pero escasamente llevado a cabo en la practica. El derecho a decidir es y será el pilar fundamental para la creación de una comunidad. Que sus habitantes, que sus ciudadanos tengan el derecho a decidir cómo quieren las cosas es fundamental para el futuro de esa comunidad. La toma de decisiones, junto con la convivencia y el respeto son los tres pilares de cualquier sociedad que aspire a mantenerse con el paso de los años.
En pleno siglo XXI, a Euskal Herria no se le reconoce el derecho a decidir libremente su futuro. Se le impone el futuro marcado desde Madrid, negando a Euskal Herria la posibilidad de convocar un referéndum, realizar una consulta o simplemente preguntar a la gente si esta a favor o en contra de la independencia del pueblo vasco.
Hablamos de números muchas veces cuando hablamos de independencia. 49%, 51%... pueden ser números que reflejen la heterogeneidad del pueblo vasco. Pero aun siendo tan ajustados pregunto, ¿Qué es más legitimo? Oprimir al 49% o al 51% de la población de un territorio. Aunque goza de muy poca legitimidad es mas legitimo oprimir al 49% que al 51%. En Euskal Herria sucede una cosa muy parecida. Sólo contando Euskadi (Araba, Gipuzkoa y Bizkaia), la mayoría a favor de una tesis independentista es abrumadora, como marcan algunos indicadores sociológicos y políticos, como es el caso de la representatividad nacionalista en el Parlamento Vasco (mayoría absoluta), Encuestas realizadas (EuskoBarometro), representación institucional local, etc...
Además de estos indicadores es preciso recalcar que en una consulta popular los votos de todos los vascos tendrían el mismo valor numérico y la misma representatividad, no como en la actualidad en la que el voto alavés vale, 4 votos bizkainos y 2,5 votos gipuzkoanos (barremos utilizados para la representatividad en el Parlamento Vasco). Por tanto la legitimidad de una futura posible secesión del Estado español y la consecución de un Estado vasco independiente es mucho mayor de la que muchos piensan y sobretodo de las que muchos temen.
El futuro de los vascos y vascas lo tendrán que decidir los vascos y vascas libremente, sin presiones de ningún tipo, ni de un lado ni de otro. Si aceptamos esto, la democracia española gozará de mejor salud y podremos hablar de un verdadero Estado de Derecho y Social.