Los últimos estudios en neurociencia indican que las emociones potencian el aprendizaje, y que sólo podemos aprender lo que amamos, lo que nos dice algo, lo novedoso para las personas, aquello que juega un papel en nuestra vida, lo que adquiere significado en nuestras vidas, lo que que sobresale de lo natural. Todo esto potencia nuestra curiosidad, nuestra atención, nos desequilibra y conecta con nosotros.
Los grandes teóricos de las emociones nos invitan a descubrir el apasionante mundo de vivir desde la gestión de los sentimientos, el conocer tu propia respuesta física y personal ante la vivencia de una situación que te rememora una vivencia emocional, que te hace sentir, en definitiva emocionarte. Pero el buen gestor de emociones, aquellos que cultivan la inteligencia emocional son buenos descubriéndolas en los otros, sabiendo que sienten en cada momento.
En interesante que sepas que desde la ciencia de la felicidad nos planteamos que es importante potenciar en nuestra vida las emociones positivas, es decir, aquellas que suman y no restan, como la alegría o la esperanza o incluso la risa. Esas vivencias producen en nosotros una respuesta cerebral que se traduce en cambios a la hora de interpretar nuestra realidad, potenciando la liberación de hormonas y sustancias cerebrales relacionadas con los centros del placer y que son precursores de la felicidad.
Es fundamental que conozcas que tanto esas sustancias, como el que entren en juego determinados centros cerebrales nos hacen cambiar la mirada. Yo siempre digo que la vivencia inadecuada de lo que denominamos emociones negativas, recorta nuestro foco de visión, es como aquella persona que entra a una habitación recién pintada y solo descubre el fallo, centrando toda su atención en esos aspectos que frenan, que restan. Cuantas veces funcionamos desde la vivencia de lo negativo, de la mirada reducida, es como el fotógrafo que quiere sacar una fotografía y necesita mucha luz pero la entrada de la misma está cerrada. En cuanto potencias una emoción positiva estás dándole al obturador y apreciamos de esa forma más claramente nuestra realidad.
Podemos decir que las emociones despiertan nuestra atención, siendo la puerta de entrada de nuestro conocimiento, nos despierta ante un entorno novedoso y que entendemos atractivo. Según Francisco Mora el neurocientífico conecta con nuestra supervivencia: “La atención nace de algo que puede significar recompensa (placer) o castigo (peligro) y que por tanto tiene que ver con nuestra propia vida”.
Por ello es fundamental que potenciemos en nuestra vida la experiencia de las emociones positivas aumentando la positividad como potencialidad de aprendizaje, pero al mismo tiempo debemos de aprender a gestionar y potenciar momentos que nos ayuden a vivir emociones que no gestionamos adecuadamente y transformamos en negativas. Es imprescindible que sepas que cada vez que experimentas una situación negativa en tu vida, el contrarrestarla implica potenciar en tu vida tres situaciones que nos generen emociones positivas, es decir, siguiendo la relación tres emociones positivas por cada negativa que vivamos.
Es por ello que en la vida debes de emocionarte y permitirte poner pinceladas de colores, es decir de positividad a través de las emociones positivas que te permitan ampliar la mirada y apreciar así toda tu realidad, es decir todo un mundo de posibilidades de aumentar la creatividad y el aprendizaje, potenciando el cambio de mirada, de percepción. ¿Te atreves a cambiar de mirada?