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Pelayo López

Verano 2007, año 0.1

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Uno tiene, inconscientemente –y creo que la mayoría la compartiréis-, la idea de que las épocas estivales son fechas en las que, lejos del típico chiringuito o verbena nocturna típica de esta temporada, el amodorramiento nos regocija a todos. Sin embargo, este verano es, al mismo tiempo, punto de partida en unos casos y primera escala en otros para numerosas leyes que, directa o indirectamente nos marcan cual rayo de sol en plena hora centro. Y es que, aunque el verano es sagrado también para lo políticos, ellos, como el resto, se van con los deberes hechos.

La fiesta fin de curso en el ámbito político es el anual Debate sobre el Estado de la Nación, esa maratoniana cita parlamentaria en la que todos hacen lo que se supone que tienen que hacer, en función de la ubicación de sus escaños, y en la que todos se autoconceden la victoria independientemente de la brillantez con la que hayan sacado a relucir su más fluida o parca oratoria. ¿Quién ha salido fortalecido esta vez?. Seguramente el índice de audiencia de la 2 no. Este verano 2007 supone la entrada en vigor de la nueva Ley del Suelo –de la que, entre otras muchas cosas, se espera que frene los pelotazos urbanísticos y el precio de la vivienda-, y, conjuntamente, el primer año de funcionamiento tanto del carné por puntos como de la última reforma laboral. Para confirmar las esperanzas depositadas en la primera habrá que esperar un tiempo, y, en relación a las otras dos cuestiones, ya hay por un lado voces demasiado optimistas y por otro críticos avalados por el desencanto. Quienes tienen que vender los productos resumen el primero en más estabilidad y el segundo en menos víctimas. Como siempre, a cada cual nos va según en qué punto nos encontremos, aunque, para que la burra no se quede sin leche demasiado pronto, la precariedad sigue siendo estando a la orden del día y cada semana son demasiadas todavía las personas que pierden la vida en el asfalto.

Sumad y restad todos de él, porque este verano está más activo que nunca: si habéis hecho la declaración de la renta –espero que os salga a devolver-, si os han quitado ya algún punto del carné de conducir –un curso de reciclaje nunca viene mal-, si no os dejan construir una segunda residencia en vuestra finca particular del pueblo –siempre podéis empezar levantando una pequeña casa de labranza- o si enlazáis contratos temporales unos tras otros –algún día seréis indefinidos de verdad-… recordar que el verano, además de descanso, este año es Verano 2007, Año 0.1.

Verano 2007, año 0.1

Pelayo López
Pelayo López
lunes, 9 de julio de 2007, 22:38 h (CET)
Uno tiene, inconscientemente –y creo que la mayoría la compartiréis-, la idea de que las épocas estivales son fechas en las que, lejos del típico chiringuito o verbena nocturna típica de esta temporada, el amodorramiento nos regocija a todos. Sin embargo, este verano es, al mismo tiempo, punto de partida en unos casos y primera escala en otros para numerosas leyes que, directa o indirectamente nos marcan cual rayo de sol en plena hora centro. Y es que, aunque el verano es sagrado también para lo políticos, ellos, como el resto, se van con los deberes hechos.

La fiesta fin de curso en el ámbito político es el anual Debate sobre el Estado de la Nación, esa maratoniana cita parlamentaria en la que todos hacen lo que se supone que tienen que hacer, en función de la ubicación de sus escaños, y en la que todos se autoconceden la victoria independientemente de la brillantez con la que hayan sacado a relucir su más fluida o parca oratoria. ¿Quién ha salido fortalecido esta vez?. Seguramente el índice de audiencia de la 2 no. Este verano 2007 supone la entrada en vigor de la nueva Ley del Suelo –de la que, entre otras muchas cosas, se espera que frene los pelotazos urbanísticos y el precio de la vivienda-, y, conjuntamente, el primer año de funcionamiento tanto del carné por puntos como de la última reforma laboral. Para confirmar las esperanzas depositadas en la primera habrá que esperar un tiempo, y, en relación a las otras dos cuestiones, ya hay por un lado voces demasiado optimistas y por otro críticos avalados por el desencanto. Quienes tienen que vender los productos resumen el primero en más estabilidad y el segundo en menos víctimas. Como siempre, a cada cual nos va según en qué punto nos encontremos, aunque, para que la burra no se quede sin leche demasiado pronto, la precariedad sigue siendo estando a la orden del día y cada semana son demasiadas todavía las personas que pierden la vida en el asfalto.

Sumad y restad todos de él, porque este verano está más activo que nunca: si habéis hecho la declaración de la renta –espero que os salga a devolver-, si os han quitado ya algún punto del carné de conducir –un curso de reciclaje nunca viene mal-, si no os dejan construir una segunda residencia en vuestra finca particular del pueblo –siempre podéis empezar levantando una pequeña casa de labranza- o si enlazáis contratos temporales unos tras otros –algún día seréis indefinidos de verdad-… recordar que el verano, además de descanso, este año es Verano 2007, Año 0.1.

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