“Un proyecto de los magnates y los pudientes”, según la ministra de economía nacional, es el que gano en las elecciones de la capital, del día 3 de Junio del corriente, con lo cual deduzco que el 46 % de lo votos que obtuvo el macrismo es de esa categoría.
Soy de los que se educo en la arbitrariedad de las dictaduras, estuve varias veces en la Plaza de Mayo cantando contra las autoridades de turno, pidiendo por la democracia y soñando que con su llegada terminaba una época nefasta y comenzábamos a complacernos con la justicia y la dignidad.
¿Donde tengo que ir hoy a protestar?, contra tanto grotesco, lo que si me dio la democracia, fue la oportunidad de conocer un discurso distinto ante cada situación.
Los políticos que nos gobiernan, tienen una palabrería increíble para sostener una situación adversa, desde el que logró el segundo lugar al último, realizan su descargo con la correspondiente apología del sistema democrático, apelando a la soberanía popular “que decidió el resultado, sin dejar de resaltar las bondades de su partido y su continuidad en la lucha por un sistema mejor.”
No quiero abundar en palabras vacías y reiteradas por cada político que nos toque escuchar, con sus promesas de justicia y bienestar general, para no puntualizar en nada que los comprometa en el futuro.
La ética (estudia la moral y determina qué es lo bueno y, desde este punto de vista, cómo se debe actuar. Es decir, es la teoría o la ciencia del comportamiento moral de los hombres), hago la aclaración ya que muchos desconocen este término, parece no ser aplicable a la casta de políticos que nos gobiernan.
El ahora superman-ministro, Daniel Filmus, en su discurso de trinchera, acompañado como se debe por la primera dama y casi todo el gabinete, prometió dar pelea en el ballotage, el 24 de Junio a un ganador de la elección en la cual sumados los votos del segundo y tercero, no alcanzan a superarlo, Macri obtuvo el 46%, Filmus 23% y Telerman 20%.
La dupla de los Ministros Fernández, cada uno a su turno, justificaron esta situación con variados argumentos, con lo cual además de ética carecen de moral ciudadana (considerada como el conjunto de costumbres, creencias, valores y normas de una persona o grupo social determinado que ofician de guía para el obrar, orientan acerca del bien o del mal, o bien, correcto o incorrecto, de una acción), nuevamente realizo esta manifestación del significado por estar convencido que estos ministros ignoran.
Tanta hipocresía los acerca cada vez más a los farsantes vendedores callejeros que con sus artes malabaristas, logran robarnos nuestras pertenencias, sin dudarlo en este caso especifico nos despojan de nuestras creencias, mucho mas dañino aún.
Pero como perla de este banquete nos faltaban las declaraciones de la “mayor victima de la confabulación política de estos años”, el Sr. Ibarra.
Quien dijo en tono conciliador a los padres de Cromañon: ”Yo les pido disculpas a todos los padres, a todos los familiares, porque seguramente no supe transmitirles el dolor, la indignación, la bronca y la impotencia que sentí desde el primer día. Pido disculpas...”
Como si con las disculpas pudiera borrar la inacción de un gobierno que estableció un modelo que resignó su poder de policía, función esencial que la Constitución de la Ciudad marca para el Poder Ejecutivo y que hoy mas que nunca nos demuestran que el dolor es solo dolor en aquellos que lo padecen, los familiares y amigos de estos adolescentes son los únicos que los recordaran en cada aniversario de la tragedia, en cada cumpleaños con la congoja que solo ellos conocen. La sociedad en su conjunto seguirá con su actividad, respaldando o desaprobando sucesos futuros meramente coyunturales.
Los hombres de bien ante tamaña desgracia, deberian primero apartarse de sus funciones y suspender a todos aquellos funcionarios involucrados en el control y habilitación de los lugares públicos, para no detentar el manejo de medios y el poder que da el mismo y ponerse a disposición de la justicia.Este seria un acto de dignidad, no valen otros argumentos meramente políticos para salir del paso o solicitar perdones o disculpas. Tanta hipocresía y simulación es la que debemos tolerar hasta que el sistema se depure, solo nuestra participación activa y la insistencia en reglas claras, precisas y de contralor general de nuestros impuestos como el cumplimiento de las promesas preelectorales, nos permitirá afianzar el sistema.