Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas
Para transmitir una actitud positiva el voluntario ha de comenzar por aceptarse a sí mismo y por desarrollar una serie de actitudes y de aptitudes comunicativas

Saber comunicar

|

El voluntario social tendrá mayor facilidad para la comunicación si posee el suficiente autocontrol emocional para saber hasta dónde o hasta cuándo implicarse. Cuando su misión alcanza su límite, será preciso derivar la situación hacia otro servicio o hacia un profesional.

También son importantes la autoestima y la auto aceptación, que facilitarán que los demás nos acepten a nosotros mismos. Como voluntarios, debemos aprender que debemos respetarnos y reírnos de nosotros mismos si queremos transmitir autoestima al otro.

Tener clara nuestra motivación como voluntarios transmite seguridad y puede ayudar a dar continuidad a nuestro servicio. La empatía y una actitud positiva dotarán de autenticidad y de credibilidad a nuestro voluntariado.

La confianza en el “ayudado” y una actitud positiva facilitan la constancia y la intensidad de nuestra motivación. Es necesario creer en la potencialidad de la otra persona para cambiar su situación. La tremenda capacidad de superación del ser humano ha quedado demostrada a lo largo de la historia.

La ausencia de juicios moralizantes es fundamental, pues somos voluntarios, no jueces. Y como tal aceptaremos a la otra persona tal como es, no “a pesar” de cómo es.

No hay que abusar de frases que inviten a no sentir: “No importa, no te preocupes, no pasa nada, todo se arreglará...”. Más bien hay que ayudar a asumir dentro de la realidad y en el contexto de cada persona las situaciones desagradables para encontrar soluciones particulares. Si el voluntario usa un “No te preocupes”, tendrá que argumentarlo porque, si no, quedará como una frase hueca.

Tampoco conviene recurrir a generalizaciones extremas que nos hagan construir todo un mundo a partir de un pequeño detalle que nos muestre una persona. El tono de voz y el aspecto físico de una persona nos puede llevar a deducir que es toxicómano, probablemente inculto, casi con seguridad habrá robado y, por lo tanto, debe haber estado en la cárcel y posiblemente esté infectado de SIDA, características que le hacen ser no muy fiable para un tratamiento de reinserción... y todo por un aspecto físico que perfectamente puede no coincidir con la realidad de esa persona.

Esto tiene mucho que ver con los prejuicios infundados y nadie posee enteramente las características de ningún grupo; cada uno poseemos particularidades y diferencias que nos hacen únicos y como tales ha de tratar el voluntario a los beneficiarios del programa en el que actúe.

La cordialidad, cualidad del corazón, la honestidad y el calor humano nos permitirán ganarnos la confianza de los otros, de manera que nos resultará más fácil corregir errores, ser firmes o decir verdades si llega la ocasión.

Saber comunicar

Para transmitir una actitud positiva el voluntario ha de comenzar por aceptarse a sí mismo y por desarrollar una serie de actitudes y de aptitudes comunicativas
José Carlos García Fajardo
jueves, 2 de abril de 2015, 07:05 h (CET)
El voluntario social tendrá mayor facilidad para la comunicación si posee el suficiente autocontrol emocional para saber hasta dónde o hasta cuándo implicarse. Cuando su misión alcanza su límite, será preciso derivar la situación hacia otro servicio o hacia un profesional.

También son importantes la autoestima y la auto aceptación, que facilitarán que los demás nos acepten a nosotros mismos. Como voluntarios, debemos aprender que debemos respetarnos y reírnos de nosotros mismos si queremos transmitir autoestima al otro.

Tener clara nuestra motivación como voluntarios transmite seguridad y puede ayudar a dar continuidad a nuestro servicio. La empatía y una actitud positiva dotarán de autenticidad y de credibilidad a nuestro voluntariado.

La confianza en el “ayudado” y una actitud positiva facilitan la constancia y la intensidad de nuestra motivación. Es necesario creer en la potencialidad de la otra persona para cambiar su situación. La tremenda capacidad de superación del ser humano ha quedado demostrada a lo largo de la historia.

La ausencia de juicios moralizantes es fundamental, pues somos voluntarios, no jueces. Y como tal aceptaremos a la otra persona tal como es, no “a pesar” de cómo es.

No hay que abusar de frases que inviten a no sentir: “No importa, no te preocupes, no pasa nada, todo se arreglará...”. Más bien hay que ayudar a asumir dentro de la realidad y en el contexto de cada persona las situaciones desagradables para encontrar soluciones particulares. Si el voluntario usa un “No te preocupes”, tendrá que argumentarlo porque, si no, quedará como una frase hueca.

Tampoco conviene recurrir a generalizaciones extremas que nos hagan construir todo un mundo a partir de un pequeño detalle que nos muestre una persona. El tono de voz y el aspecto físico de una persona nos puede llevar a deducir que es toxicómano, probablemente inculto, casi con seguridad habrá robado y, por lo tanto, debe haber estado en la cárcel y posiblemente esté infectado de SIDA, características que le hacen ser no muy fiable para un tratamiento de reinserción... y todo por un aspecto físico que perfectamente puede no coincidir con la realidad de esa persona.

Esto tiene mucho que ver con los prejuicios infundados y nadie posee enteramente las características de ningún grupo; cada uno poseemos particularidades y diferencias que nos hacen únicos y como tales ha de tratar el voluntario a los beneficiarios del programa en el que actúe.

La cordialidad, cualidad del corazón, la honestidad y el calor humano nos permitirán ganarnos la confianza de los otros, de manera que nos resultará más fácil corregir errores, ser firmes o decir verdades si llega la ocasión.

Noticias relacionadas

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto